La eficiencia energética es crítica para América Latina y el Caribe, una región históricamente caracterizada por un alto consumo de energía y una baja productividad. Las lecciones extraídas de la promoción de prácticas empresariales de eficiencia energética pueden ayudar a guiar las estrategias a futuro.
Por: Gabriela Aparicio, Stefano Pereira, Patricia Yañez-Pagans
Invertir en eficiencia energética tiene el potencial de impulsar el crecimiento al mejorar la productividad del sector privado de manera sostenible, algo imprescindible ahora que la recuperación posterior a la pandemia probablemente irá acompañada de una mayor demanda de energía.
La eficiencia energética ha sido denominada el “quinto combustible” después del carbón, los hidrocarburos, la energía nuclear y las energías renovables. Invirtiendo este orden, la Agencia Internacional de Energía lo considera el “primer combustible”, elevando la eficiencia energética a “forma más limpia y, en la mayoría de los casos, más barata de satisfacer nuestras necesidades energéticas”. Esto tiene sentido dado que el consumo de energía es el principal contribuyente al cambio climático, ya que representa alrededor del 60 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI).
América Latina y el Caribe (ALC) ya se caracteriza por un alto consumo de energía y una baja productividad. Esto significa que las empresas no están maximizando su producción por cada unidad de energía consumida. En este sentido, la adopción de tecnologías de mejora de la eficiencia energética no solo ayuda a reducir las emisiones, sino que también puede disminuir los costos operativos de las empresas y, a su vez, aumentar la rentabilidad.
Dada esta situación, ¿cómo podemos impulsar la adopción de la eficiencia energética en el sector privado de la región? Para comenzar, nuestro nuevo estudio de BID Invest analiza las tendencias de eficiencia energética para la región utilizando datos a nivel de empresa de más de 6.000 empresas en 19 países, extraídos de las encuestas empresariales del Banco Mundial y Compete Caribbean. Revisamos la investigación sobre cómo las empresas toman decisiones sobre la inversión en eficiencia energética y las diversas fuerzas del mercado y de comportamiento en juego. También resumimos la evidencia existente sobre lo que ha funcionado y lo que no en la promoción de la adopción de prácticas de eficiencia energética entre las empresas, con miras a orientar los enfoques futuros.
¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio?
- La mayor eficiencia energética y productividad van de la mano. La eficiencia energética se mide por la cantidad de energía requerida para producir una unidad de producción. Descubrimos que un aumento del 1 % en la productividad está asociado con un aumento del 0,4 % en la eficiencia energética. En otras palabras, las empresas más productivas tienden a invertir más en eficiencia energética y el uso más eficiente de la energía ayuda a aumentar la eficiencia en otras áreas, creando un círculo virtuoso.
- La eficiencia energética varía según el sector y las características de la empresa. En promedio, el sector de servicios es más eficiente energéticamente que la manufactura. Los tres sectores menos eficientes son Textiles y prendas de vestir, Plásticos y cauchos y Hoteles y restaurantes. Centrar las intervenciones en sectores de alto uso de energía como estos podría ayudar a ALC a cumplir sus objetivos de reducción de la intensidad energética. Como era de esperar, las pequeñas y medianas empresas (pyme) son un 19 % menos eficientes energéticamente que sus contrapartes más grandes. Sin embargo, las grandes empresas siguen siendo responsables de la mayor parte del consumo de energía dada su mayor producción. Esto señala la necesidad de trabajar con empresas de todos los tamaños en la región para reducir el uso de energía. Además, las empresas con un historial de innovación son un 20 % más eficientes energéticamente que las no innovadoras. El género de los propietarios de las empresas no juega un papel significativo en los niveles de eficiencia energética.
- Las campañas de información y las auditorías energéticas han demostrado ser eficaces para promover la adopción de la eficiencia energética. Por lo general, los esfuerzos para promover la eficiencia energética se han centrado en la fijación de precios, al gravar el uso de energía por encima de un cierto umbral durante las horas “pico”. Sin embargo, las intervenciones no relacionadas con los precios, como las campañas de información y las auditorías energéticas, también han demostrado ser eficaces. Por ejemplo, las campañas de información destinadas a cambiar el comportamiento de consumo de energía de las personas pueden centrar los mensajes en posibles ahorros de costos o comparaciones de consumo de energía entre pares. Otra estrategia basada en la información es una auditoría energética, que proporciona una inmersión profunda en las necesidades energéticas históricas, actuales y futuras de una empresa y hace recomendaciones sobre dónde orientar las inversiones. Las auditorías que comunican recomendaciones a las empresas de forma clara y concisa son particularmente efectivas.
- Las instituciones financieras pueden desempeñar un papel clave en la promoción de la eficiencia energética entre las empresas proporcionando tanto crédito verde como información sobre los beneficios de las tecnologías verdes. Las restricciones crediticias que afrontan las empresas en ALC son una de las principales razones de los bajos niveles de inversión en eficiencia energética. Al mismo tiempo, la demanda de “crédito verde” para financiar tales inversiones aún es incipiente en la región. Curiosamente, nuestros resultados sugieren que la brecha de eficiencia energética entre las grandes empresas con restricciones crediticias y las que no tienen restricciones crediticias es mayor que la misma brecha entre las pymes. Por lo tanto, aumentar el acceso al crédito para las grandes empresas con objetivos de eficiencia energética podría generar las mayores ganancias. Adicionalmente, los bancos pueden promover líneas de crédito “verdes” entre las empresas combinando mensajes sobre los beneficios comerciales de la eficiencia energética junto con información sobre el producto financiero. También pueden brindar capacitación a los clientes sobre tecnologías ecológicas y ofrecer apoyo continuo para mantener prácticas sostenibles. BID Invest trabaja con bancos de la región para diseñar este tipo de estrategias de financiamiento verde.
La eficiencia energética es un pilar del desarrollo sostenible para la región. Priorizar el llamado “primer combustible” es una forma de que el sector privado reconsidere cómo opera y ayude a contribuir a la sostenibilidad ambiental, al mismo tiempo que crea beneficios para las empresas.
Para obtener más detalles, consulte el estudio y DEBrief de Aparicio et al., (2022), “¿Cómo puede el sector privado promover la eficiencia energética? Una revisión de las lecciones aprendidas y la evidencia de América Latina y el Caribe”, que forma parte de la Serie Desarrollo a través del Sector Privado de BID Invest.
Nota publicada en el blog “BID Invest – Negocios sostenibles”, reproducido en PCNPost con autorización.
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SOURCE: BID Invest
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