Por: Paola Mendez.
Cotidianamente millones de viviendas en América Latina y El Caribe pierden energía en el proceso de refrigerar o calefaccionar la vivienda. En el caso de climas secos, como en Mexicali, México, los hogares pueden llegar a consumir más de 1.000 kWh/mes de electricidad en los meses de calor, por el uso excesivo de aires acondicionados. Mientras que en Chile, las estimaciones indican que los hogares consumen en promedio 830 kWheq/mes en los meses de invierno, esencialmente por calefacción. Esto representa un costo enorme en términos de recursos naturales y de dinero.
Lo que nos lleva a pensar en tratar de solucionar este problema. Para ello, un estudio analiza hipotéticamente cuáles serían las claves para que a través de un programa de eficiencia energética, se pudiera ahorrar dinero y hacer uso racional de los recursos naturales, identificando qué se necesita para fomentar la inversión en el programa.
Entonces… ¿qué tendría que tener un programa para que volviera a la eficiencia energética irresistible?
Ésta fue una de las preguntas claves realizadas durante el desarrollo del estudio “Propuestas para un programa de eficiencia energética en viviendas existentes en Chile: El caso de los sectores de ingresos medios y altos”.
¿El objetivo? Saber quién está interesado en invertir en eficiencia energética, por qué y en qué condiciones.
El saber los motivos y barreras para invertir (o no) en eficiencia energética, es esencial para entender cómo fomentar estas decisiones. Tomar la decisión de realizar trabajos en la vivienda existente es complejo y “no se realiza sólo por puros criterios económicos sino que se encuentra influenciada en gran parte por percepciones y expectativas”.
Sin embargo, la complejidad de este tipo de decisiones, se condice con el alto potencial de ahorro energético en viviendas existentes.
Financiamiento:
La primera respuesta en la cual usualmente pensamos es financiamiento. Cuando las personas tienen restricciones presupuestarias para invertir en mejorar la vivienda, ofrecer condiciones financieras atractivas (plazos, tasas) removerá la barrera financiera y aumentará el atractivo del beneficio esperado. Pero no es la única condición para que las personas opten por mejorar sus casas. El estudio revelo que, ademas de financiamiento, se requieren de las siguientes consideraciones que permitan lograr que el decisor pase a la acción:
Información:
Un programa de eficiencia energética en vivienda debe informar de la manera más precisa posible qué medidas fomenta y cuál será el beneficio real que generará a nivel del hogar. Para ello, es importante contar con una herramienta de cálculo que dé confianza a los actores (ejecutivos de bancos, ingenieros-evaluadores, propietario de la vivienda, etc.) y que permita estimar de manera fiable, objetiva y consistente cuáles serán los resultados de las intervenciones. La sobreestimación de los beneficios de las intervenciones calculadas existentes puede dañar la reputación del programa, al no satisfacer las expectativas generadas. En este sentido, las etiquetas de eficiencia energética que informan sobre el desempeño de una vivienda, antes y después de las intervenciones, pueden ser una herramienta que es extremadamente útil y sinérgica con las necesidades de un programa de mejora de vivienda existente.
Garantías:
Es importante tener un mecanismo que prevea qué hacer cuando las cosas no salen como esperado. La evaluación y propuesta de reacondicionamiento ¿no se realizó adecuadamente? o ¿la obra de reacondicionamiento no fue realizada de manera correcta? Entonces debe existir un mecanismo que prevea garantías y que defina penas o multas para aquellos que no cumplan con las estipulaciones contractuales diseñadas en el marco un programa de eficiencia.
Personal Capacitado:
Los evaluadores, implementadores e inspectores de obra deben estar fuertemente calificados en el diseño e implementación de programas de mejoramiento de viviendas a fin de asegurar una calidad técnica en el proceso. Certificaciones o acreditaciones para estos profesionales son herramientas claves para dar la seguridad necesaria sobre las calificaciones de los actores técnicos del programa.
Estas son algunos de los temas claves a abordar cuando se piensa en cómo fomentar la eficiencia energética en la vivienda existente. Todos los actores de la cadena deben ser informados y capacitados y deben tener confianza en el proceso y sus resultados. Un programa masivo de reacondicionamiento puede generar sustanciales ahorros energéticos y, al mismo tiempo, mejorar el confort térmico al interior de las viviendas. Comenzar la promoción de estos programas hoy, puede significar ahorros de largo plazo, pues una vez realizados el proyecto de eficiencia energética generarán beneficios de manera continua a lo largo de los años.
SOURCE: Los Blogs del BID
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