Lo que está en juego para el seguimiento del progreso en relación con los entornos de aprendizaje eficaces – Meta 4.a de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Construir y adecuar instalaciones educativas que tengan en cuenta las necesidades de los niños y las personas con discapacidad y las diferencias de género, y que ofrezcan entornos de aprendizaje seguros, no violentos, inclusivos y eficaces para todos.
El concepto de entornos de aprendizaje eficaces se cubre mínimamente en los indicadores propuestos – pero incluso los aspectos supuestamente mensurables de la meta representan un gran reto para las comparaciones mundiales.
Las raíces de la meta 4.a se remontan al concepto de escuelas adaptadas a los niños promovido por el UNICEF. Estas escuelas deben estar centradas en los niños, fomentar la participación democrática y promover la inclusión.
Sin embargo, es caro llevar a cabo las observaciones necesarias para supervisar si se siguen estos principios. Esto hace que sea una meta difícil de comparar mundialmente.
Por lo tanto, la atención se ha desplazado a aspectos específicos, que se miden con mayor facilidad, aunque quizás sea menos probable que capturen el espíritu de un “entorno de aprendizaje eficaz”. Sin embargo, incluso estos aspectos plantean más retos de seguimientos de lo que se sabe. Dos ejemplos demuestran esta situación.
1.- En cuanto a la infraestructura de agua y saneamiento, sólo el 70% de las escuelas primarias tenía un suministro adecuado de agua y saneamiento en 2013, según el Programa de Seguimiento Conjunto de la OMS y el UNICEF. La cifra correspondiente era de aproximadamente 50% en los países menos desarrollados.
Sin embargo, hay que tener cuidado al interpretar estos datos. Las definiciones son inconsistentes de una fuente de datos a otra y de un país a otro. Por ejemplo, “un saneamiento adecuado” puede significar cualquier cosa desde el simple hecho de que existan inodoros a que estos mismos sean conformes a alguna norma; por ejemplo, que se puedan desaguar, que estén ventilados, o que simplemente sean pozos de letrina mejorados. Definiciones precisas ni siquiera existen en el 60% de los países.
En gran parte, esto se debe a la dificultad de captar las diferentes dimensiones del suministro de agua y saneamiento, incluyendo la cantidad, la calidad, la proximidad, la funcionalidad, la segregación de género y la accesibilidad para los niños con discapacidades. Un análisis de 54 cuestionarios de diferentes censos escolares encontró que 48 incluían preguntas sobre el agua y el saneamiento, pero sólo Myanmar recolectaba información sobre todos los parámetros para el agua, y sólo Belice e Irak para el saneamiento. Sólo 30 países proporcionaron información sobre baños segregados en función del género.
El Programa de Seguimiento Conjunto de la OMS y el UNICEF está trabajando con otros socios para recomendar un núcleo y una serie ampliada de preguntas para ayudar a armonizar los indicadores de un sistema nacional de seguimiento a otro.
Además, se debe establecer un proceso sistemático para evaluar la calidad de los datos sobre el agua y el saneamiento escolar. Los métodos de recolección de datos deben ser fiables y basados en la observación para reflejar la realidad que viven los estudiantes.
2.- La violencia relacionada con la escuela ocurre en las instalaciones escolares, pero también en el camino a la escuela, en casa o en el ciberespacio, como hemos discutido en nuestra última Evaluación de Género. Mientras la atención generalmente se centra en los eventos extremos, como los tiroteos, otras formas más comunes de violencia pueden tener un gran impacto negativo en la experiencia educativa de los niños y adolescentes. En general no se denuncian, ya que a menudo implican temas que son tabú.
La intimidación y el acoso (el bullying) es la forma más extensamente documentada de la violencia en las escuelas. En las “Tendencias en los estudios internacionales de matemáticas y ciencias” de 2011, alrededor del 41% de los estudiantes del grado 8 reportaron haber sido intimidados al menos una vez el mes anterior.
La violencia física también es muy común. Alrededor del 40% de los jóvenes de 13 a 15 años en 37 países informaron haber participado en peleas físicas entre 2009 y 2012, según la “Encuesta escolar mundial sobre la salud de los estudiantes”. La violencia sexual es muy destructiva, pero en gran parte tanto su escala como su dimensión permanecen ocultas.
Las encuestas escolares internacionales de gran escala se utilizan cada vez más para recolectar datos sobre diferentes dimensiones de la violencia en las escuelas; algunos países también tienen mecanismos de seguimiento bien establecidos. Sin embargo, en general, se carece de evidencia consistente sobre la prevalencia global de la violencia relacionada con la escuela.
Un informe reciente del Grupo de Trabajo Técnico sobre la Recolección de Datos sobre la Violencia contra los Niños mostró que diferentes estudios utilizan diferentes definiciones de la violencia y registran diferentes comportamientos.
Sus metodologías no son coherentes en términos de plazos, de la secuencia de las preguntas, de las opciones de respuesta, de los arreglos de privacidad o de los protocolos éticos.
Nuestra recomendación clave sobre este objetivo es que se necesitan preguntas coordinadas sobre la violencia basada en la escuela entre encuestas para garantizar que las tendencias mundiales se midan de manera coherente.
La meta 4.a ha llamado la atención sobre aspectos importantes de la calidad de la educación, pero hay un largo camino por recorrer antes de que podamos estar seguros de que se está avanzando hacia entornos de aprendizaje más eficaces.
Nota publicada en el Blog de la Educación Mundial de la UNESCO, reproducida en PCNPost con autorización
Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora