Por: Ivan Mazo.

Hace algunos días escribí un artículo para PCNPost que titulé “El mal uso del celular mata la vida“, personalmente siento una obligación moral producto de la angustia que me produce el daño que nos estamos haciendo en el cerebro con pesimo uso que hacemos de la tecnología. Hace unos días empecé a leer el último libro de Daniel Goleman titulado “FOCUS, el motor oculto de la excelencia”, con gran sorpresa encuentro que en las primeras páginas Goleman se fiere al mismo tema de mi artículo arriba citado. Por esta razón quiero extraer algunas recomendaciones y otras reflexiones tomadas del libro de Daniel Goleman con la esperanza de que hagamos conciencia de esta nueva enfermedad terminal para el cerebro que es el mal uso de la tecnología. Estas son las reflexiones de esa lectura que quiero compartir con usted. Usaré comillas para citar textualmente al autor.

Estamos perdiendo la capacidad de conversar. Cuantas menos sean las horas que compartes con otros y más las que dedicas a observar una pantalla digital, los déficits cerebrales serán previsibles y desastrosos.

Sumergidos en un dispositivo digital quedamos totalmente ausentes de lo que ocurre a nuestro alrededor, lo cual va creando hondos vacíos sobre como relacionarnos con otras personas y cómo sostener coversaciones atractivas.

“Los niños de hoy crecen en una nueva realidad, donde están en sintonía con máquinas en vez de personas”.

“Estudios cerebrales revelan que mientras estos jóvenes juegan, se producen en su sistema neural de recompensa cambios semejantes a los hallados en alcoholicos y adictos a las dorgas”.

“Taiwan, Corea y otros paises asiáticos consideran que la adicción de los jóvenes a internet, es decir, los videojuegos, las redes sociales y las realidades virtuales, aisla a la jueventud, y provoca una crisis en la salud de la nación”.

La sobrecarga de apertura de páginas y videos, al igual que la constante permanencia en el WhatsApp, induce una alta falta crónica de atención, lo cual trae como consecuencia la pérdida de la clarida mental. Imáginese el daño que usted se hace con el tiempo en la toma de decisiones, en la forma de ver la vida y en sus inseguridades para enfrentar las adversidades cotidianas.