Financiar el comercio exterior para acelerar la recuperación de la región

Alrededor del 90% del comercio mundial depende de algún tipo de financiamiento, principalmente a corto plazo. Hoy más que nunca, las empresas de América Latina y el Caribe que participan en el comercio exterior necesitan financiar sus operaciones para ser más resilientes y sostenibles.

Por: Fabrizio Opertti y Gema Sacristán

El comercio exterior ha sido y sigue siendo vital para el crecimiento y desarrollo de América Latina y el Caribe (ALC). Esta actividad involucra una gran cantidad de actores —pequeñas, medianas y grandes empresas— integrados en cadenas de valor, que generan empleo y contribuyen al bienestar de sus países. Prueba evidente es que sin éste, la región no hubiera experimentado el crecimiento adicional de 40% del PIB per cápita que se dio entre 1990 y el 2010, durante el llamado periodo de la “gran liberalización”.

El impacto de la pandemia del COVID-19 ha sido profundo en este sector. En el primer semestre del 2020, las exportaciones de bienes cayeron un 16%, mientras que las de servicios se contrajeron en casi un 30%, según el reporte Monitor 2020 de Comercio e Integración del BID. Los flujos intrarregionales han perdido participación en el comercio total de la región, llegando a representar sólo 13% del total (en comparación con el 65% de la Unión Europea y el 47% de Asia Oriental). Y la crisis aún no termina.

Alrededor del 90% del comercio mundial depende de algún tipo de financiamiento o seguro de crédito, principalmente a corto plazo, según la Organización Mundial de Comercio. Por ello, las empresas de ALC que participan en el comercio exterior necesitan, hoy más que nunca, financiar sus operaciones. No solo para que vuelvan a crecer, sino también para hacerlas más resilientes y sostenibles, y llevarlas hacia una mayor inserción en cadenas regionales y globales de valor.


comercio exterior BID


Pero, ¿por qué esta dependencia? ¿Y por qué la necesidad de la intermediación financiera?

La importancia del financiamiento al comercio exterior

Los exportadores necesitan financiamiento para abastecerse, procesar, almacenar, distribuir y vender sus productos, y además, requieren recibir el pago de sus ventas lo antes posible. En el otro lado de la orilla, los importadores necesitan crédito para financiar sus compras de materias primas, bienes intermedios y de capital, entre otros, y desean extender el plazo de pago lo más posible.

Para que estas transacciones se realicen en términos que satisfagan las necesidades de ambos, existe un conjunto de instrumentos financieros, como préstamos, garantías de pago y seguros. Ello sucede porque la mayoría de las operaciones se pagan a plazos, y es usual que los socios comerciales no deseen asumir el riesgo de operar con una determinada contraparte o país. Además, estos instrumentos estabilizan el flujo de efectivo de las empresas, mejoran su competitividad y sirven como herramienta de negociación con clientes y proveedores.

Es por todo esto que ambos actores necesitan de la intermediación financiera, y dependen de los bancos para acceder a productos y servicios financieros.

Cerrar la brecha para impulsar la recuperación

A nivel global, según datos del Banco Asiático de Desarrollo, la brecha de financiamiento para este sector se eleva a US$1,5 billones, de los cuales US$350.000 millones corresponden a ALC. De todas las transacciones de comercio exterior rechazadas por intermediarios financieros, el 40% son de pequeñas y medianas empresas (PYME).

Esta brecha afecta en mayor medida a ciertos países, y a la percepción de sus riesgos regulatorios y de cumplimiento, lo que hace que algunos bancos internacionales pongan ciertas restricciones para trabajar con ellos. Es lo que el mercado conoce como ‘derisking’.

Todo esto dificulta que las empresas, especialmente las más pequeñas, puedan aprovechar los beneficios del comercio exterior y de integrarse a cadenas globales de valor, frecuentemente asociadas a mejoras de productividad, especialización, eficiencias en la asignación de recursos, innovación y transferencia de tecnología y conocimiento.

Como respuesta a estos retos, hace 15 años BID Invest creó el Programa de Facilitación del Financiamiento al Comercio Exterior(TFFP, por sus siglas en inglés), con el objetivo de promover el acceso de los intermediarios financieros de ALC a los mercados de financiamiento de comercio exterior y, a través de ello, ampliar y diversificar las fuentes de financiamiento disponibles para los importadores y exportadores, los beneficiarios finales.

Para ello, durante estos años se ha creado una red de bancos locales, regionales e internacionales que, con el apoyo de BID Invest, han viabilizado más de US$12.000 millones en operaciones de comercio exterior, 62% de ellas en los países menos desarrollados de ALC.

El TFFP financia a los bancos de la región y en muchos casos, además, les permite establecer nuevas relaciones con bancos internacionales para apoyar a sus clientes a exportar e importar. En paralelo, estos últimos acompañan a sus clientes a viabilizar sus operaciones en ALC, pues sin las garantías de pago otorgadas por BID Invest bajo este programa, les sería imposible hacerlo.

Como ejemplos, dos operaciones de este año: en el Caribe, emitimos una garantía a favor de un banco italiano que facilitó fondos a otro banco en Belice, lo que posibilitó la importación de alimentos a dicho país desde Trinidad y Tobago. En el contexto de la pandemia, en El Salvador respaldamos la exportación de medicamos a Guatemala, con una garantía emitida a favor de un banco español que proveyó de fondeo a su par salvadoreño, haciendo posible el envío.

Pero el camino no termina aquí. BID Invest continuará trabajando para cerrar la brecha de este tipo de financiamiento, priorizando el apoyo a las PYME —incluidas aquellas lideradas por mujeres— y a la internacionalización de productos y servicios verdes. A su vez, el sector de Integración y Comercio del BID también continuará su promoción y apoyo a este programa, a través de canales que congregan a empresas exportadoras en la región, como la red empresarial ConnectAmericas. Y seguirá priorizando la reducción de otros costos que también impiden el crecimiento del comercio, en particular los logísticos y de transporte, los de información y los regulatorios.

Esta es nuestra oportunidad de reconfigurar el comercio, incrementar la integración regional y construir sobre el legado de la “gran liberalización” para volver a revitalizar este gran motor de crecimiento, desarrollo y bienestar.


Nota publicada en el blog “BID Invest – Negocios sostenibles”, reproducido en PCNPost con autorización.


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SOURCE: Los Blogs del BID

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