Por: Giovanna Fuentes.
Quizás el gran desafío de la vida, es aprender a vivir y sacarle el mayor provecho a crecer con consciencia. Sin embargo, por los mismos afanes de la sobrevivencia, podemos estar dormidos estando despiertos. El cambio y la transformación es uno de las más grandes constantes de la naturaleza humana.
No obstante en el hábitat humano por así decirlo, hay resistencia al mismo cambio y pocas veces se hace consciencia de que el cambio está presente todo el tiempo. Es más en la era de la información y la tecnología ha surgido una esclavitud disfrazada de modernidad que robotiza a la humanidad.
El estrés y el acelere se han colado por las rendijas de la cotidianidad como si vivir preocupado, amargado, estresado, malhumorado y acelerado entre otros hábitos que destruyen el espíritu fuera una moda que genera jugosos réditos.
Vamos de prisa, vivimos de afán. Todo hay que hacerlo de inmediato, el mandato o consigna en el ámbito laboral, familiar, personal y social reza que todo es para ya. Entonces en el día a día por vivir en modo inmediato se pospone lo urgente o más bien lo prioritario: La vida misma. Es como vivir en la carrera del hámster, corriendo, corriendo en su mundillo sin tener un rumbo claro a donde ir.
De manera inconsciente se vive en modo zombi, en la rutina que no es tan rutina ya que cada día )es un nuevo día y una nueva oportunidad para vivir con consciencia). No hay tiempo para hacer consciencia de la respiración, no hay tiempo para mirar hacia el mundo interior, no hay tiempo para mirar a los ojos de los seres amados, no hay tiempo para detenerse a contemplar un hermoso atardecer o asombrarse con la sonrisa de un niño, el arco iris, la lluvia, en fin…
En otras palabras se ha perdido la maravillosa capacidad de vivir asombrados de las cosas simples. Es como si no existiera espacio en la mente de los adultos, para volver a contagiarse de esa maravillosa capacidad como lo hacen los niños.
A diario me maravillo con las historias de superación y resiliencia de cada ser humano que he conocido en el mundo del coaching y el periodismo. Sin embargo, también he observado que de manera inconsciente la humanidad no descubierto con total plenitud la belleza de su brillo interior, por vivir inconscientemente apegados a las mismas miserias humanas. Tal vez, en la medida en que se elija crecer o vivir con consciencia se despierte al poder ilimitado de la mente subconsciente para descubrir el mágico brillo interior con el que nacemos.
Descubrir que la magia que se busca en el mundo externo, habita en nuestro interior. Tal vez, esto implique atreverse a mirar hacia adentro, sin evitaciones, pretextos ni argumentos banales que solo te aten a vivir en las creencias inconscientes y condicionamientos sociales.
Crecer con Consciencia implica estar y vivir en el presente para darnos cuenta que cada experiencia por dolorosa que sea, trae escondida la semilla del aprendizaje y que todo depende de cada observador. Estar conscientes para construir la realidad que deseamos es un viaje que vale la pena emprender. Si nos hacemos conscientes de que significa crecer en el SER y para qué queremos crecer.
La pregunta que se suscita es para qué crecer_ o que significa crecer. Crecer es salirnos de nuestra zona de confort, es hacer consciencia de nuestro techo de cristal o barrera que nos hemos inventado para buscar sentirnos mal, cuando todo va bien por la misma historia de sufrimiento de la humanidad.
Vivir con Consciencia es asumir las riendas de nuestra vida, salirnos de la zona de confort, hacer consciencia de las zonas erróneas para descubrir nuestras zonas mágicas, es salirnos de la desesperanza aprendida para ir tras nuestros sueños, sin barreras mentales ni límites que te impidan descubrir la magia de tu brillo interior.
Posts relacionados:
Lo que ocurre en las relaciones de la adolescencia no queda ahí
“Tu eres el protagonista de tu bienestar”
“Mea culpa”: sentimiento inoficioso que vulnera la autoestima
Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora