Por: Silvia Montoya y Aaron Benavot.
Silvia Montoya es la Directora del Instituto de Estadística de la UNESCO, y Aaron Benavot, Director del Informe para el Seguimiento de la Educación en el Mundo.
Desde hace años sabemos que hay demasiados niños en edad escolar que no asisten a la escuela: los números estancados han estado ahí, al alcance de todos. Se sabe mucho menos del número de adolescentes y jóvenes que no cursan la educación secundaria, y en particular de aquellos en edad de cursar la educación secundaria superior y que están, o deberían estar, a punto de entrar en una vida adulta productiva.
En total, 263 millones de niños y jóvenes no asisten a la escuela, según los nuevos datos del Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU). Esta cifra equivale aproximadamente a las poblaciones enteras de México y Rusia juntas. Cuando desglosamos los números vemos que aún hay 61 millones de niños en edad de escolarización (de 6 a 11 años) que no están en la escuela, y 60 millones de adolescentes (de 12 a14 años) que deberían cursar el primer ciclo de educación secundaria.
La cifra total también incluye, por primera vez, el cálculo estimado del IEU de aquellos que deberían estar cursando la educación secundaria superior y no lo hacen (de 15 a 17 años de edad): 142 millones. Esta es una cifra asombrosa: equivale aproximadamente a toda la población de Rusia. Es simplemente inaceptable que se malgasten estos recursos humanos tan valiosos, precisamente cuando entran en la edad adulta y quieren ser miembros activos y productivos en su sociedad.
Si bien la proporción de jóvenes que no asisten a la escuela secundaria superior son inmensos, no deberíamos apresurarnos a desviar nuestra atención hacia la juventud de más edad y olvidar el reto no resuelto de no dejar a ningún niño sin escolarizar.
Los nuevos hallazgos presentados en un estudio publicado por el IEU y el Informe GEM, y comentados en un acto paralelo del Foro de Alto Nivel Político (HLPF, por sus siglas en inglés) el pasado 11 de julio en Nueva York, muestran que el fracaso en los niveles más elementales de la educación es el que provoca el abandono de los niños de más edad.
Para empezar millones de niños nunca ponen un pie en la escuela primaria. Debemos abordar las necesidades específicas de los jóvenes, pero no a costa de los niños más marginados.
Una razón importante por la que hay muchos más jóvenes que niños fuera de las aulas es que la educación primaria y secundaria básica son obligatorias en la mayoría de países, mientras que la educación secundaria superior no lo es. Muchos jóvenes, además, deben manejarse entre la necesidad de ir a la escuela y la de trabajar a esa edad.
Si desglosamos aún más esos números, en línea con el tema del foro HLPF “Asegurar que nadie se queda atrás”, el estudio también va más allá de los promedios globales y observa los grandes retos a los que se enfrentan los niños más pobres en diferentes regiones. En el lado más extremo de la escala, en África Subsahariana, los niños de los hogares más pobres tienen un tercio menos de probabilidades de ir a la escuela primaria que los de los hogares más ricos, según el análisis del Informe GEM.
Además, las niñas se quedan atrás persistentemente. De los 25 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria y que nunca pondrán un pie en una clase, la mayoría (15 millones) son niñas, a pesar de todos los esfuerzos y progresos realizados en las últimas dos décadas. Según datos del IEU, más de la mitad de esas niñas (9 millones) vive en África Subsahariana.
La pobreza se suma a los obstáculos a los que se enfrentan esas niñas. Los promedios regionales en África Septentrional y África Occidental muestran cifras parecidas de asistencia de niñas y niños a la escuela. Pero esos promedios esconden la realidad de algunas de las adolescentes más pobres de la región, pues solo 85 de ellas por cada 100 chicos cursan la educación secundaria inferior. Y por cada cuatro varones, solo alrededor de tres chicas de los hogares más pobres asisten a la educación secundaria superior.
Este nuevo informe presenta de una forma muy vívida el complejo tejido de retos a los que se enfrentan los niños según su edad, dónde viven, su género y el estatus económico de su hogar. Por eso las respuestas deben ser coordinadas. Esto no puede ser un caso de educación primaria o secundaria. No podemos cruzarnos de brazos ante la idea de que lo más difícil es llegar a un niño de cada nueve.
Y, como podemos ver por el número de jóvenes que no asisten a la escuela secundaria superior, no llegar a ese niño marginado en el primer obstáculo educativo abre el camino hacia la exclusión continua.
Si nos quedamos con un mensaje del estudio que presentamos aquí, es que no debemos desviar recursos ya de por sí escasos de la escuela primaria al nivel secundario. Lo que necesitamos es una acción concertada para derribar, de una vez por todas, las barreras que mantienen a los niños y jóvenes fuera de la escuela.
Debemos asegurar que nadie, ni un solo niño ni adolescente, se queda atrás.
SOURCE: Blogs de la Educación Mundial
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