Una iniciativa regional beneficia a las comunidades en Latinoamérica y el Caribe
Coincidiendo con un encuentro de la comunidad internacional en Estocolmo para la Semana Mundial del Agua, la FAO ha subrayado una iniciativa conjunta con la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) para hacer más accesible el agua a las comunidades rurales vulnerables en varios países de Latinoamérica y el Caribe.
El programa Mesoamérica sin hambre ayuda a estas comunidades a aprovechar el agua de lluvia y utilizarla como fuente de agua potable e inocua y para el riego en épocas de sequía. La iniciativa ya funciona en Colombia, Costa Rica, El Salvador, Honduras y Panamá. En otra iniciativa separada, la FAO apoya también a comunidades de Bolivia y la República Dominicana para que utilicen el agua de lluvia.
Actuaciones en Colombia: San Andrés y el Amazonas
En Colombia, la FAO trabaja para convertir el agua de lluvia en agua potable e inocua para los escolares de la isla de San Andrés -una isla colombiana en el mar Caribe-, y para comunidades indígenas vulnerables en la región del Amazonas, en el sur de Colombia continental.
De esta iniciativa se beneficiarán más de 1 800 personas, incluyendo escolares y unos 600 miembros de una comunidad indígena en el Amazonas.
Las encuestas realizadas en fecha reciente en el Amazonas concluyeron que el 88 por ciento de las familias estaban recolectando agua de lluvia en condiciones precarias y bebiéndola sin antes purificarla. Esto ha provocado que muchos niños enfermasen.
Gracias al nuevo sistema, el agua de lluvia se recolecta y almacena en cisternas de cemento. El agua se bombea entonces a un tanque y es clorada a través de varios filtros.
El agua purificada queda entonces lista para ser embotellada y suministrada a las comunidades. Este sistema hídrico es construido por los miembros de la comunidad y puede ser fácilmente replicado en otras áreas.
Con un mínimo de inversión económica, podemos garantizar el acceso al agua potable y mejorar la calidad de vida de las comunidades vulnerables. El acceso al agua es un derecho humano: Marcos Rodríguez, Coordinador del programa Mesoamérica sin hambre en Colombia.
Con la planta de tratamiento de aguas instalada en la escuela El Esfuerzo de la isla de San Andrés, los niños tienen acceso a agua potable y sus familias pueden comprar agua a un precio mucho menor del que tenían que pagar antes; ya que el agua les cuesta ahora apenas la décima parte.
El agua potable puede escasear en San Andrés y el costo del agua embotellada es alto.
La FAO en la Semana Mundial del Agua
Cada año, el evento anual de la Semana Mundial del Agua reúne a responsables de las políticas y expertos de todo el mundo para debatir cuestiones urgentes relacionadas con el agua y su gestión. El tema de la semana este año es: Agua y residuos: reducir y reutilizar.
En Estocolmo, la FAO y el Instituto Internacional de Gestión del Agua (IWMI, por sus siglas en inglés) han publicado las conclusiones iniciales de un detallado estudio de las últimas investigaciones científicas sobre la contaminación del agua a nivel mundial, desde una perspectiva alimentaria y agrícola.
La agricultura, que representa el 70 por ciento del consumo de agua en todo el mundo, juega un papel importante en la contaminación del agua. Las explotaciones agrícolas descargan a los cuerpos de agua grandes cantidades de productos agroquímicos, materia orgánica, residuos de fármacos, sedimentos y drenaje salino.
El diagnóstico, la predicción y la vigilancia son requisitos clave para la gestión de prácticas agrícolas que mitiguen estos impactos perjudiciales en los recursos hídricos, según el Resumen de la contaminación del agua por la agricultura: un estudio mundial. (“Executive summary of Water Pollution from Agriculture: A Global Review”) El documento –que precede al informe completo que se publicará el próximo año- destaca que la contaminación del agua supone una preocupación mundial creciente que perjudica el crecimiento económico y la salud de miles de millones de personas.
Según la FAO y el IWMI, al dispararse la demanda de alimentos con elevada huella ambiental se está contribuyendo a una intensificación agrícola insostenible y a la degradación de la calidad del agua.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce la importancia de la calidad del agua e incluye un objetivo específico para su conservación. FAO
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SOURCE: FAO
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