La COVID-19: Una emergencia doble

En países ya castigados por las crisis, la COVID-19 presenta una nueva amenaza y dificulta aún más la prestación de asistencia vital.


Para los cientos de millones de niños que viven en situaciones de conflicto o en algunos de los contextos más frágiles del mundo, la falta de acceso a servicios esenciales es, por desgracia, una realidad cotidiana.

Ya antes de la pandemia, UNICEF trabajaba en mejorar la atención sanitaria, el abastecimiento de agua y saneamiento, el acceso a la educación y los servicios de protección para los niños que luchan por la simple supervivencia. Pero la COVID-19  añade un problema más a la situación, ya de por sí desesperante, de unos sistemas de salud, educación y protección social sobrecargados y devastados.

UNICEF y sus aliados combaten en primera línea para proteger y mejorar las vidas de todos los niños, ayudando a prevenir la propagación de la COVID-19 y otras enfermedades y ofreciendo a los jóvenes la oportunidad de un futuro más esperanzador.

Afganistán

La devastación ocasionada por 40 años de conflictos e inestabilidad ya había hecho estragos en el Afganistán y en sus niños: hay alrededor de 3,7 millones de niños en edad de asistir a la escuela que están desescolarizados; la malnutrición aguda grave afecta a cerca de 600.000 menores de 5 años; y durante el último decenio han muerto miles de niños por causa de los conflictos armados. Pero esta calamitosa situación que viven los niños afganos puede agravarse aún más con el brote por COVID-19, debido a la fragilidad del sistema de salud y a la escasa capacidad para hacer frente a los brotes de enfermedades graves.

Una enfermedad respiratoria como la COVID-19 puede resultar especialmente peligrosa en las condiciones de hacinamiento que son habituales en los campamentos y asentamientos de desplazados internos. En cooperación con los aliados, la oficina de UNICEF en el Afganistán suministra agua potable e instalaciones para el lavado de manos, realiza diversas actividades para concienciar a la población sobre la importancia de la prevención, y presta otro tipo de ayudas a las poblaciones vulnerables.

Sudán del Sur

El prolongado conflicto que afecta Sudán del Sur ha ocasionado graves trastornos en los servicios sociales más importantes. Alrededor de 4,1 millones de niños precisan asistencia humanitaria; entre ellos se incluye a los 1,3 millones de menores de 5 años que, según las previsiones, padecerán malnutrición aguda en 2020.

Ante la inminencia de la COVID-19, además de tomar las debidas precauciones para evitar que el virus se propague, es fundamental mantener el funcionamiento de los servicios básicos para asegurar que los niños no mueran por causa de afecciones que se pueden tratar. En los centros ambulatorios para el tratamiento de la desnutrición patrocinados por UNICEF, además de aplicar las medidas de distanciamiento físico, se han instalado puntos para el lavado de manos y se ofrece jabón a los usuarios con el fin de ayudarles a mantener un entorno limpio e higiénico en el hogar.

Ucrania

Con la propagación de la COVID-19 en el séptimo año de conflicto en el este de Ucrania, las necesidades de los niños se han vuelto aún más acuciantes.

Las escuelas han desempeñado una función esencial para muchos niños, aportándoles un cierto grado de estabilidad y normalidad, además de ser un lugar donde se reúnen con los amigos. Para asegurar la continuidad de la educación y que los niños de todo el país puedan seguir aprendiendo aunque su escuela haya cerrado debido a la COVID-19, UNICEF ha colaborado con el Ministerio de Educación y Ciencia en la creación de soluciones de educación a distancia para los estudiantes, en las que se incluyen también recursos y materiales de apoyo para los progenitores, los cuidadores y los profesores. Además, la oficina de UNICEF en Ucrania ha distribuido conjuntos de material de higiene para ayudar a que las instalaciones educativas adhieran a los protocolos de seguridad.


Venezuela

Las dificultades económicas y políticas que se viven en Venezuela han tenido un efecto especialmente pernicioso sobre los niños. Las frecuentes interrupciones en los servicios básicos, la escasez de alimentos y las medidas de confinamiento han continuado socavando la capacidad de muchas familias venezolanas para satisfacer sus necesidades más básicas. La pandemia por COVID-19 complica aún más la precaria situación humanitaria del país, a la que cabe añadir también el reciente retorno de venezolanos que habían emigrado a otros países.

UNICEF ha suministrado material médico esencial, artículos de limpieza y agua potable a miles de personas en Venezuela. El 8 de abril llegó a Caracas un envío de suministros gestionado por UNICEF que, entre otros artículos de importancia vital, contenía equipos de protección personal para los trabajadores de la salud que prestan servicio en primera línea del combate contra la COVID-19.

Venezuela UNICEF COVID-19

Unos niños de una escuela situada en las afueras de Caracas aprenden a lavarse las manos correctamente con agua y jabón durante una actividad patrocinada por UNICEF.
UNICEF Venezuela/2019/Fernandez


República Árabe Siria

La amenaza inminente de la COVID-19 apareció en la región de Oriente Medio y África del Norte cuando el conflicto sirio entraba en su décimo año, en marzo, y muchos niños comenzaban su segunda década de guerra, violencia, muerte y desplazamientos. Según la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental, la pérdida de puestos de trabajo que se prevé acarreará el confinamiento y el cierre de las empresas en la región de Oriente Medio y África del Norte podría llevar a que 4 millones de niños más caigan en la pobreza, con la consiguiente sobrecarga para unos sistemas de salud ya de por sí devastados.

UNICEF ha colaborado con sus aliados para difundir mensajes sobre la prevención de la COVID-19 entre los niños sirios y sus familias; y ha suministrado agua potable y cientos de miles de pastillas de jabón para mitigar el riesgo de infección por COVID-19. Y también con ayuda de sus aliados, UNICEF llevó a cabo una campaña de puerta en puerta para repartir pastillas de jabón y concienciar sobre la importancia de lavarse las manos, que ha beneficiado a miles de refugiados sirios que viven en asentamientos informales.

Cox’s Bazar, Bangladesh

Mantener el distanciamiento físico no es una tarea nada fácil para los más de 850.000 refugiados rohingyas procedentes de Myanmar que viven en los campamentos de Cox’s Bazar, en Bangladesh. Pero gracias a los programas que lleva a cabo UNICEF, muchos niños rohingyas ya están poniendo en práctica una de las cosas más importantes que pueden hacer para protegerse: lavarse las manos correctamente y con frecuencia.

UNICEF ha impartido lecciones sobre el cuidado de la salud y la higiene a cientos de miles de niños rohingyas, y continúa distribuyendo suministros esenciales, como agua potable y jabón, por medio de sus intervenciones en materia de agua, saneamiento e higiene (WASH).

Yemen

Una pandemia como la COVID-19 representa una amenaza especialmente acuciante en un contexto como el Yemen, donde se vive la mayor emergencia humanitaria del mundo. Ya antes había en el Yemen más de 12 millones de niños necesitados de asistencia humanitaria. El sistema de salud ha estado al borde del colapso, y muchas familias tienen dificultades para acceder a la atención médica que precisan para sobrevivir. Además, la inseguridad alimentaria y la crisis económica arrasan el país, y las comunidades vulnerables enfrentan brotes de dengue, diarrea aguda y cólera.

La situación es de extrema gravedad, y por tanto es urgente aliviar la carga adicional que supone la propagación de la COVID-19. UNICEF ha ampliado los programas de preparación y respuesta en todo el país, abasteciendo con agua potable a las comunidades necesitadas y suministrando a las familias desplazadas de todo el país conjuntos de material de higiene básica (jabón, toallas, cubos y bidones) para que puedan protegerse.


Nota publicada en UNICEF para América Latina y el Caribe, reproducida en PCNPost con autorización.


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SOURCE: UNICEF