Por: Giovanna Fuentes.
A veces me encuentro en el escenario corporativo con caritas largas, tristes, molestas. Un gesto de desesperanza se dibuja en algunos rostros. Como si todo estuviera perdido, como sí se hubiera llegado al final del túnel. Se nos olvida, que somos seres espirituales, viviendo una experiencia física. La mente hace de las suyas y la vocecita interior o crítico interno como decimos en coaching nos juega malas pasadas.
Sabes, todo tiene una solución espiritual. Lo que sucede es que nos nos preocupamos por mejorar nuestro bienestar interior, cuidar la mente y desarrollar nuestra inteligencia espiritual o ‘Yo sagrado”, esa fuerza interior que existe en cada ser humano, nuestra conexión espiritual con el todopoderoso.
Es verdad, que hay retos. Pero siempre existirá una solución espiritual para cada problema. No, todo está perdido. Mientras en ti habite el poderoso deseo de seguir adelante en medio del miedo y el pánico Es cierto, que existe una realidad. Pero también existe la esperanza en cada instante de la vida.
Todo finalmente es transitorio. Nada es eterno. No estamos solos. Contamos con una fuerza interior que nos acompaña en cada momento, una fuerza que abraza la vida y nos lleva siempre hacia adelante. Para mi es Dios, para otros universo, energía, inteligencia infinita, vibración. Todos los seres humanos podemos invertir esa realidad en medio del aparente caos.
¿Entonces cómo superar la decepción?
La decepción es un mensaje de tu ser interior que te comunica que aquello en lo que te has enfocado no es lo que quieres. La propia decepción te hará saber qué es lo que realmente quieres experimentar y reflejar en tu vida.
En vez, de recrearte una y otra vez en las circunstancias difíciles podrías pivotar (girar sobre un pivote para cambiar de dirección). En otras palabras, hacer conciencia de tu estado emocional y salirte de esa emoción que te sumerge en la decepción.
Cambiar el rumbo de tus pensamientos. Llevar tu mente a las cosas que te gustan, que te generan alegría. En vez de darle la vuelta al pensamiento preocupante, elige un pensamiento que te haga sentir mejor o busca el aspecto positivo del acontecimiento que te atormenta.
Tenemos 60.000 pensamientos por día y el 90% de ellos, se enfoca en lo negativo.
Otra manera de sentirte mejor, es quitarle el drama a lo sucedido. Sí, talvez podrías decir, ¿pero cómo le voy a quitar el drama, sin me siento mal?. Tienes razón, las cosas pueden ser duras. No obstante, el sumergirte en el mar de la melancolía y la desesperanza no te apoyará a lograr lo que deseas.
Busca sentirte mejor. Podrías redireccionar tu mente y pensar en un bebé, un ser querido, admirar el paisaje, caminar por la naturaleza…
La decepción aparece cuando se crean expectativas y hay un apego al resultado. Personalmente he vivido experiencias retantes. Sin embargo, agradezco a la vida por esos momentos, no habría tenido la oportunidad de mirar hacia adentro de mí misma y crecer como ser humano, sin esas experiencias.
La pregunta del Coach:
¿Qué haces para superar la decepción?
¿Cómo manejas las situaciones o problemas que se te presentan?
¿Qué haces para conocerte a ti mismo?
¿Qué haces para trabajar en el desarrollo de tu ser interior?
Te invito a hacer conciencia de tu respiración. Respira profundamente. Llena tu estómago de aire y exhala despacio. Suelta la ansiedad sobre tu futuro y agradece este momento presente.
¿Qué hace un Coach?. Te apoya a sacar la mejor versión de ti mismo. Te escucha sin juicios. Te acompaña a lograr los resultados que deseas. Te hace preguntas poderosas, para que encuentres respuestas poderosas para enfrentarte con tus miedos más profundos y descubrir lo mejor que habita en ti. Coaching no es terapia, no es mentoría, no es consultoría. Es un proceso creativo que respeta la sabiduría del cliente y que se enfoca al logro de resultados.
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