Por Marta López Fesser.
En Cuba, gracias a las políticas favorables a la familia, las parejas rompen las normas de género compartiendo responsabilidades parentales.
Cuando Juan Carlos y María decidieron comenzar una familia hace tres años, sabían que solo había una forma de criar a los hijos. “Para que una familia funcione, hace falta un equipo: eso implica compartir todas las tareas y responsabilidades”, afirma Juan Carlos.
Juan Carlos, que sería padre por primera vez, no conocía aún los entresijos de la paternidad, pero sabía que tenía que estar presente. “Hay cosas que no podemos compartir, como la incomodidad o el peso físico del embarazo, pero sí puedo estar ahí para [María], para que aprendamos juntos y compartamos este viaje”, asegura.
Juan Carlos hizo todo lo posible para no perderse ninguna de los exámenes médicos de María antes del parto. En la consulta, la pareja observó que la mayoría de las instrucciones y consejos que les daban se los dirigían directamente a ella. Juan Carlos tuvo que insistir sobre su interés en que lo tomaran en serio. Él quería saber cuál era su función, cómo podía contribuir a que su hijo desarrollara todo su potencial, pero no sabía a quién acudir.
Las políticas favorables a la familia en Cuba
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