Menos de la mitad de las partes en conflicto a escala mundial se han comprometido a proteger a los niños
NUEVA YORK, 31 de diciembre de 2021 – Este año se ha producido una escalada de las violaciones graves contra la infancia tanto en los conflictos prolongados como en los más recientes, advirtió hoy UNICEF.
Desde el Afganistán hasta el Yemen, y desde Siria hasta el norte de Etiopía, miles de niños y niñas han pagado un precio terrible a causa de los conflictos armados, la violencia intercomunitaria y la inseguridad. La semana pasada, cuatro niños murieron en el estado de Kayah, en el este de Myanmar, cuando al menos 35 personas fueron asesinadas, entre ellas dos miembros del personal de Save the Children. Este ha sido el último ejemplo destacado del enorme daño que los conflictos causan a los niños, y de las continuas amenazas que sufren los trabajadores humanitarios.
“Año tras año, las partes en conflicto siguen demostrando un terrible desprecio por los derechos y el bienestar de la infancia”, dijo la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore. “Los niños y niñas están sufriendo y están muriendo a causa de esta indiferencia. Hay que hacer todo lo posible para mantener a estos niños y niñas a salvo”.
Aunque los datos de 2021 aún no están disponibles, las Naciones Unidas verificaron que en 2020 se habían producido 26.425 violaciones graves contra la infancia. En los tres primeros meses de 2021 se registró un ligero descenso en el número total de violaciones graves verificadas; sin embargo, los casos verificados de secuestro y violencia sexual siguieron aumentando a un ritmo alarmante –más del 50% y del 10%, respectivamente– en comparación con el primer trimestre del año anterior.
El mayor número de secuestros verificados se produjo en Somalia, seguido de la República Democrática del Congo (RDC) y los países de la cuenca del lago Chad (Chad, Nigeria, Camerún y Níger). El mayor número de casos de violencia sexual verificados se registró en la RDC, Somalia y la República Centroafricana.
Este año se cumplieron 25 años de la publicación del informe pionero de Graça Machel “Las repercusiones de los conflictos armados sobre los niños”, en el que se instaba a la comunidad internacional a tomar medidas concretas para proteger a los niños y niñas del flagelo de la guerra y se pedía a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional que tomaran las medidas necesarias para proteger a la infancia.
Las Naciones Unidas han verificado 266.000 casos de violaciones graves contra la infancia en más de 30 situaciones de conflicto en África, Asia, Oriente Medio y América Latina en los últimos 16 años. Estos son sólo los casos verificados a través del Mecanismo de Supervisión y Presentación de Informes dirigido por las Naciones Unidas, establecido en 2005 para documentar sistemáticamente las violaciones más atroces contra los niños en las zonas de conflicto. Las cifras reales deben ser mucho más elevadas.
En el Afganistán, por ejemplo, se registra el mayor número de víctimas infantiles verificadas desde 2005, con más de 28.500, lo que supone el 27% de todas las víctimas infantiles verificadas en el mundo. Mientras tanto, en la región de Oriente Medio y África del Norte se registra el mayor número de ataques verificados contra escuelas y hospitales desde 2005, con 22 ataques de este tipo verificados en los primeros seis meses de este año.
En octubre, UNICEF señaló que 10.000 niños habían muerto o quedado mutilados en el Yemen desde que se intensificaron los combates en marzo de 2015, lo que equivale a cuatro niños por día.
Lejos de los titulares, las Naciones Unidas han verificado violaciones en países como Burkina Faso, Camerún, Colombia, Libia, Mozambique y Filipinas.
Aunque durante décadas se han realizado actividades de concienciación con las partes en conflicto y con quienes influyen en ellas, y se han reforzado los mecanismos de vigilancia, información y respuesta a las violaciones graves de los derechos, los niños siguen siendo los más afectados por las guerras. Cada día, las niñas y los niños que viven en zonas en conflicto sufren horrores indecibles por los que ningún ser humano debería pasar.
El uso de armas explosivas, especialmente en zonas pobladas, es una amenaza persistente y creciente para los niños y sus familias. En 2020, las armas explosivas y los restos explosivos de guerra fueron la causa de casi el 50% de todas las víctimas infantiles, con el resultado de más de 3.900 niños muertos y mutilados. Las armas explosivas pueden tener efectos letales y duraderos sobre los niños, incluida la interrupción de servicios esenciales para su supervivencia.
En muchos casos, los niños y niñas son víctimas de numerosas y graves violaciones de sus derechos. En 2020, por ejemplo, el 37% de los secuestros verificados por las Naciones Unidas tenía como objetivo el reclutamiento y la utilización de niños en la guerra. Estos casos superaron el 50% en Somalia, la República Democrática del Congo y la República Centroafricana.
UNICEF hace un llamamiento a todas las partes en conflicto –incluidas las 61 que figuran en los anexos del informe anual del Secretario General de 2021 sobre los niños y los conflictos armados– para que se comprometan a adoptar planes de acción formales y a tomar medidas concretas para proteger a los niños. Entre estas medidas cabe destacar la prevención de las violaciones graves, la liberación de los niños por las fuerzas y los grupos armados, la protección de los niños contra la violencia sexual y el cese de los ataques a hospitales y escuelas.
Desde 2005, las partes en conflicto en el mundo sólo han firmado 37 planes de este tipo, una cifra sorprendentemente baja teniendo en cuenta lo que está en juego para los niños.
“En última instancia, los niños que viven en situaciones de guerra sólo estarán seguros cuando las partes en conflicto tomen medidas concretas para protegerlos y dejen de cometer violaciones graves”, dijo Fore. “A medida que nos acercamos al final de 2021, hago un llamamiento a todas las partes en conflicto para que pongan fin a los ataques contra los niños, defiendan sus derechos y se esfuercen por encontrar soluciones políticas pacíficas a las situaciones de guerra”.
Nota publicada en UNICEF para América Latina y el Caribe, reproducida en PCNPost con autorización.
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SOURCE: Unicef
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