Por: Jorge Kaufmann.
Hay un viejo refrán español que dice “No hay peor ciego que el que no quiere ver”, aludiendo la imposibilidad de convencer a alguien que se empecina en sus ideas y cierra los ojos a la realidad que es evidente.
En el mundo actual de realidades múltiples, de información casi infinita, es fácil enceguecerse y no descifrar lo que se revela frente a nuestros ojos, sin poder identificar así los caminos o tendencias de avances que hoy predominan en las áreas de conocimiento de nuestro interés.
Recientemente Feinstein y García Moreno [1], en un libro que reporta acerca de los logros y retos de la gestión pública para resultados en América Latina y el Caribe, analizaban el progreso de los Sistemas de Monitoreo en la región entre 2007 y 2013 y los desafíos que enfrentan.
Se observa una creciente institucionalización del monitoreo o seguimiento y las áreas que más mejoran son la cobertura del monitoreo y el uso de la información de seguimiento para corregir problemas de ejecución. Las mayores brechas son debilidad en la difusión de la información que se obtiene, falta de implementación de las normas, insuficiencias del marco legal y necesidad de desarrollar instrumentos.
La brecha que más se ha cerrado es la institucional, con la creación de entidades públicas encargadas de hacer seguimiento. Finalmente, se plantean líneas de acción para el fortalecimiento de estos sistemas: mejor articulación de las normativas de seguimiento, evaluación, planificación y presupuesto; difusión de los instrumentos implementados en la región (destacándose los casos de Chile, Colombia y México); y mayor uso de los resultados que arrojan los procesos de monitoreo en el ámbito de las decisiones públicas, ya sea de asignación presupuestaria o de diseño y ajuste de políticas y programas.
Estimo que es vital difundir buenas prácticas de gestión pública en estos sistemas, tanto para buscar elementos de “replicabilidad”, como también con el fin de impulsar la búsqueda de sistemas que respondan a las necesidades particulares de cada país. [2] En esta tarea los intercambios de experiencias entre los que están trabajando día a día con estos sistemas, tanto en los gobiernos como en el ámbito no gubernamental es enriquecedor. [3]
También considero oportuno destacar tres “tendencias” que se presentan hoy en los sistemas de seguimiento de la gestión pública. Éstas son:
- Se requiere información de calidad;
- Se deben reportar resultados más que procesos;
- Deben ser abiertos a la participación ciudadana.
En esta ocasión me referiré a la primera de estas tendencias: La necesidad de contar con información de calidad.
Los tiempos en los que la gestión pública era “un arte basado en la buena intuición” han quedado atrás, ahora la toma de decisiones sobre diseño y corrección de programas, implementación de políticas, y realización de los proyectos de inversión, entre otros, son “basadas en evidencia”. Así, junto a los análisis y evaluaciones pertinentes, los sistemas de seguimiento también contribuyen a proveer evidencia para las decisiones públicas.
Esta evolución de lo “artesanal” a lo “profesional” es producto de:
(a) nuevas generaciones de servidores públicos que tienen – en promedio – una mejor formación conceptual, analítica y práctica que valora y exige esta información de calidad;
(b) mejores sistemas informáticos y mayor información disponible, lo que precisa discriminar entre los datos más confiables y oportunos y los que no lo son; y
(c) una sociedad civil que está cumpliendo una supervisión más cercana del quehacer público y cuestiona los fundamentos de cada una de las decisiones gubernamentales.
Así, se requiere refinar la base de la información que fluya por estos sistemas: mejor información estadística y de registros administrativos, e incorporación de datos masivos (big data) [4].
También se necesita una mayor coordinación institucional para que esta información entre al sistema automáticamente y en línea, y por cierto, sistemas informáticos y tecnológicos que cooperen con este funcionamiento ágil y “responsivo”.
Finalmente, se precisan procesos de auditoría interna que garanticen la confiablidad de la información que circula por el sistema.
En síntesis, ya no debemos conformarnos con lentes deficientes, sino para poder ver bien debemos contar con los lentes de mayor calidad!
Jorge Kaufmann es Especialista Sénior en Modernización del Estado de la División de Capacidad Institucional del Estado.
Nota publicada en el blog “Gobernarte” del Banco Interamericano de Desarrollo BID, reproducido en PCNPost con autorización.
SOURCE: Los Blogs del BID
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