Un mosquito amenaza desatar una epidemia incontrolable en Centroamérica

Chicunguña Aedes aegypti

El mismo mosquito puede picar y transmitir dengue o chicunguña, dos tipos de virus que han dejado desde el inicio de este año nueve muertos y casi 200.000 personas contagiadas en América Central. El riesgo de una epidemia de estas enfermedades, que no tienen cura, es latente.

Su nombre Aedes aegypti proviene del griego antiguo y significa odioso.

Entre enero y agosto, siete personas han fallecido por dengue en Guatemala (4) y Nicaragua (3), dos más que las reportadas en 2014, y otras 63.849 se han contagiado (137.325 desde el año pasado) en una región donde las extremas condiciones de pobreza propician la propagación del mosquito transmisor de la enfermedad.

Por otro lado, desde que la chincuguña -un virus originario de África- se detectara por primera vez en América Central a mediados de 2014, murieron dos personas (ambas este año) y 296.357 se han contagiado, según datos de los ministerios de Salud.

Las autoridades temen lo peor en estos meses de lluvias, que usualmente van de mayo a noviembre. “Hay un riesgo inminente de contagio” de chicunguña en Nicaragua por la proliferación de casos positivos y otros sospechosos en la región que podrían diseminarse rápidamente en la época de lluvia “con peligro de una epidemia”, dijo a la prensa oficial la ministra nicaragüense de Salud, Sonia Castro.

A pesar de que el mosquito no reconoce frontera y se reproduce rápidamente, no todos los países de América Central están tan expuestos como Nicaragua o Guatemala al dengue o a la chicunguña, llamada enfermedad del dolor porque provoca fuertes dolores musculares y de articulaciones que inmovilizan. Costa Rica y Panamá son los países menos afectados, aunque sus autoridades no bajan la guardia por la situación de alerta sanitaria.

Todos son susceptibles de contagio:

“El riesgo es que está expuesta el 100% de la población. Todos son susceptibles a contraer la enfermedad (chicunguña) porque no se tienen defensas, es una enfermedad viral nueva”, explicó a la AFP el director del Centro Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Guatemala, Manfredo Orozco.

Las autoridades de salud de Nicaragua, Guatemala y El Salvador impulsan campañas en los barrios, debido al carácter urbano del mosquito transmisor, para su exterminio mediante la aplicación de insecticida en reservorios de agua y fumigación dentro de las viviendas.

También hacen llamados a la población para que eliminen trastos viejos, llantas, floreros u otros depósitos que puedan acumular agua y propicien la reproducción del mosquito. No obstante, en una región donde el servicio de agua potable y la recolección de basura no alcanza a un alto porcentaje de la población, se crean condiciones para que el insecto se reproduzca.

Asimismo, en América Central es común almacenar agua en las casas a causa de cortes del servicio o por miedo a los temblores, y esos depósitos sirven de reservorio al mosquito.

El viceministro salvadoreño de Salud, Eduardo Espinoza, consideró importante la participación de la gente en las acciones para combatir el dengue y la chicunguña, y se quejó de que “cuesta que la gente colabore”.

El problema de la baja participación ciudadana en el caso de Nicaragua es que los planes de lucha contra estas enfermedades son muy institucionales y se basan en enviar a funcionarios a fumigar y aplicar insecticida a las casas, dijo a la AFP la promotora de Salud, Ana Quiros.

“Es más efectivo enseñarle a la gente cómo identificar a la larva, y decirle que si lava con cepillo y tapa los depósitos de agua, se elimina al mosquito”, manifestó Quiros, quien dirige el Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud (Cisas). (AFP)


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