Por: Celia Medina.
Cuando el río suena, piedras trae -reza un refrán popular en Cuba-. Quien lo apunta, algo anuncia. Quien lo oye, algo espera.
Sin embargo, desde hace mucho tiempo el río Cauto, el más extenso de Cuba, apenas se escucha. Lo afirman los habitantes de Palma Soriano –la segunda ciudad más poblada de Santiago de Cuba con 125 mil habitantes–. Y nadie mejor para decirlo: en este municipio comienza el Cauto su largo recorrido por el Oriente de Cuba.
“El río ha disminuido su nivel”, “las presas están casi vacías”, cuentan. Santiago de Cuba, como Cienfuegos y Camagüey, es considerado territorio en severa sequía hidrológica.
En 2016 el volumen útil de la presa Hatillo -una de las que por años ha abastecido el territorio- estuvo por debajo del 20 %. La situación no ha mejorado demasiado: en Palma el acueducto que abastece el centro de la ciudad data de 1926. Entonces vivían 25 mil personas en el área urbana. Hoy sobrepasan las 78 mil. El suministro por redes no llega a algunos asentamientos poblacionales ubicados en la periferia de la ciudad.
Un dominó para llevar agua segura
“El agua es vida”, comparte Elia Pérez, vecina de Sariol, una de estas comunidades. Para Yailín López, de Paraná 1, que tiene a su cargo de un pequeño, la gestión del agua es su responsabilidad. Algo es seguro: no puede faltar.
En cinco de estas comunidades alejadas del centro del municipio, Oxfam ha acompañado un proyecto para enfrentar los efectos de la sequía (2016-2017) implementado por el gobierno e instituciones locales de Palma Soriano, y con financiamiento de la Dirección de Operaciones de Ayuda Humanitaria y Protección Civil Europeas (ECHO). Gracias a este proyecto se instalaron 39 puntos de gestión comunitaria de agua y se entregaron tanques de 250L, jerricanes de 10L y filtros tradicionales a 4234 familias.
La información y el conocimiento han constituido piezas claves en la concepción y ejecución del proyecto: en constantes en las capacitaciones, talleres y conversatorios hemos discutido qué es agua segura, cómo distribuirla con equidad, de qué forma purificarla y cuidarla, y cómo perciben mujeres y hombres de manera diferenciada los impactos de la sequía.
De estos espacios de intercambio nos queda una lección aprendida: para construir comunidades más resilientes al riesgo de sequía, todas las personas deben conocer cuál es su rol en el “dominó del agua segura”, en esa cadena de fichas que determina que tengamos acceso al agua segura.
El Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos refirió en junio de 2017 que Cuba se halla en intensa sequía hidrológica que no permite satisfacer las demandas: los embalses están al 38 % de su capacidad. 860 900 personas presentan afectaciones en sus accesos al agua. Las provincias más deprimidas, según la institución gubernamental, son Ciego de Ávila y Santiago de Cuba.
Posts relacionados:
Millones de personas carecen de agua potable en el hogar
La Amazonía es agua para todos
Unos 2.000 millones de personas utilizan agua potable con materias fecales
El tratamiento de aguas residuales, clave frente a la escasez
Proteger nuestras fuentes de agua trae consigo innumerables beneficios
Nota publicada en Oxfam, reproducida en PCNPost con autorización
SOURCE: Oxfam
One Response to "Cuba desde Palma Soriano: una carrera por el agua"
Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora
Pingback: ¡Dale agua! Acceso equitativo a agua segura – Cuba Resiliente