Si bien se ha progresado en el seguimiento de la desigualdad educativa, la nueva agenda requiere medidas más audaces para el seguimiento de los grupos marginados y vulnerables y de las políticas que se necesitan para superar la desigualdad.
La voluntad de “no dejar a nadie atrás” es el sello de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Ha generado mayor demanda para el seguimiento y la rendición de informes a nivel mundial sobre la desigualdad, una tendencia que también fue confirmada por el tema del Informe Mundial sobre Ciencias Sociales 2016 de la UNESCO. El Informe GEM de este año aborda tres temas que están en juego en lo que refiere al seguimiento de la equidad en la educación: cómo debemos reportar las desigualdades, qué debemos incluir en los informes, y qué debemos reportar más allá de la paridad.
1.- ¿Cómo debemos medir y reportar las desigualdades?
El índice de paridad es el método que se propone para la medición de las desigualdades en la educación a nivel mundial. Expresa el valor de un indicador de educación, como el acceso a la educación, o el aprendizaje, para un grupo en desventaja con respecto a su valor para un grupo favorecido.
El índice de paridad de la riqueza, por ejemplo, nos muestra que solo 7 de los 20% más pobres terminan la educación secundaria superior por cada 100 de los 20% más ricos en los países de bajos ingresos.
El índice de paridad es la forma más fácil de comunicar información sobre las desigualdades, pero tan solo es una de varias opciones, y cada una tiene sus respectivas ventajas y desventajas. Diferentes medidas pueden resultar en diferentes conclusiones sobre el nivel de desigualdad y su evolución en el tiempo, por lo cual es crucial llegar a un acuerdo sobre cómo mediremos las desigualdades, y apegarnos a él.
Sea cual sea nuestro enfoque, el gran número de indicadores de educación, y las numerosas maneras en que las desigualdades se pueden medir, así como las diversas combinaciones entre ellas, significa que hay cientos de maneras de informar sobre las desigualdades, lo que representa un reto.
Una forma de abordar esta problemática consiste en visualizar la desigualdad. En los últimos años, la Base de Datos Mundial sobre la Desigualdad en la Educación (WIDE, por sus siglas en inglés) del Informe GEM ha contribuido a que el público en general se dé cuenta de las disparidades en las oportunidades educativas de un país a otro, y dentro de ellos. La actualización de los datos de la WIDE de este año permite, entre otras cosas, una nueva visualización del índice de paridad.
Otra forma es dar prioridad a una selección de indicadores y características. El Grupo Interinstitucional sobre Indicadores de la Desigualdad en la Educación, que será puesto en marcha próximamente, ha optado por analizar tres indicadores: la asistencia, la asistencia de mayores a la edad etaria, y la finalización. Esto permitirá un análisis coherente de los datos de las encuestas y el agrupamiento de fuentes de datos sin explotar para estos indicadores, y estos solamente.
Sin embargo, el seguimiento de la desigualdad a nivel mundial no es suficiente y no puede sustituir las acciones a nivel nacional.
Muchos ministerios de educación se basan en sus censos escolares, que solo permiten un análisis limitado de las disparidades en la educación. Hay agencias nacionales de estadística que a menudo producen información altamente relevante sobre la desigualdad educativa a través de las encuestas de los hogares o de la fuerza laboral. Sin embargo, en muchos países, los ministerios de educación carecen de la capacidad para extrapolar y hacer uso de la información.
Esta situación debe cambiar. El Informe GEM insta a mejorar el diálogo y la cooperación entre los ministerios de educación y los organismos nacionales de estadística para dar seguimiento a, preparar informes sobre, y abordar la desigualdad educativa.
Foto: Eduardo Martino, en Blogs de la Educación Mundial.
2.- ¿Vamos a recolectar información de todos los grupos marginados y vulnerables?
Las comparaciones globales de la desigualdad educativa actualmente solo se pueden realizar por sexo, ubicación e ingresos domésticos. Es necesario seguir buscando medidas de otros indicadores de desventaja, en particular en relación con la discapacidad; la migración y el desplazamiento; la lengua y el origen étnico; y la condición de ciudadanía.
Por ejemplo, el persistente descuido de la educación plurilingüe basada en la lengua materna ayuda a explicar las grandes disparidades en los resultados educativos, como lo demuestra nuestra base de datos WIDE. Según una de sus medidas, alrededor del 40% de las personas en el mundo carecen de acceso a la instrucción en un idioma que hablan o entienden. El Informe GEM recomienda que la comunidad internacional establezca un mecanismo de seguimiento de la política lingüística en la educación, y de su aplicación.
3.-Más allá de la paridad, ¿cuáles son los aspectos más generales de la equidad que se pueden medir?
Es importante recordar que la equidad no se limita a la paridad.
En el caso del género, por ejemplo, el índice de paridad solo aborda uno de los múltiples ámbitos de la igualdad de género en la educación. Para mejorar el seguimiento de la igualdad de género en la educación, los esfuerzos deben centrarse en otros aspectos –por ejemplo, la recopilación de evidencia sobre las dimensiones del género en los planes de estudio, los libros de texto, las evaluaciones y la formación docente– algo que también se ha argumentado en el Informe de Género del Informe GEM.
En términos más generales, el simple hecho de multiplicar el número de mediciones de la disparidad no nos permitirá lograr el “no dejar a nadie atrás”. Con los datos solo avanzamos hasta cierto punto en cualquier discusión. También se necesita un esfuerzo sostenido para el seguimiento de las políticas que los países están aplicando para hacer frente a las desigualdades en la educación, incluidas las políticas más allá de la educación. El Informe GEM considera que los países deben ser alentados a recopilar y comparar información cualitativa sobre las políticas aplicadas para revertir las desventajas en la educación .
La mejor manera de lograr esto es un marco regional que permita a los países aprender mediante el intercambio de esta información con sus pares. Muchas de las desigualdades en la educación no se alteran con facilidad, y hacer frente a ellas requerirá esfuerzos concertados e integrales en la educación y otros sectores.
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