La ayuda humanitaria es tan solo una pequeña parte del financiamiento externo que reciben los países para la educación. En el 2014, en comparación con los $13.1 mil millones de ayuda para el desarrollo que se asignaron a la educación, los $188 millones de ayuda humanitaria para la educación fueron una contribución mínima.
En el 2015, de un total de $10.6 mil millones de ayuda humanitaria, el sector de educación recibió $198 millones. Esto representa menos del 1.9% del financiamiento total, a pesar de la meta que estableció la Iniciativa Mundial: La educación ante todo del Secretario General de la ONU (GEFI, por sus siglas en inglés); según dicha meta la educación debería recibir por lo menos un 4% de la ayuda humanitaria.
La educación confronta una desventaja doble porque no solo recibe une parte mínima de los llamamientos humanitarios, pero además en promedio y de manera constante recibe menos de lo que solicita.
En el 2015 el sector recibió un 31% de lo que había solicitado en términos de ayuda humanitaria; en comparación con un 55% en promedio en los demás sectores.
La Cumbre Humanitaria Mundial en mayo de 2016, donde se lanzará el nuevo fondo “La educación no puede esperar”, y la publicación del informe de la Comisión Internacional sobre la Financiación de las Oportunidades para la Educación Mundial, programada en septiembre, son oportunidades que se deben aprovechar para aumentar la ayuda para la educación, especialmente donde se necesita más, por ejemplo inmediatamente después de un conflicto o emergencia, o en situaciones de crisis a largo plazo.
Una mucho mejor articulación de la ayuda humanitaria y de desarrollo también se necesita urgentemente. El efecto de estas medidas tan necesarias no se hará sentir durante algunos años más. No hay tiempo que perder.
Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora