4.4 De aquí a 2030, aumentar considerablemente el número de jóvenes y adultos que tienen las competencias necesarias, en particular técnicas y profesionales, para acceder al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento.
Es probable que resulte difícil establecer un seguimiento mundial de las competencias para un trabajo decente, porque las definiciones de la meta son vagas. Sin embargo, si nos centramos en las competencias digitales, podemos ayudar a promover esta agenda, siempre y cuando estas medidas sean imparciales de un punto de vista cultural, sensibles a los cambios en la tecnología y que incluyan a los adultos.
La meta 4.4 llama la atención sobre el trabajo decente, que está consagrado en los artículos 6 y 7 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966. El trabajo decente respeta los derechos humanos fundamentales, así como los derechos de los trabajadores en cuanto a la seguridad en el trabajo, la remuneración, y la integridad física y mental del trabajador. La OIT ha continuado a desarrollar el concepto.
Sin embargo, las competencias que se necesitan para el trabajo decente son menos obvias. En pocas palabras, las competencias que se necesitan para el trabajo dependen de las oportunidades de trabajo, que cambian enormemente de un país a otro. Aparte de las capacidades cognitivas básicas de la alfabetización y la aritmética, es difícil prever cualquier otra capacidad para el trabajo a la que se le pueda dar seguimiento mundial de tal manera que cumpla con tres criterios, ser: relevante en distintos mercados laborales; medible a bajo costo; y adquirible a través de la educación.
¿Qué capacidades son particularmente relevantes para el trabajo?
Algunas de las capacidades para el trabajo más valoradas que se podrían destacar para este objetivo no son fáciles de definir o evaluar. La creatividad, por ejemplo, implica la producción de un contenido novedoso y útil a través del pensamiento divergente, y la exploración de varias soluciones posibles. Supone la motivación, la perseverancia, la concentración, la flexibilidad, la independencia y la capacidad de superar problemas. Sin embargo, el proceso de evaluación de estas capacidades puede ser incompatible con el tipo de pensamiento divergente requerido.
El pensamiento crítico es otra capacidad valorada. Una definición comúnmente aceptada de esta capacidad incluye seis dimensiones cognitivas: las habilidades para interpretar, analizar, evaluar, inferir, explicar y autorregularse. Estas seis habilidades son más fáciles de medir, pero importantes elementos no cognitivos del pensamiento crítico, tales como la capacidad de entender las opiniones de los demás, no lo son.
La colaboración es otra capacidad que se valora en el trabajo. Esta capacidad requiere coordinación, comunicación, resolución de conflictos, toma de decisiones y negociación. El examen PISA 2015 de la OCDE, que evaluó la resolución colaborativa de problemas, define al estudiante con un bajo nivel con relación a esta capacidad como alguien que “adopta acciones aleatorias o irrelevantes, actúa de forma individual, y contribuye poco a la resolución de los obstáculos potenciales”. Sin embargo, la evaluación de estas competencias aún se encuentra en etapa de exploración. Requiere poder evaluar las debilidades del grupo cuando se descompone el trabajo en equipo, algo que no siempre es evidente.
Enfocarse en el seguimiento de las capacidades digitales puede contribuir al progreso de la agenda; pero hay que tener cuidado
Frente a este reto en relación con el seguimiento, el Grupo Interinstitucional de Expertos sobre los Indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (IAEG-ODS) propuso que las capacidades para las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) reunidas en los hogares formen el indicador global, utilizando la definición del Sindicato Internacional de Telecomunicaciones (ITU, por sus siglas en inglés). Sin embargo, ya que este indicador se basa en las competencias auto-reportadas sobre el uso de las computadoras, su alcance es demasiado limitado.
En su lugar, un énfasis en la alfabetización digital, que es uno de los indicadores temáticos, habría sido preferible. Tiene tres ventajas concretas: es más amplia que las competencias para las TIC; se basa en la medición directa de una competencia concreta, lo cual debería ser una prioridad para esta agenda; y ayudaría a centrarse en una competencia que probablemente se convierta en un marcador muy pertinente de la desventaja en el mundo del trabajo para la mayoría de personas en los próximos 15 años.
Donde ya existen datos en la materia, por ejemplo, como en el Estudio Internacional sobre la Informática y la Alfabetización de la Información (ICILS) desde 2013, podemos ver que el 85% de los estudiantes de 8º grado en la República Checa demostraron un conocimiento funcional de las computadoras, en comparación con tan solo el 13% en Tailandia y el 9% en Turquía.
Por supuesto, este indicador también se debe calificar. Las actuales herramientas basadas en las escuelas son propensas al sesgo cultural, tanto en términos de las preguntas formuladas como de los enfoques adoptados. Las evaluaciones de las competencias de alfabetización digital se deben desarrollar más para ser adecuadas para el seguimiento en países de bajos y medianos ingresos.
Cualquier herramienta global tendrá que hacer frente a los veloces cambios tecnológicos; y también deberá ser diseñada para incluir a los adultos.
Mientras tanto, aunque muchas de las capacidades que sabemos son buenas para el trabajo decente no son adecuadas para el seguimiento a gran escala, esto no significa que los sistemas educativos no deben ayudar a los alumnos a adquirirlas. Al igual que con varias metas más, como se ha destacado en esta serie de blogs, la concretización de los indicadores y los datos puede tomar un tiempo; sin embargo, esto no significa que se debe retardar el progreso hacia la consecución de nuestras ambiciones sobre el ODS4.
Nota publicada en el Blog de la Educación Mundial de la UNESCO, reproducida en PCNPost con autorización
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SOURCE: Blogs de la Educación Mundial
3 Responses to "Lo que está en juego para el seguimiento del progreso en relación con las competencias para el trabajo"
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