Este informe, es el resultado de la investigación realizada a nivel nacional por este prestigioso instituto, con la participación de un grupo muy selecto y diverso de expertos en las áreas de la neurociencia, psicología y educación, motivados por un movimiento que busca el bienestar socio-emocional y académico de los niños y los jóvenes norteamericanos. Es una tendencia que tiene cada vez más fuerza, y que está redefiniendo el concepto del aprendizaje, con un tremendo impacto presente en la vidas de los estudiantes y futuro para esa sociedad.
Es muy notorio que en los Estados Unidos, donde es cada día más difícil lograr un consenso sobre temas críticos para su población, esté emergiendo una visión común sobre la importancia del desarrollo socioemocional y académico, vistos como un proceso holístico y fundamental para la educación. De este consenso documentado, es que surge el nombre del informe publicado recientemente: “Una Nación con Esperanza”.
Esta es la gran conclusión de este informe, que recogió comentarios y testimonios a nivel local a lo largo y ancho de los Estados Unidos. Definitivamente, hay una conciencia creciente de la relación íntima de las dimensiones socioemocionales y académicas. Nueve de cada diez entrevistados, estuvieron de acuerdo con su importancia para cambiar el rumbo de la educación en los Estados Unidos.
También, se está entendiendo que el éxito o fracaso de una sociedad, que está experimentando cambios cada vez más rápidos y profundos, necesita de individuos capaces de construir relaciones sanas y productivas, para contrarrestar la división y fragmentación que se observa hoy en día. Sin ellas, es imposible que el tejido social, resista las tremendas tensiones a las que está expuesto, producto de estas grandes transformaciones.
Ya no es suficiente que se transmita el conocimiento como se ha hecho por siglos. El concepto de la clase magistral, el tablero y la tiza, están cada vez más llamados a desaparecer como los únicos vehículos para el aprendizaje. El saber leer y escribir, es necesario pero ya no es suficiente. Esta es la razón por la cual, los temas llamados ”blandos” que cobijan el desarrollo socioemocional, están adquiriendo cada vez más importancia.
Un maestro entrevistado para el informe del Aspen Institute, decía: “yo no enseño matemáticas , yo le enseño a los niños matemáticas”. Esta frase sintetiza algo que parece obvio, pero que se pierde con mucha facilidad en el proceso de educar: los niños aprenden más fácilmente cuando se les trata como seres humano, atendiendo sus necesidades socioemocionales y académicas”.
Un estudiante entrevistado, le daba aún más luz al significado del verdadero sentido que debe de tener la educación cuando se aborda desde los aspectos socioemocionales y no únicamente académicos: “el éxito en la escuela no debe estar definido solo por los resultados de unas pruebas …pero también por la habilidad de pensar por si mismos, trabajar con otros, y contribuir a nuestra comunidad”.
Y el informe menciona algo muy importante, que también se olvida con mucha facilidad. La formación del ser humano es un tema muy complejo. Se necesita un espectro muy amplio de habilidades, actitudes y valores, además de unos conocimientos, que hay que ir adaptando y ajustando, a medida que el entorno va cambiando con más velocidad. Esto implica entender la educación como un proceso tremendamente dinámico .
Vale la pena repasar algunos de los aspectos que están en juego en el proceso de formar a un individuo para que sea un ser feliz, productivo y útil para la sociedad. Y también subrayar , que son temas que cada vez más están siendo evaluados como fundamentales, en el mercado laboral, que hoy experimenta unas grandes transformaciones producto de la automatización.
Lo anterior significa, que las dimensiones humanas del desarrollo de un individuo, son las que van a ser más demandadas, porque en los próximos años, los robots se encargarán cada vez más de los trabajos rutinarios. El poder trabajar en equipo, resolver problemas complejos, y adaptarse rápidamente a nuevas realidades, serán críticos en el mundo del trabajo y para actuar en la sociedad.
Veamos algunas de las habilidades más importantes que son cada vez más necesarias hoy y hacia adelante: el saber poner atención a lo que sucede alrededor; tomar buenas decisiones y no procrastinar; fijarse objetivos y metas en función de la visión de lo que se quiere alcanzar; planear las acciones que van a materializar esa visión; colaborar con otros porque la complejidad actual hace imposible ser un Llanero Solitario; ejecutar con flexibilidad lo que se ha planeado y demostrar resultados; ser recursivo para superar obstáculos; y saber rodearse de otras personas que puedan ayudar.
Pero también, se necesitan unos valores esenciales que le permiten a la persona tener un marco de decisión ético para actuar correctamente como miembro de una comunidad: integridad, lealtad, honestidad, responsabilidad, entre otros.
Además son igualmente importantes las actitudes que se desarrollen, como el pensar de manera crítica, la apertura a diferentes puntos de vista, la curiosidad para explorar varias alternativas, la empatía, la flexibilidad para adaptarse a cambios rápidos, el recuperarse de los fracasos y aprender de ellos, y el perseverar sin terquedad. Todas ellas, serán cada vez más críticas para que una persona pueda prosperar.
Si se lee con cuidado lo anterior, seguramente surge una paradoja, en relación a lo que le pide un padre de familia al sistema educativo vs lo que se necesita hoy en día. Es muy común que el énfasis esté, en si el niño o niña, han aprendido la aritmética, la historia, o a leer y escribir. Es decir, la parte puramente académica. Pero es muy extraño que las preguntas se concentren en las dimensiones socioemocionales, las cuales van a hacer la diferencia.
En el próximo Post, voy a mostrar el caso de una propuesta innovadora que está en curso en Bogotá, donde los temas propuestos por el Aspen Institute se están poniendo en práctica desde hace tres años.
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