Por: Rodrigo Arce Rojas.
Los programas de fortalecimiento de capacidades de los funcionarios de la administración forestal pública (hombres y mujeres) tienen su especificidad y es el punto de partida. No se trata únicamente de capacitarlos para el cumplimiento de las políticas públicas forestales o en los procedimientos administrativos para el ejercicio de derechos de los ciudadanos (hombres y mujeres) que siendo aspectos muy importantes y necesarios el fortalecimiento de capacidades va mucho más allá que eso.
Lo primero es que los funcionarios reconozcan, aunque parezca obvio decirlo, que el fortalecimiento de sus capacidades tiene un público objetivo referido a los usuarios forestales (hombres y mujeres) con la finalidad de poder servirlos con los más altos estándares de calidad. Lo segundo es que el fortalecimiento de capacidades de los funcionarios tiene un sentido, un propósito, una razón profunda de ser y que subyace en todo lo que luego crean, piensen, sientan, digan o hagan. Ello refiere al reconocimiento de su gran paradigma motivador que en este caso está vinculado a los bosques (visto de una manera integral biofísica y sociocultural) y su relación con el desarrollo sostenible.
No basta una mirada de recurso o de producto, sino que requiere reconocer la trascendencia del rol que desempeñan con mirada amplia en la cual confluyen la gestión territorial y las estrechas interrelaciones entre naturaleza y sociedad.
¿Por qué el sentido profundo se antepone a las políticas públicas forestales y que se supone es lo que debe guiar a todo funcionario público? Porque reconocer el motivo trascendental permite tener una mirada más crítica del propio marco político y normativo y antes que quedarse solo en repetir la norma lo que se trata es desarrollar una actitud crítica, vigilante, de coherencia y pertinencia para reconocer si las políticas públicas están dando cuenta de la complejidad de la realidad y si cualquier acción que realice la administración pública forestal contribuye a la equidad, justicia y sostenibilidad. Ello porque se ha verificado casos donde la aplicación ciega y acrítica de la realidad se ha traducido en daños ambientales o injusticias sociales y eso es algo que no hay que repetir. No se trata por tanto de desconocer el Estado de Derecho sino por el contrario enriquecerlo.
Es frecuente escuchar la afirmación “lo que pasa es que no se puede normar sobre cada situación específica y por ello las normas son genéricas”. Con esta aproximación se está normando para los promedios pero eso ya no es suficiente. Se requiere también desarrollar gestión forestal sobre las especificidades sean ecológicas o socioculturales. Obviamente eso requiere ciencia y evidencias y no solo supuestos o el seguidismo de viejas costumbres o prácticas. Esto significa administrar con sentido de responsabilidad. Esta predisposición de ajuste y sincronía permanente con la realidad diversa tiene el propósito de mejora continua.
Por ello el fortalecimiento de capacidades de los funcionarios forestales no descansa en una lógica transferencista o repetitiva de contenidos. Existe demasiada información que es imposible que un funcionario pueda asimilarlo todo y esto no se resuelve ni siquiera con la especialización o la estructura de dependencias especializadas. Importa por tanto que los funcionarios tengan la capacidad de gestionar el conocimiento y gestionar su propia capacidad de aprendizaje permanente.
Un programa de fortalecimiento de capacidades de los funcionarios forestales debe tomar en cuenta los siguientes aspectos a desarrollar:
- Capacidad para reconocer sistemas y las diferentes interacciones con otros sistemas más allá de miradas disciplinarias. Esto implica un enfoque de mirada de la complejidad.
- Capacidad para saber reconocer pautas, patrones, interrelaciones, interdependencias
- Infinita curiosidad e inquietud para ver más allá de lo evidente.
- Capacidad de asombrarse y maravillarse sobre todo aquello que pareciendo obvio encierra nuevas posibilidades cuando lo escudriñas con nuevas miradas.
- Capacidad para gestionar razones y emociones. Está demostrado que mucho del aprendizaje descansa en lo emocional.
- Cultura orientada a la búsqueda de las múltiples posibilidades y no quedarse solo en lo conocido o instituido.
- Cultura orientada a la generación de soluciones creativas pero sin perder el gran sentido y criterios fundamentales de sostenibilidad.
- Cultura orientada a la invitación permanente al usuario forestal para que despliegue su capacidad imaginativa y creadora de soluciones pero, de igual manera, sin perder principios de sostenibilidad.
- Predisposición a la investigación en acción de manera permanente.
- Capacidad de sistematización para la capitalización de los nuevos conocimientos y aprendizajes.
Interesa mucho que los funcionarios participantes de programas de fortalecimiento de capacidades sepan gestionar la comunicación tanto en sus dimensiones verbales como no verbales. Por ejemplo con relación a la gestión de la palabra tenemos dos situaciones: Una que implica la economía de la palabra que refiere a saber expresar con pocas palabras el sentido, espíritu o contenido de algo que se desea compartir o reflexionar. Interesa reconocer cuáles son las palabras núcleo o significativas que se desea compartir para que se conviertan en inspiradoras, catalizadoras y evocadoras. La otra situación implica la licencia para usar sinónimos, énfasis y refuerzos que favorezcan el diálogo, la participación y la generación de propuestas y posibilidades. Aquí también ingresa el hecho de saber usar historias, leyendas, cuentos, metáforas para ilustrar una o más ideas fuerza que se desea compartir. Pero no solo importan los contenidos sino también el lenguaje del cuerpo que acompaña el discurso. Esta coherencia comunicacional es central para favorecer el proceso dialógico.
Un aspecto que no hay que descuidar es el uso de la imagen que se manifiesta a través de fotografías, esquemas, diagramas, dibujos, caricaturas tanto los de significación directa como indirecta, por ejemplo el uso de símiles o metáforas gráficas. Es conocido que una imagen poderosa ahorra palabras y tienen gran impacto comunicacional. No hay que desperdiciar este inmenso potencial de comunicación y aprendizaje.
Un aspecto que no hay subestimar refiere al ejercicio de lo lúdico. No solo nos remite a nuestro niño interior sino que los juegos tienen la virtud de mostrar nuestro universo psíquico: somos como jugamos. Ello tiene un gran potencial para la reflexión y el aprendizaje con la virtud de combinar cuerpo, mente y palabra.
Finalmente no podemos dejar de mencionar el carácter motivacional del fortalecimiento de capacidades. Participar en un proceso de fortalecimiento de capacidades no debe asociarse únicamente a lo racional, a lo estático y muchas veces a lo aburrido. Debe estar más bien asociado a la posibilidad de enriquecerse racional y emocionalmente, a la comprensión de los grandes objetivos de la gestión forestal y lograr un involucramiento activo y entusiasta. Eso significa darle un carácter altamente emotivo al fortalecimiento de capacidades. Reconocer que se es parte de objetivos trascendentales, de una gran apuesta para la gestión de paisajes, de comunión entre la naturaleza y la sociedad, de contribuir a la generación de la riqueza material y espiritual, de comulgar con la sostenibilidad.
Sintetizando entonces podemos decir que el programa de fortalecimiento de capacidades de los funcionarios forestales debe estar orientado a entender en profundidad lo que implica ser servidor público y reforzar el compromiso con la gestión de paisajes forestales para el desarrollo sostenible.
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