Para darle más contexto a esta preocupación, veamos lo siguiente. El sector universitario ha pertenecido a ese grupo de instituciones, como la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas, para quienes cambiar les es muy difícil. Sin embargo, el costo de no hacerlo es cada vez mayor en mundo VICA (volátil,incierto,complejo y ambiguo), donde la velocidad de adaptación es cada vez más crítica.
Tomemos como ejemplo la situación actual de Iglesia Católica. Por aferrarse al celibato, y otras normas rígidas que ya no están en consonancia del entorno actual, se ha expuesto a grandes escándalos por abusos sexuales, que han minado de manera grave su credibilidad.
Pero también, la Iglesia ha perdido millones de feligreses, que se han ido para otras propuestas más atractivas ofrecidas por la competencia. No hay duda del impacto que están tendiendo la proliferación de movimientos cristianos, con una oferta más innovadora a sus creyentes para sus necesidades espirituales y de comunidad.
O veamos el caso de las FA en la actualidad. Una organización igualmente jerarquizada, pero que gracias al impacto de la tecnología, y a los cambios en la naturaleza de los conflictos, le ha tocado replantear de manera radical su forma de actuar.
Pues bien, las universidades, como instituciones que imparten la educación superior, no podían ser la excepción. La verdad, es que también están enfrentando un momento de gran cuestionamiento, en relación con cómo revisar su rol y su modelo de negocio. Muchos rectores se sienten confundidos, como le sucede también a presidentes, directores y gerentes de empresas, en todos los sectores de la economía, que enfrentan cambios profundos en su entorno.
Y esto se produce por varias razones fundamentales, motivadas por unas mega tendencias globales que están en marcha, y que están teniendo una gran impacto en dos realidades que hoy enfrentan las universidades.
La primera de ellas, son los cambios en las demandadas de formación como respuesta a los cambios tecnológicos y competitivos del entorno. Las empresas están necesitando un capital humano con unas bases diferentes a las que tradicionalmente han ofrecido las universidades. Y los estudiantes, que son parte de la generación digital, encuentran que hay otras formas de avanzar en la vida que no requieren necesariamente de los procesos formales existentes.
Pero la segunda realidad, es el surgimiento de nuevos modelos de negocio, que han aparecido por fuera del sector universitario. Con mucha agilidad e innovación, han surgido emprendedores, que han identificado una gran oportunidad para generar propuestas disruptivas en este sector, y que buscan atender de una manera diferente, las nuevas necesidades de formación exigidas por el mercado.
Innovar o morir es el dilema que enfrentan todas las organizaciones, y ahora la gran pregunta para el sector universitario es el como hacerlo.
Pero veamos cuáles son algunas de esas Mega Tendencias que hoy están en marcha y que fueron presentadas a la OECD hace dos años en el informe: “Megatrends shaping the future” .
- El envejecimiento de la población y mayor incremento migratorio
- La transformación de las matrices energéticas y mayor productividad agrícola
- Transformación de los procesos productivos y mayor facilidad de transferencia tecnológica
- Innovación en las cadenas de valor global
- Mayor competencia por el mejor talento humano
- Mayor empoderamiento a nivel de las regiones.
- Nuevas formas de crimen y terrorismo
- Cambios tecnológicos acelerados: computación en la nube, el internet de las cosas, la inteligencia artificial, analítica de datos
- Otras tecnologías de gran impacto: nanomateriales, neuro tecnologias, biología sintética, manufactura 3 D, Blockchain.
- Grandes cambios en el mercado laboral por la creciente automatización. Desaparición y creación de muchos puestos de trabajo.
- Descentralización de la producción y del trabajo: teletrabajo, horarios flexibles, espacios de CoWorking, equipos virtuales, plataforma de talento en línea,
Ahora bien, para enfrentar estas mega tendencias se requieren nuevas competencias demandas por el mercado de trabajo.
¿Pero que son las competencias laborales ? Son los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes, necesarios para llevar a cabo exitosamente una determinada actividad laboral.
Pero antes de mostrar que se está demandando en este campo, me parece que es necesario hacer una distinción entre una habilidad y una destreza. La primera es interna y natural, mientras que la segunda es aprendida. Se necesita conocimiento y habilidad para desarrollar una destreza. Y también, entender que la actitud es la manera de estar dispuesto a comportarse y actuar.
Las principales habilidades cognoscitivas demandas por el mercado laboral son: flexibilidad, creatividad, razonamiento lógico, sensibilidad a los problemas, razonamiento matemático, y visualización.
Ahora veamos el cambio que ha habido en la importancia de la 10 habilidades y destrezas más importantes detectadas entre el 2015 y proyectadas hasta el 2022. Este trabajo fue presentado al Foro Económico Mundial en septiembre del 2018.
2015
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2018
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2022
|
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1
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Resolución problemas complejos
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Pensamiento analítico e innovación
|
Pensamiento analítico e innovación
|
2
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Coordinar con otros
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Resolución problemas complejos
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Aprendizaje activo
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3
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Gerencia de personas
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Pensamiento crítico y analisis
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Originalidad creativa e iniciativa
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4
|
Pensamiento crítico
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Aprendizaje activo
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Diseño de tecnología y programación
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5
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Negociación
|
Originalidad creativa e iniciativa
|
Pensamiento crítico y análisis
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6
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Control de calidad
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Atención al detalle , confiabilidad
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Resolución problemas complejos
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7
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Orientación al servicio
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Inteligencia emocional
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Liderazgo e influencia social
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8
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Criterio en toma de decisiones
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Razonamiento, solución de problemas e ideación
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Inteligencia emocional
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9
|
Escucha activa
|
Liderazgo e influencia social
|
Razonamiento, solución de problemas e ideación
|
10
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Creatividad
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Coordinación y manejo del t
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Análisis de sistemas
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Lo primero que hay que anotar es el cambio de lo que se busca entre el 2015 al 2018 y la proyección al 2022. Llama mucho la atención que temas como negociación, orientación al servicio, control de calidad, criterio y toma de desiciones, desaparecen en tres años. Y aparecen temas como pensamiento analítico e innovación en el primero lugar, cuando la creatividad en el 2015 estaba en el último puesto, tema asociado necesariamente a la innovación.
También llama la atención que la solución de problemas complejos, que ocupaba el primer lugar en la tabla del 2015, baja al sexto puesto proyectado al 2022. La pregunta es ¿porqué?. Una posible razón es el impacto creciente de la inteligencia artificial y la analítica de datos, que hace cada vez más fácil el proceso de análisis y solución de problemas.
Y una habilidad que irrumpe con fuerza en la demanda laboral es el aprendizaje activo , que tiene un impacto en como las universidades deben de responder a todas estas demandas. Esta solicitud está asociada al reconocimiento de que el conocimiento no es estático. De hecho, lo que hoy se aprende mañana puede estar obsoleto. Por lo tanto, la capacidad de aprender y desaprender se vuelve fundamental.
Pero la conclusión muy interesante, a la que llegó el Dr Luis David Prieto, Vice Rector Académico de la Universidad Javeriana, quien amablemente me suministró la información para este blog, es la siguiente. Las universidades deben de prepararse para una creciente flexibilización de la manera de aprender, enseñar y evaluar los resultados.
Para que esto se pueda realizar, la universidad deberá garantizar tener espacios para ofrecer experiencias de vida, que le permitan al estudiante, alinear sus intereses, pasiones y hobbies. Pero también el conectarse con otras formas de aprendizaje, lo que implica aceptar conceptos como los nano títulos, micromasters, MOOCS, certificaciones, auto certificaciones, tutorías en línea, entre otros cambios disruptivos a las prácticas actuales.
La formación continúa a lo largo de la vida, será la única forma para mantenerse vigente laboralmente en un entorno como el descrito en este blog.
Y una reflexión final, que me hacía el Dr Prieto. Hay que estar preparados para una transformación muy importante de los roles del estudiante, de los profesores, y evidentemente de las instituciones de educación superior.
Pero tal vez el mayor reto estará en la respuesta del Estado para acomodarse con la agilidad y rapidez, para permitirle a las universidades los cambios que serán necesarios para enfrentar las nuevas realidades. Desafortunadamente, donde se debería de tener la mayor conciencia de las implicaciones, que es en el Ministerio de Educación, no parece que esto sea así. Y en lugar de facilitar el proceso de ajuste, se puede convertir en el mayor obstáculo para lograrlo, con un gran costo para la formación dinámica del capital humano en nuestro país.
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