Por: Francisco Manrique.
En los tres Posts anteriores (Un referéndum: ¿dos historias y un mismo resultado? Parte I, Un referéndum: ¿dos historias y un mismo resultado? Parte II, y Y el terremoto continúa… ) me referí al desastre del resultado del referéndum de la Gran Bretaña. Las fisuras producidas por la decisión política del Primer Ministro Cameron, tienen varias dimensiones políticas, económicas, pero sobre todo, generacionales y de visión del mundo.
Quedó claro que, más allá de de las antiguas ideologías políticas, y de “buscar el control de sus fronteras y de sus vidas”, en el fondo lo que está en juego es una división entre quienes se quieren abrir al mundo, y los que buscan rodearse de murallas porque ven con nostalgia el pasado y se ven amenazados.
A lo largo de los años, la dinámica anterior ha estado presente en las diferentes fases del proceso de globalización. Esto fue cierto en la etapa que culminó en 1914 con la I Guerra Mundial. Pero también, ha estado presente desde que se inició con fuerza la etapa actual a principios de los años 90. La diferencia entre estas dos épocas está en la velocidad de los cambios generados por la tecnología.
Los comentaristas en diferentes medios, están convergiendo hacia una interpretación común de lo sucedido con el Brexit, como se le llama al retiro de la GB de la CE. Las personas que representan una visión del mundo cerrada, al haber ganado la apuesta, están comprometiendo el proceso de globalización. Pero las fuerzas que la promueven están aumentando todos los días, lo cual va a generar una tensión creciente y mucha inestabilidad.
Por esta razón, es pertinente entender el impacto de la innovación tecnológica en nuestra vidas en los próximos años, porque esta aumentará la brecha entre las dos visiones mencionadas anteriormente. La tecnología es una de las fuerzas impulsoras más importante de la globalización. Quienes se siente cómodos con la apertura al mundo, le sacarán provecho a los beneficios que se van a producir. Pero quienes buscan aislarse, se sentirán cada vez más amenazados por los avances tecnológicos porque no los entienden.
No es gratuito que la división a la que me refiero, está directamente correlacionada con dos variables: edad y educación. Estadísticamente, quienes votaron mayoritariamente en la GB por el retiro, están ubicados en zonas donde hay gente mayor de 55 años, y con niveles de educación muy bajos. En los Estados Unidos, el fenómeno de Trump, también se concentra en los estados donde estas dos variables están presentes. Y en ambos casos, son regiones que albergaron industrias que han sido desplazadas por la competencia y por las nuevas tecnologías.
Ahora bien, los resultados evidencian una realidad bien compleja desde la perspectiva del manejo político. Hay un cuestionamiento sobre el balance de los efectos de la globalización en general y las brechas de desigualdad que se han generado. Sin embargo, cuando se analizan fríamente las cifras, no es menor que en las últimas cuatro décadas, más de 700 millones de personas salieron de la miseria. El caso de la China sobresale por su volumen e impacto.
El crecimiento significativo de la clase media, es una de las características de nuestra época. También, la movilidad que se ha producido en términos de gente, capital e ideas, son consecuencia de un proceso que no tiene antecedentes históricos, aún cuando se podría hacer una comparación con otras épocas. El advenimiento de la revolución Industrial, precisamente en Inglaterra, generó en su momento, comentarios muy similares por parte de quienes se vieron afectados por los cambios producidos.
A pesar de que los avances logrados son evidentes, quienes defendían la permanencia de la GB en la CE, fueron incapaces de defender la causa con la misma fuerza y pasión que sus opositores. ¿Porqué?.
La diferencia entre hoy y otras épocas pasadas de grandes cambios, está en la velocidad con la que se ha dado la conectividad. Esto significa muchas cosas, pero fundamentalmente, el acceso a la información, la diseminación de nuevas ideas, y la movilización instantánea de capital. El impacto ha sido enorme y lo ha sido por varias razones.
A medida que entramos en el siglo XXI, se ha venido haciendo evidente que los rápidos avances tecnológicos, exigen lo mismo en áreas como la educación, el gobierno, la seguridad, etc. Si no se armonizan y se acompasan, las tensiones que se producen son muy grandes. El resultado: la sensación de ser una víctima de un proceso histórico, y no el beneficiario del mismo, lo cual se traduce en fenómenos políticos como el referéndum británico.
Y la realidad, es que esto no ha sido así. En los temas de gobierno, las instituciones del Estado, se ven cada vez más paquidérmicas e inadecuadas para responderle al ciudadano. Los políticos, que por su rol, son los llamados a asumir la responsabilidad de liderar los cambios, se ven desbordados por las nuevas realidades. Buscan soluciones viejas para enfrentar los problemas nuevos que ha generado la globalización. En el proceso, toman pésimas decisiones, como lo evidencia el caso de Cameron al someter a un referéndum el futuro de su país.
Sobre este punto, también se ha venido formando un consenso entre los analistas: era muy imprudente. someter al voto popular, una decisión tan trascendente, cuando falló el liderazgo y la pedagogía en el proceso. Esto permitió abrirle la puerta a quienes buscaban el retiro utilizando mentiras y exageraciones, volviendo irracional y emotiva, una decisión muy compleja que requería votantes muy bien informados.
El costo para los políticos británicos fue altísimo. Todos los protagonistas en menos de una semana, quedaron por fuera del escenario. Sin embargo, los costos para su país, a duras penas están comenzando a ser evidentes. Y el impacto para la globalización, se estará registrando en los próximos meses. Pero lo que sí es evidente, es la debilidad de los sistemas políticos actuales para encausar las dinámicas que están en marcha.
A nivel de la seguridad, la paradoja es que los avances tecnológicos son incapaces de frenar los atentados suicidas, como los sucedidos en París, Bruselas, y en esta semana en Bagdad. El resultado, es la desconfianza hacia quien es distinto, por raza, credo, o género. Esto, a su vez se ha convertido en un fuego que se retro alimenta, dando la sensación de cada vez menos seguridad y pérdida de control.
En cuanto a la Educación, han habido avances impresionantes que han permitido superar el analfabetismo en el mundo. Sin embargo, la cantidad ya no es suficiente para estar a la altura de las nuevas exigencias de este siglo. Se impone cada vez más la calidad. Y en este frente el problema es muy severo en términos de la adquisición de las nuevas competencias que son cada vez más demandadas por la industria.
En resumen, las dinámicas que están en marcha, como consecuencia de la salida de la GB de la CE, han puesto en el centro de la agenda de los paises occidentales, los beneficios y los costos de la globalización. Sus enemigos se enfrentan a fuerzas que están por fuera de su control y las ven con miedo, rabia y resentimiento. Los amigos, no han encontrado en los políticos el liderazgo con la convicción para orientar a la gente. El resultado es una inmensa confusión con unos costos muy altos para todos.
Para ver más sobre el tema: Why Brexit happened — and what to do next
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