Una carta abierta sobre por qué creo que podemos reimaginar un mundo mejor para cada niño después de la COVID.
La COVID-19 es la primera crisis verdaderamente mundial de la que somos testigos. Independientemente de dónde vivamos, la pandemia nos afecta a todos, sobre todo a los niños. Millones de niños se han quedado sin los servicios básicos de salud, educación y protección sencillamente por haber nacido en la pobreza o a causa de su origen étnico, su raza o su religión. La COVID-19 ha acentuado esta brecha de desigualdad, y las repercusiones de la pandemia en el plano social, económico y de la salud seguirán haciendo estragos durante años, amenazando los derechos de los niños.
Sin embargo, no podemos dejarnos intimidar o quedar paralizados por estos obstáculos. La celebración del 75 aniversario de UNICEF este año nos recuerda que esta organización se creó en mitad de otra crisis histórica como resultado de la Segunda Guerra Mundial. En ese momento, habría sido fácil sentirnos abrumados por la escala de los problemas a los que se enfrentaban los niños en un mundo asolado por la guerra, pero reimaginamos las posibilidades. Construimos nuevos sistemas de salud y bienestar en todo el mundo. Vencimos a la viruela. Creamos las Naciones Unidas.
La historia nos reclama una vez más. En las graves crisis mundiales que han ocurrido en el pasado, desde guerras hasta pandemias, los dirigentes se han unido para negociar acuerdos y pactos y consensuar nuevas formas de restablecer la paz, recuperarse, reconstruir y cooperar.
Debemos aglutinar al mundo con el propósito de crear un plan concreto y práctico para proteger a nuestros niños: una promesa de nuestra generación a la siguiente de invertir en salud y en educación, crear sistemas y servicios más resilientes que puedan llegar a todos los niños y garantizar que los recortes presupuestarios y las recesiones económicas no les perjudiquen.
Si bien debemos tener clara la escala de las dificultades que afrontan los niños del mundo, también podemos fomentar las alianzas y la solidaridad trabajando sobre la base del pasado, con ambición y confianza en nuestro futuro.
No se trata de que las cosas vuelvan a ser como eran: para cientos de millones de niños del mundo, la “normalidad” nunca fue lo suficientemente buena.
Estas son las cinco oportunidades que la pandemia de la COVID-19 ha puesto de relieve para los niños del mundo y cinco lecciones acerca de cómo podemos reimaginar un mundo mejor para ellos, en palabras de los propios jóvenes.
Nota publicada en UNICEF para América Latina y el Caribe, reproducida en PCNPost con autorización.
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SOURCE: UNICEF
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