Por: Samuel Azout.
En nuestro mundo binario la pregunta es: ¿en qué lugar del espectro Estado-Mercado te encuentras? ¿Eres de izquierda o de derecha, o de centro? O crees en la agotada tercera vía, tanto mercado como sea posible, y tanto Estado como sea necesario. Estamos encasillados en unos modelos mentales, y al momento de gobernar a la humanidad, lo que tenemos es una gran deuda moral, social, económica.
Las tensiones de siempre entre los conceptos de libertad y equidad, y entre paz y justicia, han contribuido a polarización de la opinión. La manera binaria de pensar nos ha llevado a intolerancia, maltrato, ofensa, y pre juicios.
Hace cuatro meses circulé en medios sociales una foto con mi amigo, el excelente pre candidato presidencial Iván Duque. Me parece que Iván Duque tiene muy buenas ideas para re activar la economía del país. No pocos me tildaron de derechista-fascista, unos cuantos de paramilitar.
Recientemente, vía twitter destaqué una opinión del candidato Gustavo Petro en relación a la minería. Petro argumenta que cuando no es responsable, y es muy común, la minería genera pobreza, y perjudica al pequeño agricultor. ¡Para qué fue eso! De inmediato salieron críticas de seguidores y amigos de derecha diciendo que cómo iba a apoyar a un guerrillero.
Y cuándo reconozco el trabajo de Fajardo, Robledo, López y Navarro, que dejaron sus diferencias a un lado y se juntaron alrededor de temas que los une, como la lucha contra la corrupción, entonces me dicen mamerto.
Es decir, por destacar lo bueno lo que me dijeron fue paramilitar, guerrillero, y mamerto.
Colombia tiene dos grandes prioridades muy relacionadas entre sí: Inclusión y reconciliación. Justamente por esto, en el primer gobierno del Presidente Santos se creó el Sector de la Inclusión y la Reconciliación, del cual el Departamento de Prosperidad Social (DPS) es el ente rector. Yo hice parte de ese equipo de trabajo que hizo las reformas necesarias y estableció una nueva arquitectura institucional.
Pero eso en lo técnico. En la práctica, debemos hacer un cambio mental. Si queremos reconciliarnos tenemos que hacer el esfuerzo de ver el mundo desde los ojos de nuestros contradictores. Encontrar valor en las ideas de aquellos que piensan diferente. Tenemos que ser capaces de entender que el que piensa diferente no es enemigo. De lo contrario, no avanzaremos en la consolidación de la paz, y pasarán muchos años antes lograr los necesarios avances económicos y sociales.
Soy pro vida, y también estoy de acuerdo con el matrimonio gay. ¿Eso qué me hace, de izquierda o derecha? Creo en utilizar las fuerzas del mercado para superar la pobreza, y también en un Estado grande que garantice el goce de los derechos fundamentales de todos los ciudadanos. ¿Eso qué me hace, de izquierda o derecha? Creo que las armas deben ser de uso exclusivo de la fuerza pública y en una policía dotada de la mejor tecnología disponible para garantizar la vida, honra y bienes de los ciudadanos. Creo que la educación debe ser de calidad y gratuita para todos. Creo que el apoyo al empresario innovador es clave para avanzar la economía. ¿Eso qué me hace, de izquierda o derecha?
Poco ayudan aquellos que utilizan la división como herramienta para alcanzar el poder. Tal vez conviene fijarnos menos entre quienes son de derecha, de centro o de izquierda y más en las soluciones prácticas que requiere el país. Bajémosle al rencor y al resentimiento. Pensemos en un gran apretón de manos.
Porque, o remamos juntos o no llegamos a ninguna parte.
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