La transparencia y la rastreabilidad son aspectos clave para la acción por el clima y los mercados inclusivos
Para alimentar a más personas sin agravar la crisis climática, necesitamos de forma urgente que nuestros sistemas agroalimentarios sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles.
Una forma de lograr un objetivo tan ambicioso es aprovechar el potencial de tecnologías modernas e innovadoras. Y de entre todas las tecnologías que han surgido, la cadena de bloques realmente plantea grandes expectativas.
La cadena de bloques, surgida en 2009 como una aplicación para la moneda virtual bitcóin, es básicamente una base de datos compartida y descentralizada. Sin embargo, a diferencia de las bases de datos tradicionales, utiliza un registro digital que se duplica y distribuye simultáneamente en una red de nodos en ordenadores o servidores. A medida que llegan nuevos datos, se introducen en un bloque nuevo. Una vez que el bloque se completa con datos, se enlaza con el bloque anterior y los datos dentro de este quedan bloqueados.
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Existen dos ventajas fundamentales en cuanto a esta tecnología de registros distribuidos: los registros son inmutables, ya que es prácticamente imposible modificarlos o piratearlos, y el carácter descentralizado de la red hace que ninguna persona o grupo controle los datos, por lo que las probabilidades de fraude son menores.
Estas ventajas van mucho más allá del mundo de las monedas virtuales. A la hora de producir alimentos para consumo humano, piensos para ganado o madera para los hogares, la rastreabilidad y la transparencia garantizan que sepamos que estos productos provienen de una fuente inocua o que los materiales se obtienen de un proveedor sostenible, mejorando así la inocuidad de los alimentos y facilitando las retiradas. La cadena de bloques también puede facilitar el comercio y proporcionar mayor seguridad jurídica a los sistemas de tenencia de la tierra.
La rastreabilidad y la transparencia son asimismo fundamentales para realizar el seguimiento de las metas relativas al clima y las medidas de adaptación y mitigación conexas. Por ejemplo, mejorar la contabilización del carbono mediante la tecnología de cadena de bloques puede ayudar a los países a ajustar sus emisiones de gases de efecto invernadero a los compromisos contraídos con el Acuerdo de París de las Naciones Unidas de 2015.
La cadena de bloques: un ejemplo en cadenas de valor agroalimentarias
Pero, ¿cómo funcionaría exactamente? Tomemos el caso hipotético de un silvicultor:
- El silvicultor vende la madera y un instituto forestal confirma que la explotación maderera es legal, incluidas sus coordinadas geográficas. Esta información se introduce en el primer bloque.
- La Plataforma geoespacial Mano de la mano de la FAO, un sistema de información geográfica que aporta datos valiosos e intercambiables, podría utilizarse para confirmar la validez de la declaración anterior. Esto va en el segundo bloque.
- El ministerio del país confirma la legalidad de la práctica de esa madera concreta. En el tercer bloque.
- Otro instituto independiente confirma por separado la legalidad de la práctica de esa madera concreta. En el último bloque.
En este ejemplo, la cadena de bloques contiene toda la información que un mayorista necesita para rastrear el origen y legalidad de la madera.
Se está explorando una aplicación similar sobre la evaluación de los riesgos de trabajo infantil relacionados con la producción de chocolatinas. En este caso hipotético, el consumidor final tendría garantías adicionales sobre estos riesgos al recuperar la información pertinente, que puede ser verificada de manera independiente por un tercero, a través del código de respuesta rápida de la etiqueta del producto.
De hecho, cualquier producto podría estar teóricamente representado por un token no fungible (NFT), que puede representar objetos digitales y del mundo real, y añadirse a la cadena de bloques para rastrear su origen y trayectoria hasta el consumidor. Existen ya ejemplos de prácticas de forestación en las que cada árbol nuevo se vincula a un NFT, ayudando así a luchar contra afirmaciones de lavado verde y garantizando la permanencia del árbol (lo cual se comprobaría constantemente mediante imágenes de satélite).
¿Y ahora qué?
La FAO se dedica principalmente a velar por que haya datos de alta calidad que apoyen las declaraciones de transparencia, rastreabilidad y sostenibilidad de cada producto alimentario.
Un caso real del trabajo de la FAO en este ámbito tuvo lugar en Papua Nueva Guinea. Aquí, el aumento de la demanda mundial de carne de cerdo presentó nuevas oportunidades de exportación, pero solo si los agricultores podían demostrar la calidad de su producto. Conjuntamente con la Unión Internacional de Telecomunicaciones, la FAO trabajó en un sistema piloto de registros distribuidos, basado en la cadena de bloques, que puede rastrear el ganado y permite a los consumidores comprar con confianza al verificar la historia de los cerdos.
Mediante el uso de etiquetas de identificación de radiofrecuencia y una aplicación para teléfonos inteligentes, los agricultores llevaron registros digitales de cómo habían criado a sus animales, demostrando que los cerdos habían recibido una dieta de boniato, por ejemplo, o que se les habían administrado las vacunas pertinentes. Gracias a este historial digital, se garantizaba a los compradores la calidad del producto, al tiempo que los agricultores obtenían beneficios más justos de sus inversiones.
El sistema se probó en Jiwaka y la FAO está estudiando la posibilidad de ampliar la iniciativa piloto a otros emplazamientos de proyectos.
Actualmente, la FAO también colabora con la Universidad de Wageningen en los Países Bajos para estudiar otros usos de la cadena de bloques, por ejemplo, para realizar el seguimiento de los riesgos de trabajo infantil y la gestión forestal.
La cadena de bloques está todavía en sus albores y afronta sus propios desafíos, especialmente en cuanto a la gran cantidad de energía que consume la tecnología en la que se basa. Pero también ofrece grandes posibilidades, por ejemplo, creando las condiciones necesarias para que algún día los productores satisfagan las normas internacionales relativas a la exportación de ganado.
Estas tecnologías son clave para ayudar a transformar nuestros sistemas agroalimentarios en aras de un mañana mejor.
Nota publicada en FAO, reproducida en PCNPost con autorización
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SOURCE: FAO
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