Las inversiones dirigidas a los jóvenes de las zonas rurales deben tener en cuenta la dimensión climática por dos simples motivos: en primer lugar, el éxito y la sostenibilidad de las iniciativas tendientes a generar empleos para los jóvenes dependerán del clima en el futuro (así como de otras numerosas variables en los ámbitos económico y de políticas), y en segundo lugar, de no hacerlo afectará a los jóvenes de hoy durante toda su vida.


jóvenes FIDA cambio climático

©FIDA/Susan Beccio


El cambio climático es un desafío para la juventud debido a que la mayoría de los países con poblaciones con un alto porcentaje de jóvenes también dependen en gran medida de la agricultura, un sector sumamente vulnerable al cambio climático.

Se prevé que las perturbaciones climáticas relacionadas con las sequías, las inundaciones, el estrés térmico, los incendios, el aumento del nivel del mar, los daños causados por tormentas, las plagas y otros fenómenos sean más frecuentes e intensos, a menos que se incorporen sin demora y con eficacia estrategias de adaptación y mitigación en las políticas de desarrollo y en las inversiones. Los países con las proporciones más elevadas de jóvenes dependen en sumo grado de la agricultura. (véase figura 1)

La mayoría de las diversas manifestaciones del cambio climático tienen profundas repercusiones en el sector agropecuario y en otras actividades que dependen de los recursos naturales, como la silvicultura y la pesca.

Los efectos previstos del cambio climático son numerosos: una disminución en el rendimiento de los cultivos en diversas zonas y alteraciones en el valor nutritivo de granos, frutas y verduras; sufrimiento para el ganado a raíz del estrés térmico y de nuevas plagas y enfermedades; cambios en la localización geográfica de los recursos pesqueros, con las consiguientes repercusiones en los océanos, y disminución de la cubierta forestal, lo que agrava el cambio climático y amenaza los medios de vida de las comunidades que dependen de los recursos forestales.


Figura 1. Dependencia de la agricultura y número de jóvenes como porcentaje de la población total

Fuente: Informe sobre el desarrollo rural 2019, capítulo 7 (disponible solo en inglés)


Muchos de los jóvenes que viven en países que dependen de la agricultura deberán hallar sus medios de vida en actividades relacionadas con ese sector, o bien en las explotaciones, o bien en los sectores del procesado y los servicios agrícolas. Si bien tradicionalmente grandes cantidades de jóvenes optan por no dedicarse a la agricultura, los sectores manufactureros y de servicios probablemente no puedan crear suficientes empleos para acoger a los millones de personas que ingresarán al mercado laboral. En las próximas décadas, muchos jóvenes, en particular en África al sur del Sahara, permanecerán en las explotaciones agrícolas o en las zonas rurales.

Son tres los factores que determinan la vulnerabilidad al cambio climático: la exposición, la sensibilidad y la capacidad de adaptación; en cada uno de estos ámbitos, los jóvenes de las zonas rurales en los países pobres están en desventaja. La exposición y la sensibilidad se relacionan con la dependencia de la agricultura y de otros medios de vida basados en los recursos naturales y con la existencia de deficiencias de conocimiento y de capital que dificultan la adaptación. Otro factor que limita la capacidad de adaptación son los obstáculos singulares que los jóvenes enfrentan a la hora de acceder a la tierra, al crédito y a los seguros.

Para dotar a los jóvenes de las herramientas que necesitan a fin de tener medios de vida rurales fructíferos, es fundamental invertir en estrategias de adaptación al cambio climático y mitigación de sus efectos e impulsar reformas a nivel de políticas para reducir los obstáculos. Algunos de los ámbitos clave en los que deben realizarse inversiones son:

  • Las ciencias agropecuarias, a fin de promover nuevas tecnologías y enfoques en materia de gestión que sean idóneos para enfrentarse al cambio climático.
  • Las comunicaciones, para vincular a los jóvenes de las zonas rurales entre sí y con las nuevas corrientes de conocimiento.
  • La educación y los servicios sanitarios (incluidos en materia de salud reproductiva), para ayudar a los hombres y las mujeres jóvenes a fortalecer el capital humano y a adoptar decisiones cruciales.
  • • La infraestructura, incluidas carreteras, sistemas de gestión del agua y energía verde – (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) (IPCC).

Algunas de estas inversiones ofrecerán resultados rápidos y visibles; otras que también se necesitan darán fruto únicamente en el largo plazo. Las inversiones y las reformas de políticas que se necesitan son amplias y exigen centrarse en otros aspectos además de la agricultura climáticamente inteligente. Los jóvenes de las zonas rurales en los países pobres y en aquellos que dependen de la agricultura necesitan zonas rurales climáticamente inteligentes, que a su vez exigen la aplicación de enfoques programáticos. Para tener éxito, los enfoques deben ser intersectoriales y lograr que millones de jóvenes entusiastas participen directamente en el proceso de crear oportunidades para su futuro.

Véase el capítulo 7 del Informe sobre desarrollo rural 2019: “El cambio climático: un desafío para la juventud” y el documento de antecedentes elaborado por Brooks et al (2019) para más información sobre este tema.


Karen Brooks – Profesor Adjunto en el Programa de Desarrollo Humano Global en la Universidad de Georgetown.


Nota publicada en FIDA, reproducida en PCNPost con autorización.


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