Por: Giovanna Fuentes.

En el mundo laboral suceden un sinnúmero de experiencias que generan resistencia y tal vez frustración en algunos individuos cuando de comunicar sus ideas se trata.  Un miedo invade su razón y por qué no decirlo su cuerpo, cuando quieren expresarse  y no logran comunicarse de manera asertiva.

La  circunstancia podría empeorar cuando en el camino te topas con un jefe ‘maltratador’ o un socio sobrado del lote que está constantemente aplastando tus opiniones y no te permite levantar cabeza para salir del hueco.

En algunos casos hay personas, jefes, socios, pareja o amigos con tendencia a cambiar de opinión después de que han hecho un acuerdo o dado su palabra y que tienden a no comunicar con asertividad sus decisiones u  objetivos, sino que a sus abnegados colaboradores les toca hacer uso de la ‘bola de cristal’ para adivinar ¿cuál será su siguiente paso?

E incluso hasta se echan la bendición para que su jefe, socio, amigo o pareja no  amanezca de malas pulgas, ya que a veces estos personajes son tan caprichosos y poseen poca inteligencia emocional que para afirmar su poder, te piden blanco y cuando le llevas blanco, te responde sin más ni menos, que era negro.  Ante ello, terminas confundido y sintiendo que tú eres el responsable de lo sucedido.

La dificultad para comunicar tus ideas se hace creciente.  Pues el temor al rechazo  social de directivos, compañeros, amigos, socios en fin,  comienza a formar parte de tu ADN y solo cuando encuentras a otra persona en las mismas circunstancias  aprovechas para quejarte en ‘voz baja’ de lo que te sucede, auto-flagelándose por tu cobardía.  La voz interna también podría gritarle a otros, que te mereces un aumento de sueldo, pero no te atreves no vaya ser que te despidan.

Esto también tiene que ver con la relación de papá, mamá. Si alguna de tus padres, cuando niño te grito, o te dijo como lo he escuchado que los niños no hablan cuando lo hacen los adultos, ese temor podría venir de tus experiencias en la niñez. Por eso, no se pueden tomar las cosas de manera folklórica.   Pues, ese temor a expresarte podría estar relacionado con situaciones de tu niñez. Ahí radica la importancia de mirar hacia adentro de ti.   Claro si te amas y te valoras y eliges que ya es hora de sanar ese aspecto, que no tiene que ver con tu verdadera esencia.

¿Qué podría suceder si lograr vencer el miedo a expresar lo que sientes?. Valorando lo que eres, con una actitud segura, clara, contundente, asertiva y de autoconfianza en tus ideas, trayectoria, aporte profesional, conocimiento, know how entre otros aspectos. Tal vez, podría ocurrir que dada la resolución para responder con seguridad,  al jefe  o socio no se le ocurra en los días de su vida intentar manipularte, sino que por el contrario te respetará y escuchará con atenta nota tus ideas.

Todo depende de la  actitud. Así como lo explica el encantador de perros, Cesar Millán, el miedo se huele a kilómetros y cuando alguien siente que hay inseguridad en el otro, se lo lleva por los ‘cachos’.  No se trata de gritar e imponer.  Se trata de negociar, pero eso empieza contigo mismo. Si pretendes cambiar afuera alguna circunstancia debes empezar por ti.

Hace pocos días, un amigo me comentó que uno de sus clientes lo había llamado y habían coordinado una reunión a una hora específica. Pero esta persona no llegó. Una hora después su cliente lo estaba llamando para decirle: -oye porque no llegaste- mi amigo se reía contado la situación. Pues además de no asistir a la cita, el hombre pretendía manipularlo con el viejo truco de hacerle creer que el impuntual era otro.

Con lo que no contaba esta persona, es que mi amigo, es hombre seguro, asertivo, tranquilo y claro con sus ideas y que a través de la vida ha aprendido que tal vez lo que sucedió fue lo mejor, ya que si así era el inició, como sería el final.   Mi amigo,  tiene claro que no hará negocios con personas insconscientes que no cumplen con los acuerdos a los que se comprometen.

En mis años de trayectoria como periodista, asesora y Coach he notado que algunos personajes sobre todo, aquellos con cargos directivos tienden a manipular y maltratar a sus subalternos. También que las personas que están en sus equipos de trabajo, sienten temor a expresar lo que sienten por miedo a: perder el puesto, perder al amigo, perder al novio(a), perder el socio, perder…   No pierdes nada, cuando te liberas de esa clase de personajes tóxicos y comprendes que son simplemente ‘maestros’  que te guian a que te ames, valores y respetes. Cuando decides ser tu mismo y relacionarte desde tu esencia con conciencia, a muchos no les gustará que te hayas salido de los paradigmas sociales. Así que te podrían tachar de mala persona, pero tu elijes si continuas en el molde o decides darte tu tono en cada instante.

Una de las constantes que he escuchado de algunos de mis ‘coachees’, pero que también lo he notado durante mi trayectoria como asesora de comunicaciones es que existen ciertos personajes en el entorno laboral con unas características particulares que se convierten en los ‘ogros’ de las compañías, son en su mejor versión, gritones, arrogantes, manipuladores, impuntuales, poco tolerantes, dictadores, groseros y tienen un ‘ego’ que nos les permite caminar sino levitar. Carambas, les falta autoestima.

Pero cuando se encuentran como lo dice el refrán: con la ‘horma de su zapato’, se convierten en un amedrentado  ‘conejo blanco’.  Pues no todas las personas están dispuestas a dejarse manipular, de hecho, la gente con buena autoestima expresa con claridad lo que siente, desapegandose de las reacciones y comportamientos que asuman los demás.        Cuando evitas pronunciarte o te quedas callado por no quererte meter en un problema, terminas metido en un problemón mayúsculo.  Cada vez que evitas las cosas.  ¿Adivina qué? Todo empeora.

Podrías ver la situación de diferente manera. Tal vez estos personajes se te estén presentando para que adquieras una mayor seguridad y descubras que en ti habita un temor gigante al rechazo social y tal vez, reflexiones sobre tus elecciones inconscientes o conscientes en relación a que eres un adicto a la aprobación social y que les has dado una exagerada relevancia al qué dirán. Vives centrado en el lucir bien.

Expresarte te genera bienestar y seguridad

Así que lo mejor de expresarte es que te llenas de autoconfianza respecto a tu capacidad de cambiar y mejorar tu vida. No le temas a un desacuerdo, (como lo dice el escritor estadounidense Max Lucado, autor entre otras obras: (‘Cuando Dios susurra tu nombre’) el conflicto es inevitable, la batalla es opcional. Así que podrías empezar a confiar en tu habilidad de resolver situaciones o conflictos más rápido de lo que crees.

Todos los seres humanos deberíamos desarrollar el ‘arte de hacerle frente a los conflictos o situaciones difíciles. Saber cómo hacer frente a estos en los diferentes roles: trabajo, familia, amigos, pareja, hijos etc… Los desacuerdos que se quedan sin resolver terminar por afectar la productividad y la moral de la gente, también podrían consumir el tiempo de los directivos cuando estos en realidad están interesados en sacar lo mejor de cada colaborador.

Es fundamental que los líderes y trabajadores desarrollen una comunicación asertiva, basada en la comprensión de los diferentes tipos de temperamento, personalidad, creencias y valores. La mayoría de personas como lo advierte el psicólogo estadounidense, Dale Carnegie, en su libro ‘Cómo ganar amigos e influir sobre las personas’ se centran en la crítica, en resaltar lo negativo sin tener siquiera la capacidad de ponerse en los ‘zapatos del otro’.

No es fácil, claro, ¿pero por qué no intentarlo?.  Solo se quedan con lo negativo y se dedican a emitir juicios y condenar. Pero el verdadero arte consiste en entender a los demás y trabajar en la premisa de ganar-ganar.

En el mundo corporativo las diferencias, y la complejidad en las relaciones interpersonales es el pan diario de cada día. Así que podrías convertir tu miedo en una excelente oportunidad para esculpir tu personalidad y sacar lo mejor de ti. Siendo realmente autentico en tu manera de SER. Siendo libre de los prejuicios y habladurías, chismes y demás situaciones cotidianas propias del oficio de ser humano.

Cuando sepas quien eres. No será necesario que los demás te comprendan, como lo dice una de mis disciplinadas coachees, Elisa, una valiente, inteligente y guapa joven de 21 años. Tuve el privilegio de trabajar como su Coach y aprendí muchísimo de ella. Elisa, me ha enviado su testimonio del proceso de coaching para compartirlo con ustedes, bellos seres humanos, respetados lectores.

Así que lo transcribo textualmente:

La luz al final del camino.

Yo era una niña insegura, amargada, triste, cualquier problema que tenia se me convertía en el fin del mundo y finalmente vivía en ese dolor que sentía, se había vuelto mi famosa ´´ zona de confort´´ que tanto dicen los Coaches.

Un día antes de ensayar entrar a mi tercer intento de carrera me encontraba en una tristeza profunda, estaba perdida en el estrés, solo me daban ganas de llorar y como raro estaba insegura de si esa si sería la carrera indicada, y si estos cambios terminarían de una vez por todas. Mi papá me dio la gran idea de llamar a una persona que hacia coaching, él la conocía gracias a sus columnas en portafolio y solo con leer estas, se sentía reconfortado y cogía energías.

Sin pensarlo mucho la llame, hable con ella y le pregunte cuanto costaba. Un rato más tarde la volví a llamar para programar mi primera cita de coaching. Empecé poniendo todo de mí, haciendo las tareas (metas Smart) juiciosamente y con mucha fe en el proceso, así fue como con el transcurrir de las semanas todo en mi vida parecía estar cambiando. Con Giovanna aprendí 3 conceptos importantísimos para continuar con mi vida, entre muchos otros, pero estos son los que más me han ayudado: salir de la zona de confort – retarse- y la seguridad en uno mismo conquista lo que sea.

Finalmente hoy en día soy una joven segura, que disfruta todas las circunstancias, saca provecho de ellas y aprende de estas. Una gran tarea que ella me dejaba era observar, vieran de todo de lo que me di cuenta, que nunca antes había pasado por mi cabeza y lo maravilloso que es esto, observar absolutamente todo lo que pasa a tu alrededor, la naturaleza, las personas, etc… Me di la oportunidad de conocerme a mí misma, sin más miedo a descubrir la verdad. Soy desenvuelta, independiente, tomo decisiones, ahora conozco lo fascinante que es dormir (desde los 13 años no sabía que era esto), me amo, me siento orgullosa de mi. Otro punto muy importante y que hace que cambie tu vida es vivir el día a día, en el presente y disfrutar este, yo antes tenía un revuelto en la cabeza de lo que había sido mi pasado (lo doloroso), el presente y preocupándome por el futuro. Eso no debe pasar, vive el día a día y otra será tu historia, disfrutarás muchísimo más.

Giovanna es mi Coach, mi amiga, mi consejera, una persona con la que me abrí totalmente y pase feliz, fue la mejor experiencia de mi vida, gracias a ella, y a todo este proceso soy otra persona hoy en día. Estoy llena de sueños, aprendizaje y amor por mí misma.

Se los recomiendo y más aun a Giovanna, no he parado de agradecerle a mis papas que me hayan pagado esto, ha sido el mejor regalo, un regalo que es para toda la vida.

Elisa.

La pregunta del Coach:

¿En qué momentos de la vida te has quedado callado por evitar problemas?

¿Qué es lo que te genera miedo cuando te encuentras con personajes autoritarios?

¿Qué emociones te invaden cuando no puedes decir lo que sientes?

¿Qué es lo que te dice tu vocecita interior?

Coaching es un estilo de vida, que te permite transformar tu vida, desde una decisión consciente. Es el arte de hacer preguntas poderosas para que el coachee encuentre respuestas poderosas. Cuando una persona realiza un proceso de coaching de manera consciente, disciplinada con sus metas Smart o tareas que el Coach deja al coachee después de cada sesión, se logra una mayor autoconfianza, transformar miedos, sanar el niño interior, despertar el observador, pintar tu vida, otra vez en un lienzo en blanco. Todo a partir de lo simple. De realizar retos que te permitan liberarte del lucir bien y de mirar hacia adentro.