Por: Francisco Manrique.
Para poderlas contestar hay la necesidad de entender cómo piensan y se comportan las diferentes generaciones en las que hoy se clasifican las personas dependiendo de la edad en que nacieron a partir de 1945. A lo largo de ese escrito mostré cuales son las principales características que distinguen a los baby boomers, y las generaciones X, Y y Z, que son la distintas denominaciones como se clasifican estos grupos.
De acuerdo a la Dra Olga Collado, catedrática en la U de Puerto Rico, “estas cuatro generaciones, que ha identificado la sociología desde el siglo XX hasta la actualidad, tienen rasgos sociales, percepción del entorno y patrones de conducta, que determinan una época histórica, al mostrar similitud entre una generación y diferencias con sus antecesores. Cada generación es fruto de la anterior y de las pautas culturales y realidades sociales a las que han estado expuestos sus integrantes”.
En un trabajo hecho por esta académica, se muestra que las diferencias entre estas generaciones se dan en varias dimensiones: la relación con la autoridad, el vínculo con las organizaciones donde trabajan, la relación con sus compañeros, el estilo de trabajo, su forma de liderazgo, y los estilos de aprendizaje. La experiencia demuestra que hay una diferencia de los baby boomers con las nuevas generaciones: estas rechazan las estructuras gerárquicas y hacen valer cada vez más la democracia.
Para efecto de este blog, me interesa concentrarme en las dos ultimas generaciones que agrupa a las personas nacidas después del 1984. La razón: porque son las personas que hoy están en sus 25 a 30 ya trabajando, y los jóvenes que van a estar entrando a la universidad y en cuatro años a la fuerza laboral. Y porque también, son dos generaciones que tienen un perfil muy distinto de las dos primeras generaciones, lo que hará más difícil tender puentes con ellas.
Este conferencias considera que, debido a errores en la educación por parte de sus padres, estas generaciones se les vendió la idea de que eran personas especiales y que podían tener lo que quisieran en la vida. Se les crió con la idea de podían conseguir cosas, no por sus propios méritos sino por la intervención de sus padres, y esperar reconocimientos que no merecían.
En ambas generaciones hay otros temas comunes. La tecnología se ha convertido en un medio adictivo a la cual se recurre para escapar la realidad, y buscar la sensación de estar bien buscando las aprobación de los amigos virtuales. En el mundo del Instagram y el Facebook, se colocan filtros que se usan para mostrar una realidad maquillada.
Sinek y otros estudiosos de este tema generacional, señalan otra dimensión que tienen estas dos generaciones: la gratificación instantánea en todo lo que hacen. Al no aprender los mecanismos sociales, les cuesta mucho esperar. Todo lo quieren para ya.
Aprender a ser pacientes es fundamental para lograr cualquier cosa importante en la vida. Son personas que van a tener un gran reto aceptar esta realidad, y entender que la vida no es un Nescafé, sino un camino largo, arduo y que toma tiempo aprender. Cuando no se está preparado las consecuencias son muy costosas. Hoy se ven más jóvenes que se suicidan, toman drogas, y se retiran de la escuela por depresión. Son personas que no encuentran satisfacción con sus vidas y buscan diferentes mecanismos para escaparse y no enfrentar su realidad.
Este es un perfil que no va ser nada fácil de integrar en ambientes colaborativos, especialmente si se busca que valoren la experiencia de sus antecesores en la solución de problemas complejos, donde estos vacíos son muy críticos. La paradoja es que construyen comunidades, a través de las redes sociales, con personas que no conocen.
Como se puede ver, empresas como Google, que son líderes en tecnología, van a vincular, o ya lo están haciendo, a los primeros miembros de la generación Z que son nativos digitales. Según un estudio hecho por la U de Stanford, el promedio de IQ de estos jóvenes está por encima de sus antecesores. Su capacidad de aprendizaje posiblemente también sea mayor.
A pesar de las dificultades que implica conectar a personas como es mi caso, que pertenecemos a la generación de los baby boomers, con personas de las siguientes generaciones, especialmente con la Gen Z que son de la edad de mis nietos, no es una tarea fácil pero es una oportunidad. Todos somos unos activos muy valiosos de la sociedad.
Y en el trabajo, porque el costo también puede ser muy alto, ya que se pierde la oportunidad de aprovechar la diversidad generacional. Esta permite desarrollar sinergías, al unir la experiencia acumulada de los baby boomers, con la flexibilidad y facilidad en el uso de la tecnología, , especialmente las que tienen las generaciones Y y Z. Pero también, hay un alto costo porque va a ser más difícil atraer y retener a los jóvenes de estas últimas generaciones. En estas condiciones, su conocimiento se irá por la puerta de la organización, cuando renuncien al trabajo.
La Dra. Collado hace una observación muy pertinente. La sumatoria de tres tendencias: el aumento en la edad promedio de los seres humanos producto de la mejoras en la salud, y los avances tecnológicos de la información, hacen que la edad de retiro se vaya alargando cada vez más. Esto significa, que sea necesario tender cada vez más puentes flexibles, innovadores y creativos, entre las distintas generaciones, porque van a tener que interactuar y colaborar de manera creciente hacia el futuro. Es una realidad de la que nadie se va a poder escapar.
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