Por: Rodrigo Arce Rojas.
En el proceso de la gestión forestal en el Perú se han desarrollado una serie de iniciativas que deben ser tomados en cuenta en programas de fortalecimiento de capacidades para aprovechar las lecciones aprendidas y así poder ingresar en un círculo virtuoso de gestión del conocimiento.
Solo por citar algunos ejemplos tenemos una serie de iniciativas relacionadas con la gestión forestal tales como el uso de especies forestales con fines energéticos, plantaciones forestales a través de Comités de Reforestación, ensayos de selección de especies forestales, concesiones forestales, entre otras tantas experiencias.
Por un sentido de responsabilidad con la sociedad (que es la que paga sus tributos y espera buenos resultados de la gestión de sus funcionarios) y con miras a un proceso de mejoramiento continuo un programa de fortalecimiento de capacidades no puede dejar de hacerse algunas de las siguientes preguntas: ¿Qué funcionó?, ¿Qué no funcionó?, ¿Por qué funcionó?, ¿Por qué no funcionó? ¿Cuáles fueron los factores de éxito? ¿Cuáles fueron los factores que impidieron tener éxito? ¿Qué podría mejorarse? ¿Cuáles fueron los elementos del contexto? ¿Qué nuevos elementos han aparecido en el contexto actual? ¿Cuáles son las tendencias a tomar en cuenta en una nueva iniciativa?, entre otras.
Con la finalidad de tener una visión totalizadora e integrada en el fortalecimiento de capacidades en la gestión forestal necesitamos considerar los aportes del pasado, el diagnóstico de la realidad actual y las tendencias de futuro. Necesitamos también realizar un buen análisis de contexto con enfoques interdisciplinarios y transdisciplinarios que nos permitan dar cuenta de la complejidad e incertidumbre de los procesos forestales. Necesitamos además una buena capacidad dialógica entre las diferentes dimensiones que están en juego en la realidad forestal que no se remite a cuestiones biofísicas, de rendimientos o de productividad sino que también aluden a cuestiones ambientales, sociales, institucionales, culturales, políticas, psicológicas, entre otros. Ello nos obliga a superar enfoques fragmentarios y reduccionistas de la gestión forestal.
Para avanzar en el proceso de modernización de la gestión forestal y hacer frente a los grandes objetivos que nos demanda la sociedad actual para hacer frente a los desafíos que nos imprime el cambio climático, la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la lucha para erradicar la pobreza, la contribución a la salud, la nutrición y la seguridad y soberanía alimentaria, la seguridad hídrica, la seguridad energética, la igualdad y la equidad de género, la interculturalidad forestal, entre otros grandes procesos, necesitamos prestarle especial atención a la gestión de talentos humanos en el ámbito de la administración forestal en las diferentes escalas de gobierno, el incremento de capacidades gerenciales en el sector privado y las organizaciones de base incluyendo las organizaciones y comunidades nativas y campesinas vinculadas al quehacer forestal.
Por lo tanto, la orientación de los programas de fortalecimiento de capacidades debe dirigirse a la interacción de los paradigmas, pensamientos, sentimientos y emociones, prácticas, actitudes y comportamientos de las personas. Esta es una perspectiva que supera ampliamente un enfoque cognitivo de las personas. Es eso y mucho más, con qué patrones mentales, creencias, valores, significados, sentidos con los que se acercan a la realidad forestal; cómo piensan, cómo sienten, cuáles son sus patrones de conducta, entre otros aspectos. La experiencia nos ha demostrado que procesos de información o incluso de “transmisión de conocimientos” no son suficientes para generar cambios internos y en los usuarios forestales.
Una de las competencias a desarrollar, entre otras, en los programas de fortalecimiento de capacidades de gestión forestal refiere al pensamiento crítico. De acuerdo con Paúl y Elder (2005) el pensamiento crítico “es el proceso de analizar y valorar el pensamiento con el propósito de mejorarlo. El pensamiento crítico presupone o demanda conocer las estructuras más básicas del pensamiento (los elementos de pensar) además de los estándares intelectuales más básicos para el pensamiento (estándares intelectuales universales). La clave para el aspecto creativo del pensamiento crítico (la verdadera mejoría del pensamiento) está en reestructurarlo como resultado de analizarlo y evaluarlo de manera efectiva”.
Pensar críticamente significa tener la voluntad indesmayable de buscar la verdad y las certezas de la manera más objetiva y ponderada posible a la luz de un ejercicio de la reflexión coherente y consecuente de la realidad forestal. Eso significa ser capaz de reconocer tus propios modelos mentales y los modelos mentales de los otros y estar dispuestos a revisarlos, cuestionarlos, compararlos, contrastarlos, reconstruirlos o rechazarlos si es que encontramos sesgos cognitivos y de percepción que no se condicen con la verdad. Implica tener la capacidad de no dejarse arrastrar por lo que dice la mayoría, la tradición o los medios de comunicación que tienen sus propios intereses. Pensar críticamente es predisponerse a buscar la autonomía de pensamiento y acción y ser capaz de ser genuino. Es una actitud vital para ejercer la ciudadanía plena y especialmente importante cuando las decisiones que deben tomarse afectan a millones de personas más allá de tu propio entorno y afectan a los ecosistemas forestales.
En el desarrollo del pensamiento crítico las preguntas tienen un valor transformador. Muchas veces por cuestiones de estabilidad emocional preferimos quedarnos con nuestras certezas o lo que pensamos que son nuestras certezas. Pero, ¿Estamos seguros de ello? ¿Qué sensaciones, vacíos o angustias nos generan nuestras certezas? Cuando eso sucede aparecen las preguntas con todo su potencial transformador.
Entonces, habría que cuestionarse: ¿Qué preguntas nos estamos haciendo?, ¿Qué preguntas no nos queremos hacer? ¿Qué preguntas queremos atar, encerrar o censurar? ¿Qué preguntas tienen sed de respuesta? ¿Qué preguntas están esperando proclamarse a viva voz? Porque es muy cómodo pensar que nos movemos firmes con nuestras creencias y convicciones que nos resulta muy difícil aceptar que navegamos en un mar de incertidumbres. Si cada pregunta merece una respuesta, entonces dejemos que fluyan las preguntas, que florezcan las grandes interrogantes. Pregunto, me contesto, luego me transformo.
El pensamiento crítico en programas de fortalecimiento de capacidades implica desarrollar una actitud filosófica a través de cual no nos contentamos con las primeras impresiones, emociones o respuestas. La indagación permanente, la curiosidad, la capacidad de salirse de la zona de confort, la tolerancia a los errores por la búsqueda de nuevas formas de abordaje de la realidad forestal son actitudes necesarias para hacer los grandes cambios que necesitamos en la gestión forestal sostenible. Se busca que las personas ejerzan sus inteligencias múltiples, se busca que se desplieguen las emociones e intuiciones que generen nuevos sentidos a favor de respuestas que permitan brindar los mejores servicios a los usuarios forestales y mejore nuestra capacidad de asegurar que los procesos y funciones de los bosques beneficien a las generaciones presentes y futuras.
Bibliografía revisada:
Paúl, R y Elder, L. (2005). Estándares de competencia para el pensamiento crítico. Fundación para el pensamiento crítico.
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