Por: Virginia Snyder y Lara Bersano Calot.
Imaginen una reunión donde hay cien personas discutiendo diversos temas de interés e importancia; cien personas que debaten, eligen, discuten, aprenden y toman decisiones. Cien personas cuyas palabras son escuchadas por miles de otras y cuyas decisiones le cambian la vida, quizás a millones, y entre ellos usted. Ahora imaginen que de esas cien personas, sólo cinco son mujeres; ¿inequitativo, no? Esa es la realidad de las Juntas Directivas de las principales empresas de energía del mundo.
Las mujeres en el sector energético y empresas eléctricas siguen siendo una minoría. Según un estudio de Ernst and Young sobre las mujeres en el sector, en 2016 las mujeres representaban solamente el 5% de los miembros de las juntas directivas, 19% de los directores y 14% de los gerentes de las principales 200 compañías de electricidad del mundo[1].
América Latina y el Caribe no son ajenos a esta realidad, y aunque la región tiene el porcentaje más alto de directoras ejecutivas, aun así, solo representan el 9%.
En total, las mujeres de la región representan únicamente 19.7% del total de los empleados del sector de “electricidad, gas y agua”[2]. Sin embargo, hay un dato que debería llamar a la reflexión de quienes deciden la composición de las directivas de las empresas: el mismo estudio de Ernst and Young revela que el retorno a la inversión es 15% más alto en las empresas eléctricas con más diversidad en su fuerza laboral (es decir de diferentes sexos, razas, etnias, etc.) que en aquellas con personal menos diverso.
Dado que las empresas eléctricas tienen activos tan costosos, esta diferencia en el retorno a la inversión es significativa y podría traducirse en ganancias.
En Ecuador, un país donde el BID está apoyando el desarrollo de ambiciosos programas en energía, las mujeres aún son una minoría del sector[3] ya que representan el 28% del total de los empleados en “electricidad, gas y agua”[4 en su conjunto. Sin embargo, comienzan a manifestarse signos esperanzadores.
Actualmente, el BID trabaja junto con el Ministerio de Electricidad y Energía Renovable (MEER)para cambiar esta realidad, promoviendo la inclusión de las mujeres en el sector, al fomentar su participación en las capacitaciones de los proyectos que financia.
Para alcanzar este objetivo, los proyectos energéticos establecen un objetivo para asegurar que un porcentaje determinado de mujeres participe en esas capacitaciones. En concreto, el Programa de Reforzamiento del Sistema Nacional de Distribución Eléctrica fijó como meta que el 40% del número total de empleados del MEER y las 21 empresas de distribución de energía (EED), sean mujeres.
Por otro lado, el Programa de Reforzamiento del Sistema Nacional de Distribución Eléctrica II, estableció como objetivo que el 10% del número total de empleados de empresas de distribución formados para el proyecto sean mujeres.
Hasta la fecha, el primer programa financió 11 capacitaciones en las que participaron 387 empleados de empresas distribuidoras de todo el país; de ese total, 135 fueron mujeres (35%). El proyecto aún está en ejecución y aún están pendientes 6 entrenamientos. Entre otras, los temas y áreas que abordan las capacitaciones son la planificación institucional y el mantenimiento del sistema de alumbrado público. El segundo programa de reforzamiento de la distribución eléctrica desarrolló hasta la fecha 8 capacitaciones y 194 empleados se beneficiaron, de los cuales 50 son mujeres (26%). El proyecto está todavía en ejecución, 7 entrenamientos aún están pendientes, pero el objetivo de género ya se ha alcanzado (10% de las personas entrenadas debían ser mujeres).
El MEER y el BID financiaron otros programas de capacitación para fortalecer la capacidad del Ministerio. Estas capacitaciones se han centrado tanto en temas técnicos como de gestión. Más de 280 empleados han participado en esas capacitaciones y el 27,7% fueron mujeres.
El sector eléctrico y de servicios públicos se enfrentan a grandes desafíos. La ausencia de mujeres es una pérdida de talento, ideas e innovación donde más se necesitan. La diversidad de pensamiento es clave para navegar esa realidad y convertir el desafío en oportunidad. A través de estas capacitaciones, el MEER y el BID esperan ampliar las habilidades, conocimiento y competencias de los empleados para fortalecer el sector energético y en particular, asegurar que las mujeres se beneficien de esas oportunidades.
Fuentes:
[1] Ernst and Young (2016). Women in Power and Utilities: Index 2016.
[2] IDB (2015). Sistema de Información de Mercados Laborares y Seguridad Social.
[3] Sistema de información de mercados laborales y seguridad social BID (2014).
[4] Sistema de información de mercados laborales y seguridad social BID (2014).
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Nota publicada en el blog “Energía para el futuro” del Banco Interamericano de Desarrollo BID, reproducido en PCNPost con autorización.
SOURCE: Los Blogs del BID
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