Un marco para una conversación de futuro para Colombia

Por: Francisco Manrique.

Mientras en Colombia la agenda política nacional, sigue capturada por nuestro pasado histórico alrededor de las negociaciones de la Habana con las FARC, el mundo sigue avanzando a velocidades cada vez mayores. En otros blogs anteriores, he venido insistiendo que esta iniciativa del Gobierno actual, busca cerrar el capítulo más violento de nuestra historia reciente, pero no hay claridad aun, sobre cuál debería ser el siguiente capítulo que quisiéramos escribir como sociedad hacia delante.

Por esta razón, he venido escribiendo desde hace más de dos años, sobre un movimiento naciente, que aspira a aportar un grano de arena para enmarcar la conversación de futuro, que debemos de tener en nuestro país en esta materia. Estamos convencidos que los componentes que deberían orientar nuestros esfuerzos deberían de traducirse en una ecuación: Innovacion x Educación = Desarrollo + Paz. Algo que debería ser evidente, pero no lo ha sido, ha venido emergiendo de cientos de horas de conversaciones con mucha gente a nivel nacional e internacional y es la base de lo que debería ser una nueva narrativa nacional.

No es un capricho mío, el insistir en el papel que debe jugar la Educación y la Innovación en la ecuación del desarrollo de Colombia, en las próximas décadas. Es simplemente el reconocimiento de una realidad: la sostenibilidad, viabilidad y pertinencia de lo que hagamos en estas áreas, determinará nuestro futuro y relevancia, como sociedad en el contexto de un mundo globalizado. La crisis de los precios del petróleo, el oro, y los alimentos, nos debe de recordar la tremenda volatilidad que estos tienen, así como el inmenso riesgo de generar una sobre dependencia de estos recursos naturales, para garantizar nuestro desarrollo.

 

De lo anterior, es evidente el porque, la Innovación y la Educación, son temas centrales de las agendas de desarrollo de los países más avanzados en el mundo. Algunos futurólogos afirman que las guerras en el siglo XXI serán por el agua. La evidencia creciente demuestra, que si bien este recurso será cada vez mas crucial debido a los cambios climáticos, la guerra por el talento será aún más crítica. Es indudable el impacto que está teniendo la innovación y la tecnología, en la calidad de vida y la sostenibilidad del desarrollo humano.

Hay un análisis cada vez más preocupante sobre su efecto en la estructura laboral, debido al doble impacto de la competencia feroz impulsada por la globalización y la tecnología movida por la innovación constante. Las evidencias están por todas partes. Veamos

El uso de los robots en las plantas industriales, se ha traducido en la pérdida de miles de puestos de trabajo no calificado. Esta tendencia sigue aumentando como lo demuestra la decisión del Gobierno de la China, al impulsar su utilización a pesar de la necesidad de dar trabajo a una inmensa masa de gente, en un país de 1.300 millones de habitantes.

A niveles de servicios profesionales, también hay una revolución en marcha. Abogados, contadores, y medicos, están siendo remplazados por sistemas informáticos capaces de hacer labores de análisis de información de alta calidad y de manera repetitiva. Las consecuencias del impacto de la tecnología y la innovación constante son contundentes: la necesidad de hacer un replanteamiento total de los procesos de formación del talento humano, que conlleva una verdadera revolución en los sistemas educativos.

El proceso descrito, sirve para explicar el porqué de la importancia creciente del fomento del emprendimiento en el mundo entero. Para muchos jóvenes preparados que hoy están desempleados, y aun para la gente mayor que ha perdido sus puestos de trabajo, es la posibilidad de encontrar un futuro relevante para sus vidas profesionales, y no depender de las estructuras corporativas y burocráticas, que antes servían para absorber la fuerza laboral de un país. Como en el judo, es la forma de aprovechar a favor las tendencias descritas, y no dejarse caer a la lona y ser apabullados por la realidad.

Leí en la investigación que hice para este blog, una observación muy relevante. Si un médico de hace cien años aterrizara hoy en un hospital, como la Cleveland Clinic en los Estados Unidos, considerada un modelo mundial en el uso de la tecnología, se moriría de infarto por los monumentales cambios que hoy son parte de su profesión. En cambio, si un maestro de la misma época lo hiciera en una aula de clase de hoy en día, vería un bonito ejemplo de un sistema que parece haberse congelado en el tiempo.

Ahora bien, he venido afirmando que en este siglo, la velocidad del cambio, es una constante que tiene cada vez mayor impacto en nuestras vidas. Esto explica la urgencia en la formación del talento, ya que este será el motor mas importante de una sociedad hacia el futuro. Al sistema educativo le llegó la hora de reconocer que no puede seguir siendo una excepción. Aquí no aplica la fábula de la tortuga y la liebre. La sociedad que le apueste a lo contrario, tendrá que pagar el costo mas alto: la irrelevancia y el marginamiento en un contexto internacional cada vez mas ínterconectado y dinámico.

Por esta razón, el sistema educativo no debería ir a la saga, como lo está hoy, sino ser un ejemplo de innovación que jalone el cambio y el uso de la tecnología, para apalancarlo.

Teniendo en cuenta lo anterior, es más fácil de entender “el porque del papel de la educación” y la urgencia de que esta responda a las necesidades y retos que tenemos por delante. Educar por educar, sin tener claridad en el propósito y el contexto en el que nos movemos, sería irracional y un desperdicio del recurso más importante que tiene una sociedad, como es el de un talento que aporte a su desarrollo.

En el contexto anterior, para mi fue muy grato y valioso, atender la invitación que nos hiciera a un grupo de personas el Presidente de la Organización Corona Dr Carlos E Moreno para conversar y plantear posibilidades en relación al papel que debe jugar la tecnología en la educación a todos los niveles. A lo largo de casi cuatro horas, el grupo de invitados escuchamos diferentes opiniones y acordamos avanzar en acciones para mover el tema. De hecho, esta iniciativa suma muy bien a la que, con algunas de las mismas organizaciones participantes, ya veníamos trabajando desde hace casi dos años, y cuyo esfuerzo se ha traducido en la ecuación de ExI = D+P a la que ya me he referido anteriormente.

De nuestra reunión salieron algunas conclusiones muy importantes y un borrador de acciones posibles. La primera de ellas: dado que hoy la sociedad colombiana comienza a reconocer que tenemos un serio problema en la formación de nuestra gente, se hace evidente la necesidad de enmarcar muy bien la conversación nacional sobre el presente y el futuro del papel que debe jugar la Educación, la Innovación, y la Tecnología para nuestro desarrollo. Este tema es especialmente importante por su contribución a la agenda de paz que hoy está en el centro de la atención nacional. En la reunión se vio que, es muy fácil perderse si se confunden los aspectos macros con los aspectos operativos del problema.

Una segunda conclusión que emergió de la reunión en Corona, es reconocer la importancia de hacer primero una lista bien pensada de las principales preguntas que deberíamos de formular antes de saltar a las acciones específicas. En Colombia, tenemos la tendencia de buscar la respuesta, sin antes haberse formulado la pregunta. El resultado es un activismo desenfocado, muchas veces sin sentido, en el que malgastamos escasos recursos, y que produce una frustración nacional. Por esta razón, es que no somos capaces de superar nuestra historia, la que se convierte en un ancla que no nos deja avanzar como sociedad.

El hacer preguntas difíciles es un arte y genera mucha resistencia. La razón es: porque una buena pregunta es como un espejo que nos obliga a vernos como somos y a enfrentar nuestra realidad. En mi blog anterior, mencionaba que algo que me había encantado de los artículos de Robinson, eran sus preguntas y el cómo los “expertos e intelectuales” consultados por los medios, las habían ignorado de una manera muy visible.

Pero las preguntas difíciles tienen otras ventajas no menos importantes: despiertan la curiosidad, invitan a la creatividad y son un mecanismo muy útil en ejercicio del liderazgo. Y estos son aspectos fundamentales para poder cambiar el sistema complejo de formación del talento , encontrando posibles soluciones con la participación de toda la sociedad. Y esta última reflexión es fundamental, ya que no es solo un tema “de los expertos”, sino que debe involucrar a todos los participantes de la cadena de valor, incluyendo de manera cada vez más activa al mismo estudiante, quien debe de participar como un ser integral.

En Colombia, ha sido una tradición que, la urgencia de los tiempos de la política, han obligado a buscar soluciones únicas a los complejos problemas que tenemos, y que cobijen la totalidad de la sociedad. No estamos acostumbrados a hacer pruebas que validen primero las hipótesis que se utilizaron en la formulación de las acciones. Por lo tanto, no es de extrañar que nuestra historia sea un cementerio de buenas ideas, cuya validez no fue comprobada antes de su implementación a escala nacional.

Innovar significa atreverse a experimentar y a fallar. Un mensaje que a mi me impactó mucho cuando aterricé por primera vez en el Silicon Valley, donde el fracaso no se estigmatiza, es el siguiente: los pilotos son fundamentales, porque si por alguna razón se falla en la implementación de una idea, lo importante es que esto se reconozca rápidamente, para probar algo mas. (“if you aré going to fail, fail fast”). Esta es una visión cultural que debe ser parte de la nueva narrativa nacional relacionada con la Educación y la Innovación.

Por razón anterior, otra conclusión de nuestra reunión, fue reforzar la idea, que hemos venido proponiendo en IxE=D+P -(ver Blog del 29 de Noviembre del 2014 y similares)-, de hacer unos proyectos piloto donde podamos probar hipótesis relacionadas con el papel de la tecnología. Estos experimentos se deben de diseñar para que puedan ser escalables rápidamente mas adelante, disminuyendo el riesgo de fracasar, pero aceptando que esta es una posibilidad. Por esta razón, yo sugerí el hacer tres o cuatro pilotos simultáneamente, porque es posible probar diferentes cosas, y así comparar los resultados para ver cual es la mejor alternativa. A lo mejor nos sorprendemos y descubrimos que no hay una sola solución.

En la reunión se hizo evidente que hay muchos obstáculos en el camino y que los retos son enormes. Hay quienes opinan que el papel de los rectores y el profesor es crucial, pero que son personas que se resisten a cambiar. Otros opinan que no es así, y que el problema es mas del sistema en el cual están inmensos, porque no les da mucha movilidad.

Como veremos en un siguiente blog sobre las tendencias mundiales de la tecnología en la Educación, el tema es mucho más complejo que el que se refleja en estas dos posiciones. Hay unas verdades de puño que son imposibles de ignorar. La primera de ellas tiene que ver con la brecha tecnológica que hay entre un alumno de la generación digital -(ver blog del 6 de diciembre sobre la generación del Milenio)-, y los maestros y profesores que tienen la responsabilidad de orientar el proceso formativo.

Pero la otra brecha, es que se le está pidiendo a un maestro que se acomode a ejercer su rol desde un sitio para el cual no fue preparado, donde el uso de la tecnología es cada vez más importante y el estudiante está en el centro de una educación cada vez mas personalizada. De hecho, muchos de estos maestros son literalmente analfabetas digitales, que deben de enfrentar a unos alumnos que nacieron con un móvil en la mano, y que cada vez más necesitan encontrar un mayor sentido para su proceso educativo.

En el próximo blog, veremos en detalle algunas de las tendencias mundiales que hoy deberían ser incorporadas en el marco de la conversación de futuro más importante que debe de tener la sociedad colombiana, mientras cerramos el capítulo anterior de nuestra historia violenta, donde se malgastaron estúpidamente inmensos recursos humanos del país.


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