Por: Arturo D. Alarcón.
El sector eléctrico de Brasil es una potencia de la energía renovable en Latinoamérica, concentra más de la mitad de las hidroeléctricas de la región, y ha instalado más de 10 GW de energía eólica en poco más de diez años (dos tercios del total de la región).
En el 2016 el 83% de la energía eléctrica de Brasil provino de fuentes renovables. No obstante, existe un tipo de energía con un potencial inmenso aun esperando ser desarrollado, y que, a diferencia de la energía eólica o hidroeléctrica, se encuentra distribuido a lo largo y ancho de este vasto país, al alcance de todos.
Solo basta mirar el cielo azul y el sol cualquier día del año.
Si bien aún la generación solar representa sólo 0,02% de la matriz eléctrica, Brasil tiene varios de los ingredientes para convertirse una potencia solar en los próximos años, aquí listamos 5 de ellos:
Potencial Solar. Con más de 8 millones de kilómetros cuadrados, Brasil ocupa aproximadamente la mitad de Sudamérica, se extiende entre los trópicos, con áreas tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur. Al estar localizado en la línea del Ecuador, los niveles de radiación en algunas zonas del país se encuentran entre los más altos del mundo, e incluso las regiones con menores niveles de radiación en Brasil presentan valores que son viables para la generación fotovoltáica.
Los niveles de radiación global horizontal en Brasil se encuentran entre 1.500 a 2.200 kWh/m2/año, mientras que Alemania (uno de los países con mayores capacidades instaladas), tiene una radiación entre 900 a 1250 kWh/m2/año. El potencial técnico total de Brasil se estima en 30 mil GW, cerca de 200 veces la capacidad instalada actual, principalmente en sistemas centralizados (28.5 TW fuente EPE).
Demanda. Brasil tiene una población de 200 millones de habitantes, y una cobertura eléctrica cercana al 99%. Esto se traduce en cerca de 80 millones de puntos de consumo (clientes), cada uno con la posibilidad de instalar generación distribuida a base de energía solar, para uso propio, y contribuir a la red con los excedentes.
Sólo considerando el potencial en instalaciones domiciliarias (164 GW) podría generarse 287.505 GWh/año, lo que equivale a dos tercios del consumo total del país. Más aún, el perfil de generación fotovoltaica, coincide con la demanda de energía para aire acondicionado, que es una porción importante en las regiones más cálidas del país. Por otro lado, al tener la posibilidad de conexión distribuida, la energía solar puede ayudar a reducir la pobreza energética en poblaciones sin acceso a la red, que actualmente se abastecen con generación a base de combustibles fósiles. De la misma manera, sería posible reducir los gastos públicos en suministro de energía, en escuelas, postas y hospitales.
Marco Regulatorio. Brasil cuenta con uno de los marcos regulatorios más avanzados de la región, tanto en la promoción de energías renovables centralizadas (plantas de varios MW, que venden energía al mercado), como de generación distribuida solar (sistemas conectados a la red eléctrica de distribución). En el caso de la generación centralizada, el ente regulador realiza licitaciones periódicas (de acuerdo al crecimiento de la demanda), garantizando contratos de largo plazo a los inversores.
En el caso de la generación distribuida, el marco regulatorio permite que los usuarios domiciliarios, comerciales e industriales instalen sistemas en sus tejados o predios, conectándose a la red, disminuyendo su consumo de energía, y ganen “créditos” de energía por las exportaciones a la red. Asimismo, es posible que varios usuarios domiciliarios puedan crear un “condominio” de energía, donde el excedente de unos usuarios pueda ser utilizado por otros.
Como resultado de esas normas, a febrero del 2017, ya se habían instalado cerca de 8 mil sistemas de generación distribuida, con un crecimiento de 322% en el último año. Los precios de los sistemas fotovoltaicos han bajado 80% en los últimos 10 años, lo que, ya hace financieramente viables estos sistemas, con un periodo de repago de entre 5 a10 años (dependiendo de la región, la tarifa, y el financiamiento).
Posibilidad de almacenamiento. La energía solar depende de la radiación solar, y si bien aún en los días nublados los paneles solares generan energía, aun es necesario contar con un respaldo y/o almacenamiento para proveer energía en la noche. En el caso de Brasil, este respaldo natural es la generación hidroeléctrica, la que permite “almacenar” en el sistema la energía solar excedente durante el día, y proveerla en la noche. Asimismo, en algunas regiones existe complementariedad con la energía eólica en algunos periodos del día (el viento no sopla en las horas de mayor radiación, y sopla en las noches).
Por otro lado, es posible utilizar el bombeo de agua, en base a energía solar, como una alternativa de almacenamiento en las regiones más secas. El agua bombeada puede posteriormente convertirse en energía, o utilizarse para riego. Esta alternativa puede traer muchos beneficios en la región norte del país, que es azotada por sequias con frecuencia.
Capacidad Industrial. Considerando que Brasil cuenta con una de las mayores reservas del mundo de silicio (principal materia prima para la fabricación de paneles fotovoltaicos), y sumando a esto su capacidad industrial, es posible pensar en el despegue de la producción industrial de paneles fotovoltaicos “locales”, que incluso podrían ser exportados a países de la región. Claramente esta nueva industria requeriría de innovación, y de incremento de la productividad, para hacer competencia a los paneles importados.
No obstante, Brasil no es ajeno a las revoluciones tecnológicas. Por ejemplo, de la mano del Programa Pro-alcool, en los 80s, el País se convirtió en una potencia mundial de la industria del etanol, transformando su parque automotor de producción local, y siendo uno de los países que impulso el uso de combustibles sostenibles. Actualmente, Brasil es el segundo productor de etanol del mundo, y más de la mitad de sus vehículos son “flex”, es decir que pueden funcionar tanto con gasolina como con etanol.
En conclusión, el sol comenzó a brillar para la energía solar en Brasil. La proyección de la asociación brasileña de energía solar (ABSOLAR) es de cerrar el 2017 con 150 MW de generación distribuida, y 1000 MW de generación centralizada. No obstante, aún son necesarios incentivos para lograr un despegue definitivo de la energía solar, particularmente en: (i) la difusión de información sobre la posibilidad de generación distribuida y los requisitos para las conexiones, (ii) el fomento del uso de esta tecnología a nivel público (por ejemplo, en escuelas, universidades, postas, hospitales, parques públicos, etc.), y (iii) la creación de fuentes de financiamiento (para personas y empresas) que viabilicen aún más su implementación a gran escala.
Con un crecimiento sostenido, la energía solar puede ser uno de los elementos principales para lograr cumplir las metas de COP 21 (23% de energías renovables diferentes de hidro para el 2030 en la matriz eléctrica). Asimismo, la generación distribuida solar podría afianzar el establecimiento de Smart Grids, apoyando un manejo más eficiente de los recursos energéticos.
Arturo D. Alarcón es un Especialista de la División de Energía del Banco Interamericano de Desarrollo, actualmente basado en la representación del Banco en Brasil.
Nota publicada en el blog “Energía para el futuro” del Banco Interamericano de Desarrollo BID, reproducido en PCNPost con autorización.
SOURCE: Los Blogs del BID
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