Karen Uhlenbeck ganó el Premio Abel 2019, también conocido como el “Premio Nobel de Matemáticas”, el martes pasado, la primera mujer en recibir el reconocimiento. El premio la convierte en una de las pioneras para las mujeres matemáticas, junto con Maryam Mirzakhani, la iraní que fue la primera mujer en ganar otro prestigioso premio en 2017, la Medalla Fields, otorgada por la Unión Matemática Internacional.
La Dra. Uhlenbeck es una profesora estadounidense emérita de matemáticas de la Universidad de Texas en Austin y ganó por sus “logros pioneros” en varios campos de las matemáticas. En una de sus entrevistas reconoció el desequilibrio de género en su campo de investigación y las barreras que enfrentó para continuar con su pasión. De la escuela de posgrado, ella dijo: “Era evidente que no avanzarías en las matemáticas si te relacionabas con mujeres. Nos dijeron que no podíamos hacer matemáticas porque éramos mujeres”. Inclusive cuando había tenido mi doctorado durante cinco años”, dijo más tarde, “todavía estaba luchando por saber si debía ser matemática. Nunca me vi a mí misma con mucha claridad”.
Ella no es la única. En muchos países, aunque entre los graduados hay más mujeres que hombres, las mujeres se quedan rezagadas en lo que refiere a la obtención de títulos de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). En Chile, Ghana y Suiza, las mujeres representan menos de una cuarta parte los títulos de STEM.
Los roles y expectativas de género estereotipados en la escuela y en el hogar explican en parte la segregación educativa y profesional. Los procesos de socialización, incluida la orientación profesional deficiente, la falta de modelos femeninos a seguir, la incapacidad percibida en matemáticas y el miedo a pertenecer a una minoría, pueden influir en la disposición de las niñas a elegir ciertas disciplinas.
Las clases deben ayudar a los estudiantes a reflexionar críticamente sobre las normas de género para romper los estereotipos profesionales y abordar la segregación de género. El contenido de la enseñanza debe incluir el mismo número de ejemplos de personalidades femeninas y masculinas que se citan en los libros de texto. Ayudaría a romper el molde si las científicas más famosas fueran abordadas en las escuelas, incluida Lise Meitner, la física que ayudó a descubrir la fisión nuclear en la década de 1930, Rosalind Franklin, quien nos ayudó a entender el funcionamiento interno del ADN y los virus, y Dorothy Hodgkin, quien nos ayudó a entender las moléculas. Hay muchas inventoras femeninas pioneras que también podrían ser parte del currículo, como Sophie Wilson o Mary Lou Jepson.
Para abordar la falta de equilibrio de género en la elección de temas, los gobiernos deben considerar la promoción de programas de aprendizaje, tutorías, redes o becas para mujeres en las carreras de STEM. En el Reino Unido, por ejemplo, la campaña Women in Science and Engineering, lanzada en 1984, ha promovido programas de formación-aprendizaje de ingeniería, becas para mujeres que estudian ingeniería, talleres sobre carreras en construcción e ingeniería, recursos para docentes de materias de STEM en las escuelas, y oportunidades de intercambio en redes regionales para ayudar a desarrollar vínculos entre escuelas, universidades y la industria. “Éxito STEM – Nuevas oportunidades para las mujeres”, un programa que está implementando el Ministerio Federal de Educación e Investigación de Alemania, promueve las oportunidades laborales de STEM para niñas y mujeres y financia 50 proyectos con instituciones educativas y de investigación, empresas y asociaciones en áreas como la orientación profesional, la asesoría y el intercambio en redes.
Alternativamente, el programa TechWomen utiliza la mentoría, el intercambio de conocimientos y la creación de redes para conectar y apoyar a las mujeres en STEM de África, Asia Central y Medio Oriente. Las participantes toman parte en mentorías basadas en proyectos en compañías de tecnología líderes en los Estados Unidos y se les alienta a inspirar a otras niñas y mujeres en sus comunidades a seguir sus ambiciones. Desde 2011, han participado 333 mujeres de 21 países, entre ellos Argelia, Camerún, Líbano, Kazajstán, Kenya y Zimbabwe.
Afortunadamente, la segregación de género en las carreras de STEM está atrayendo más atención global, lo que, en sí mismo, puede contribuir de alguna manera a desafiar las percepciones. Los premios, como el que recibió la Dra. Uhlenbeck, también ayudan a mover las cosas, y alteran los estereotipos y las generalizaciones sobre quién puede o no puede realizar ciertas tareas entre nosotros.
Para la Reunión Ministerial del G7 sobre Educación y Desarrollo que se celebrará en París a finales de este año, hemos estado trabajando con los países del G7, diferentes organizaciones internacionales y la sociedad civil para identificar mejores prácticas robustas para la igualdad de género en la educación, abordando una lista de desafíos fundamentales, incluyendo la falta de igualdad de género en la educación STEM. Nos complacerá compartir los resultados con ustedes cuando los tengamos.
Nota publicada en el Blog de la Educación Mundial de la UNESCO, reproducida en PCNPost con autorización.
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SOURCE: Blogs de la Educación Mundial
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