Por: Francisco Manrique.
Ahora que se ha firmado el acuerdo con las FARC, es necesario que se refrende lo negociado en el referéndum del próximo 2 de octubre. Llegada la hora de la verdad, se comienza a ver una actividad pedagógica febril por parte del Gobierno, para convencer a un grupo mayoritario de colombianos, para que depositen su voto por el SÍ. Santos necesita que se logre una votación muy superior a los 4.5 millones, que es el mínimo legal necesario, para que se justifique el enorme desgaste al que se va a someter el país durante las próximas seis semanas.
Pero hay un hecho que llama mucho la atención: lo que no se hizo durante los pasados cuatro años, se va a tratar de realizar en solo unas pocas semanas. Y aquí surge varias preguntas:
- ¿Qué tan viable es el éxito, cuando ha sido tan evidente el fracaso en este tema, durante tanto tiempo?
- ¿Cuál va a ser la pedagogia, que va a corregir el vació que se tuvo sobre el tema, durante este periodo?
- ¿Es posible que sean los políticos tradicionales, quienes logren el milagro pedagógico de mover masivamente a los colombianos, sin recurrir el miedo como motivador principal?
- ¿Qué se necesita para crear un contexto diferente, para convencer a una mayoría, para que apoyen lo acordado?
El primer problema de las señales que están enviando los promotores del SI, es que lo están orientando únicamente a la coyuntura del día del referéndum. Nada he escuchado del proceso aún más complejo, que se requiere para enfrentar lo que viene, en cualquiera de los dos escenarios posibles que se pueden presentar.
En caso de que salga el SI, la transición que se logre, es un gran desafío pedagógico. Se debe de invitar a los colombianos a dejar de sentirse las victimas pasivas, de una dinámica de violencia de muchas décadas, para pasar a ser los protagonistas principales de la construcción de una nuevo capítulo de la historia de nuestro país. Para ello, se debe convocar a la gente alrededor de un propósito superior colectivo, que brinde la esperanza de un mejor futuro, y que justifique vencer los miedos, y los inmensos obstáculos que se van a encontrar en el camino.
Más allá de las objeciones que se tengan en relación a lo acordado con las FARC, y de las dificultades que se van a enfrentar en la implementación de lo pactado, hay grandes riesgos de frustrar las expectativas que se han abierto en estos días. Pero el mayor de ellos, es que los colombianos entiendan que les llegó la hora de ser los protagonistas de su propio destino.
Pero la verdad, es que no estamos preparados para asumir este reto, porque los dirigentes políticos no hicieron bien su tarea. Pero también, porque hemos mostrado una inmensa inconsciencia de la responsabilidad histórica que nos compete a todos, en la construcción de una sociedad incapaz de dirimir sus diferencias sin recurrir a la violencia.
Por la razón anterior, en este escenario no podemos dejar que, un cambio tan dramático en el comportamiento ciudadano hacia el futuro, quede solo en las manos de quienes han demostrado una gran incapacidad de liderazgo en el pasado. Si, porque lo que se necesita es LIDERAZGO en mayúsculas. Y lo que hemos observado en estos años, es un inmenso vacío en este campo.
Además de la tremenda debilidad institucional, el tener una economía debilitada, lo que pone en duda los recursos que se van a necesitar, la falta de liderazgo es el mayor riesgo para tener éxito para lo se vendría en este escenario. Y lo más preocupante, es que el tema no ha ocupado ni una línea, en el torrente de artículos escritos sobre la paz en estos años.
En el caso de que salga el NO, en este escenario también habrá un inmenso reto pedagógico pero de otro orden. Como lo demuestra el caso del Brexit en la Gran Bretaña, el más grande error de quienes promovieron el referéndum, así como de quienes subestimaron esa posibilidad como Cameron, es que no planearon qué hacer con este resultado negativo y no había un plan B. Como consecuencia, se encontraron con los pantalones abajo, y se introdujo un nivel de incertidumbre inmenso hacia el futuro, cuyos inmensos costos hoy ya son evidentes.
En este caso, es muy probable que se vuelva a lo mismo que hemos tenido, y cuyos resultados ya los conocemos: más muerte, destrucción y violencia. Pero habremos introducido algo nuevo: en el último año y medio de Santos en la Presidencia, tendremos un gobierno castrado, desprestigiado y sin una posible salida y espacio político, como si la tuvo Gran Bretaña con una nueva Primera Ministra, la Sra May. La gobernabilidad, que ha tenido el país en los últimos 12 años, será la gran sacrificada.
En este escenario, las consecuencias del NO cogerían al país muy mal parqueado. Se habrá iniciado la competencia por las elecciones del 2018, con una pais tremendamente divido. Pero también en una situación económica muy frágil, como ya es hoy evidente en los análisis hechos por los expertos. Los resultado combinados de este escenario, afectarán seriamente la credibilidad y confianza internacional en Colombia.
A Santos se le ha preguntado si tiene un plan B en el caso de que el NO salga adelante. Y reiteradamente ha dicho que no lo tiene. Como Cameron en la GB, lanzó al país a la aventura del referéndum, cuando no era necesario hacerlo, sin contar con una alternativa para enfrentar el resultado. Como avezado jugador de Poker, según dicen quién lo conocen, se está jugando el todo por el todo, sin una puerta de salida que impida las consecuencias de este escenario. Por lo tanto, los colombianos tampoco estamos preparados para enfrentar esta situación.
Con este Post, he querido a hacer más visible, el verdadero reto de lo que debería ser un proceso pedagógico. No se trata de vender palomitas blancas, ni vender ilusiones sobre una paz, que no era el objetivo real del proceso. Hay que tratar a los colombianos como adultos para que puedan sopesar de madera madura las opciones y sus consecuencias. El caso de GB nos debería de servir de espejo y ejemplo para lo que viene.
Colombia es Pasión, fue el slogan para vender a nuestro país hace unos años. Lo que se vendía como un activo, el próximo 2 de Octubre, puede ser un pasivo para decidir nuestro futuro.
Por esta razón, la pedagogia en los escenarios del SI y del NO tendrá un reto mayúsculo adicional: se enfrenta el mundo racional, y el de los instintos altamente emocional que predomina en la actualidad, en medio de un país pasional, dividido por los odios, los miedos y su historia.
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