Por: Adriana Valencia.
Incluso en la cultura occidental, hace sólo unas décadas, era mal visto que las mujeres usaran pantalones. Ahora es normal que lo hagan. Sin embargo, sigue siendo sorprendente encontrar a mujeres realizando trabajos que se han asociado principalmente con hombres, como trabajar como técnicas en líneas eléctricas o en subestaciones, o en posiciones de liderazgo en empresas de servicios públicos.
Sabía usted que incluir a las mujeres en el sector energético es positivo para nuestra sociedad? Un estudio del 2012 encontró que los trabajos en campos cuantitativos mejora la vida de las mujeres, ya que estos trabajos tienden a ser mejor remunerados. Y una madre financieramente más estable tiene más posibilidad de proporcionar una mejor vida para sus hijos, lo cual tiene beneficios para la sociedad.
Tener mujeres en posiciones de liderazgo en todos los sectores es, además, un buen negocio. Como se informó en un estudio del 2016, las mujeres en posiciones de liderazgo aumentan la rentabilidad, la innovación y el retorno sobre el capital, lo que refleja un rendimiento real, la eficiencia de la gestión, el crecimiento de las ventas y los cambios en los costos de capital para las empresas.
La igualdad de oportunidades y acciones del empleador
No obstante, queda mucho por hacer para facilitar la igualdad de remuneración para las mujeres y una representación más equilibrada en posiciones de liderazgo y con salarios más altos. El estudio del 2012 reveló que, en promedio, las mujeres de América Latina y el Caribe ganan un 17% menos que los hombres, a pesar de tener el mismo nivel de educación y la misma edad.
Del mismo modo, el informe del 2016 revela que hay un número desproporcionadamente bajo de mujeres en roles estratégicos en las 200 principales empresas de servicios públicos.
Vale la pena resaltar que América Latina tiene el mayor porcentaje de mujeres como altas ejecutivas en comparación con cualquier otra región, pero representan solo un 9% del total.
Esto es sorprendente e inconsistente ya que muchos países de la región (87%) tienen constituciones que apoyan la igualdad de género, están trabajando para revisar las leyes para apoyar el desarrollo económico de las mujeres, y todos los países de la región han ratificado la Convención sobre la Eliminación de Toda Forma de Discriminación contra las Mujeres.
Ya sea en posiciones técnicas o posiciones de liderazgo, el sector energético y nuestra sociedad puede beneficiarse de una mayor participación femenina y de estructuras de remuneración igualitarias. Entonces, ¿qué podemos hacer para promover la participación femenina en el sector de energía y promover una mejor remuneración? ¡Mucho! Ejemplos incluyen:
- La educación temprana y la participación de la comunidad – La educación temprana es clave para asegurar que niños y niñas reciban el mismo apoyo en el desarrollo de habilidades cuantitativas y analíticas y en la reducción de los estereotipos. Las comunidades también pueden participar haciendo que la educación continua sea más accesible para las mujeres, incluyendo prestar apoyo de guardería a madres con niños y facilitar el transporte.
- La igualdad de oportunidades y la acción del empleador – Hay que sensibilizar a las empresas sobre los beneficios de la inclusión de mujeres en posiciones técnicas y de liderazgo, de modo que las mujeres no sólo sean contratadas en puestos servicio o auxiliar. Los empleadores pueden, por ejemplo, implementar programas de mentoría, capacitar al personal para promover espacios de trabajo más inclusivos y mejorar las condiciones de maternidad y paternidad para distribuir mejor las responsabilidades de cuidado de niños. La revisión de los salarios en todos los niveles también es esencial.
La buena noticia es que ahora hay más mujeres que se matriculan en carreras en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (CTIM), campos que conducen al empleo en el sector de energía. De hecho, el estudio antes mencionado realizado en el Caribe revela que 40% de los estudiantes del sector energético son mujeres. Sin embargo, el esfuerzo no se detiene en la educación.
Hay que asegurarse que las mujeres permanezcan en campos de CTIM y que prosperen profesionalmente. En Nicaragua, por ejemplo, las mujeres ya están siendo capacitadas y empleadas como técnicas en líneas de transmisión. Trabajemos para que en un par de años, este ejemplo no sea sorprendente o único, pero sea tan común como ver a las mujeres usando pantalones en el mundo Occidental.
Adriana M. Valencia es Especialista en Energía en la División de Energía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Adriana ingresó al BID en el 2010 y ha estado liderando y co-liderando varias iniciativas en el área de energía en el Caribe y Centro América. Antes de ingresar al Banco Adriana trabajó en temas de energía sostenible, medio ambiente, y cambio climático en el Banco Mundial y varias otras entidades a nivel de país, estado y ciudad en los EE.UU. y América Latina. Adriana ha publicado sobre temas energéticos y relacionados con el ambiente, por ejemplo en Renewable and Sustainable Energy Reviews, the International Journal for Public Policy, the Journal of the American Geophysical Union, the German Development Institute, and the Yale Center for Globalization. Adriana M. Valencia recibió un Doctorado y una Maestría en Ciencias en Energía y Recursos de la Universidad de California en Berkeley.
Nota originalmente publicada en el blog “Energía para el Futuro” del Banco Interamericano de Desarrollo BID, reproducido en PCNPost con autorización.
SOURCE: Los Blogs del BID
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