Por: Francisco Manrique.
“Quise iniciar mi intervención en el día de hoy, con la famosísima canción de John Lennon “Imaginar”, porque me sirve para poner el contexto para el cierre de la 13 promoción de Origen. El poder imaginar o soñar un futuro diferente, es una característica única que tenemos los seres humanos. Y cuando lo hacemos de manera positiva, tenemos un sentimiento muy poderoso: la esperanza. Estos dos recursos son muy potente porque nos permiten crear el futuro y no ser solo unos espectadores o víctimas de este.
Ser un agente de cambio significa tener la capacidad de imaginarse un mundo diferente y actuar incansablemente hasta lograrlo. Por esta razón quisiera recordar a alguien que personaliza lo que quiero compartir con ustedes: Martín Luther King
En 1963, durante la marcha de Washington, leyó su famoso discurso “I have a dream” ( Yo tengo un sueño). Con esta intervención, King buscaba mover las fibras emocionales de más de 250.000 personas que se reunieron en el Lincon Memorial ese día para apoyar el fin del racismo en los Estados Unidos. Fue un discurso histórico, porque invitaba a imaginarse un país diferente, y un punto de quiebre, en la larga marcha para lograr la igualdad de derechos entre blancos y negros.
Me ha parecido oportuno recordar a King en esta ocasión, cuando ustedes están culminando la primera etapa de su experiencia con Origen Red de Liderazgo. King se imaginaba un país diferente y dio su vida para lograrlo. El mensaje que nos recuerda a este líder formidable es una pieza de oratoria inspiradora única porque nos invita a soñar de nuevo. “Yo tengo un sueño”, hay que tenerlo presente para enfrentar los retos que les esperan a todos ustedes hacia adelante.
Tener un sueño poderoso cumple también con otro objetivo. Es el mejor antídoto para combatir el pesimismo que nos está invadiendo como un cáncer en nuestra sociedad. Es un deber como líderes que son, de construir un sueño colectivo que les permita a ustedes, y a quienes los siguen, a imaginarse un futuro diferente, y creer en que podemos construirlo entre todos para lograr un país mejor.
Y ahí radicó la magia de King, cuando logró que su visión o sueño, fuera apropiado por cientos de miles de personas en su país. Dejó de ser “su sueño” para convertirse en “nuestro sueño”. El lograr esta transición es la esencia y el gran reto en el ejercicio del liderazgo. Cuando esto no se logra, en momentos de grandes cambios, la gente se siente perdida y desorientada. No encuentran un norte común que los convoque.
Con este inmenso vacío, se abrió un espacio para que los detractores del proceso de la Paz en Colombia, lo convirtieran en un factor de ataques personales y verdades a medias. Oponerse es legítimo en cualquier democracia, pero es inaceptable aceptar que el fin justifique los medios sin importar el costo para la sociedad. El resultado no podía ser peor: una sociedad polarizada, anclada en su pasado violento, y sin un norte inspirador común. Entramos a unas nuevas elecciones en el 2018, sin haber logrado sanar las heridas de seis décadas de degradación y muerte.
Pero movámonos hacia adelante. Parafraseando a Martín Luther King, “yo también tuve un sueño”. Hace once años soñé con un querido amigo mío, que era posible crear un espacio alrededor del liderazgo. Hoy, ese sueño se llama Origen Red de Liderazgo. De este sueño se ha beneficiado más de seiscientas personas hasta la fecha.
Pero ese sueño de hace una década, se sigue reforzando con cada día que pasa. La rica experiencia que hemos acumulado a lo largo del camino, nos ha vuelto más ambiciosos y soñadores. Hoy, hemos demostrado que podemos realizar procesos de calidad en otras geográficas del territorio colombiano. Hemos comprobado, que el mensaje sigue siendo tan valido en Quibdó, en Medellin, como en Bogotá. Son muchas lecciones aprendidas, que queremos utilizar para soñar más en grande.
Hace casi tres años, participé de un ejercicio de escenarios promovido por la Cámara de Comercio de Bogotá. Hubo un resultado que nos impactó a todos los que estuvimos en este proceso: el liderazgo y la innovación, como temas centrales de los tres escenarios desarrollados. A partir de esta experiencia, que se reforzaba por los resultados obtenidos hasta ese momento en Origen, yo tuve un sueño que nos proyectaba hacia el futuro. Hoy, sigo convencido que este sueño va a ser muy pronto una realidad.
Sueño con tener 100 personas escogidas cuidadosamente, como lo hacemos con Origen, en 20 localidades y 23 municipios vecinos a la ciudad. 4.300 personas trabajando como agentes de cambio en la región.
Sueño que, los más de seiscientos líderes que han pasado por Origen, sean parte de esta comunidad de liderazgo regional. Esta iniciativa se convertirá en el gran propósito para la Red de Liderazgo que estamos promoviendo desde la Fundacion Origen.
Sueño, que está iniciativa despertará el interés de muchos empresarios e instituciones, que entienden la necesidad de formar líderes positivos para jalonar la transformación de nuestra sociedad.
Y sueño que el ejercicio de liderazgo, finalmente ocupará la imaginación de la gente y se convertirá en una gran causa nacional. Colombia finalmente va a entender que se necesita formar líderes para jalonar las grandes transformaciones y así poder enfrentar los inmensos retos que tenemos como sociedad.
No sé cuánto más nos tardemos en lograr que este sueño se convierta en una realidad. Por ahora los invito, desde donde cada uno de ustedes está, a transformarlo en “un sueño compartido”. Origen, nació como una idea en una servilleta, y hoy es un ejemplo nacional e internacional que nos hace sentir orgullosos a todos los que hemos contribuido. Estoy seguro que con el apoyo de todos ustedes, lograremos dar otro paso más para conseguir que la Red Nacional de Liderazgo se vuelva también en otra realidad que nos haga sentir orgullosos.
Por lo tanto, quisiera terminar con una reflexión final: soñar no cuesta nada, pero no soñar es demasiado costoso. La imaginación le ha permitido al ser humano lograr avances increíbles. Pero es necesario recordar también que: una visión de futuro sin acción, es solo un sueño, una acción sin visión de futuro no tiene sentido, pero una visión de futuro con acción puede cambiar el mundo, y también a Bogotá, su región y al país . (Joe Barker 1971)
Los invito a dejar volar su imaginación pero a actuar sobre ella para convertir sus sueños en realidades que transformen a Colombia. Ese es su reto y su propósito superior”.
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