El 11 de julio se celebró en Nueva York el Foro PolÍtico de Alto Nivel, sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU) y el Informe GEM elaboraron un documento que se debatió durante el foro, en un acto paralelo.
Este documento demuestra que, si bien se han alcanzado logros considerables en educación en el mundo, queda mucho por recorrer. Respecto a los datos concretos de América Latina y el Caribe, se ha descubierto que un 6% de los niños no asiste a la escuela primaria, un 8% en el caso del primer ciclo de la secundaria y un 24% en el caso del segundo ciclo de la secundaria.
Los datos más preocupantes son, como vemos, los referentes al segundo ciclo de la educación secundaria. El tema del foro HLPF en Nueva York era “Asegurar que nadie se queda atrás”. Las cifras que presentamos indican que muchos sí se están quedando atrás. Como siempre, los más pobres.
Centrémonos en el índice de paridad de la riqueza, un dato que demuestra la desigualdad en educación según el nivel adquisitivo. Si analizamos en qué medida tanto los niños ricos como los pobres acceden a la escuela en América Latina y el Caribe, observamos que la situación es bastante igualitaria (desgraciadamente, no así en otras regiones, como África Subsahariana).
Ahora bien, las disparidades se muestran en la escuela secundaria: los adolescentes más pobres en la región tienen menos probabilidades de recibir una educación, empiezan más tarde o repiten cursos. Los que empiezan más tarde o repiten tienen más probabilidades de abandonar los estudios.
En América Latina y el Caribe, el índice de paridad de la riqueza es de 0,88 para la transición de la escuela primaria a la secundaria. Es decir, 88 de los niños más pobres acceden a la educación secundaria por cada 100 de los más ricos. Y ese índice es de 0,81 del primer ciclo de la secundaria al segundo ciclo de la secundaria. Queda mucho por hacer.
Para conseguir que todos los jóvenes del mundo accedan a la educación secundaria se necesitarán, según el Informe GEM, 39.000 millones de dólares anuales. Entre otras cosas, serán necesarias mejoras en las infraestructuras de las escuelas y más becas. Además, hay cuatro medidas políticas que se pueden aplicar:
- Ampliar la educación obligatoria a 9 años o más.
- Subir el sueldo mínimo y hacer cumplir las convenciones sobre trabajo infantil.
- Proporcionar apoyo financiero a las familias pobres.
- Hacer que la escuela secundaria sea más adecuada a la gente joven.
Por ejemplo, entre otras medidas, cabe destacar el programa económico Bolsa Familia en Brasil, que ha reducido el abandono escolar un 7,8%. Un programa parecido se ha aplicado en Colombia, con lo que ha disminuido el fracaso escolar un 17,5% entre los adolescentes de zonas rurales y un 7,8% en zonas urbanas.
Probablemente la mayoría de los que asistimos a este foro en Nueva York somos personas con formación, hemos podido leer abundantemente en nuestra infancia, hemos crecido en un entorno favorable a la educación y hemos podido escoger los estudios que queríamos. Imaginemos por un momento que no tenemos acceso a esos servicios. Cómo habría dado un vuelco nuestra vida.
La educación es un derecho humano básico. Los niños tienen una curiosidad que los adultos hemos perdido y una extraordinaria capacidad de aprendizaje. Y no lo olvidemos: de ellos depende el desarrollo de un mundo mejor. Sin embargo, en América Latina y el Caribe 14 millones de niños no asisten a la escuela.
Debemos actuar con urgencia para terminar con esta situación.
Nota publicada en el Blog de la Educación Mundial de la UNESCO, reproducida en PCNPost con autorización.
SOURCE: Blogs de la Educación Mundial
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