Ha sido tal el impacto de esta pandemia, que se debe de esperar, que haya un cambio significativo del papel estratégico del sistema de salud, y que hoy está al frente de la batalla para derrotar esta enfermedad. Es muy posible que haya un cambio en la valoración, de esta área tan fundamental, para el bienestar y progreso social. Hoy, se han hecho evidentes las debilidades de los sistemas de salud, aún en los países mucho más avanzados que el nuestro, que han sido desbordados por la velocidad y el impacto de la pandemia.
Hay otro cambio grande que se avecina: la lucha por obtener la vacuna cuando finalmente llegue al mercado, probablemente a finales de este año o principios del 2021. Como lo han venido mostrando las noticias durante estos largos meses de cuarentena y parálisis sobre esta materia, hoy hay una competencia muy desigual a nivel mundial por conseguir recursos tan sencillos como máscaras, o más complejos como las pruebas o los respiradores. Pero el problema va ser aún peor por la vacuna.
La dificultad que se ha tenido para conseguir estos recursos básicos pero esenciales para defenderse contra el COVID-19. Esta situación, que fue particularmente crítica en los primeros tres meses de la pandemia, está exponiendo una profunda debilidad estratégica que tenemos como país, por la total dependencia de pocos proveedores a nivel mundial. Esta realidad va a generar un cambio hacia la autosuficiencia en el campo de la salud en ciertos productos y equipos.
En estas últimas semanas, se están adelantando negociaciones multimillonarias entre gobiernos y las distintas empresas farmacéuticas, que están adelantando trabajos a marcha acelerada por la vacuna, para asegurar estar de primeros para obtener la vacuna y beneficiar a sus ciudadanos. En países como el Brasil y Mexico, se están adelantando trabajos propios de investigación y negociaciones para la producción de las vacunas.
Dada la crisis, un cambio importante será el fortalecimiento de las áreas de atención de emergencias y desastres. Así como también, la producción de vacunas en tiempos mucho más cortos. Y para evitar el traslado de virus de los animales como los murciélagos, posibles responsables del Covid-19, la prohibición de la tenencia y consumo de especies salvajes. Y en nuestro medio, se impulsará la formalización laboral de los médicos que hoy muchos de ellos no tienen en su trabajo.
Otro cambio muy claro, es el aumento de la valoración que juega la ciencia y la investigación en el manejo de la salud. A diferencia de pandemias anteriores, como la Peste Negra o la Gripa Española, donde millones murieron por ignorancia, o por superstición, solo gracias a los avances científicos, que se están acelerando notablemente en estos meses, va a ser posible encontrar la vacuna y tener unas bases mucho más sólidas para prevenir y enfrentar nuevas epidemias.
En el contexto anterior, se aumentará la inversión y la atención sobre el conocimiento y control preventivo de los virus y las epidemias que pueden causar. Se está acelerando de manera dramática, la velocidad con la que se están desarrollando nuevas pruebas, y se busca una vacuna contra el Covid~19. Los efectos en biogenética y otros campos, así como en la producción de aparatos como el respirador mecánico, tendrán unos efectos muy positivos en otros campos de la medicina.
Otro cambio que se va a dar es el desarrollo de nuevos métodos de diagnóstico, que sea tan fáciles como la detección temprana del embarazo. También, se esperan unos avances importantes en la construcción de una librería de drogas antivirales, que puedan ser movilizadas muy rápidamente cuando aparezca un nuevo virus.
Después de la epidemia de 1918, se crearon muchos de los servicios nacionales de salud en Europa. La crisis del 29 y la II Guerra sentaron las bases para la consolidación de estado de bienestar y dieron oriegen a nuevas instituciones a nivel internacional como la OMS. Es muy posible, que como consecuencia de esta crisis, surgen nuevas instituciones en el sector salud como lo pronostica Bill Gates en una entrevista reciente.
Un cambio, que en la crisis ha demostrado sus inmensas ventajas para el paciente y los médicos, es la consolidación de telemedicina, que permite consultar virtualmente la opinión de varios especialistas a la vez, y evitar el desplazamiento de los pacientes. La atención virtual vendrá acompañada de medidas de seguridad y el seguimiento por medios no invasivos, usando los celulares y algoritmos avanzados de IA, orientados a evitar los riesgos de enfermar o las crisis crónicas. Pero además se retomará la importancia de la evaluación clínica para decidir qué hacer con el paciente.
Otro cambio que se está dando es el uso de los celulares para rastrear a las personas que pueden tener el virus. Un acuerdo entre Apple y Google, para conectar los aparatos que tienen sistemas operativos distintos, manteniendo la información descentralizada, finalmente ha sido aceptado por Alemania, Austria y otros países de la CE. Este acuerdo permite respetar la privacidad de las personas y evitar el abuso de los gobiernos como el caso chino, pero a la vez, ayudar a controlar la epidemia.
En resumen, como en otros sectores afectados por el COVID-19, en de la salud los cambios se acelerarán notablemente. Los costos de no hacerlo hoy se están viendo de una manera dramática en la economía mundial.
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