Los viñedos sin hierbajos podrían ser cosa del pasado en Francia sin necesidad de recurrir al glifosato. Este país, uno de los mayores productores de vino del mundo, se ha propuesto convertirse en el primero con viñedos libres de este herbicida.
El comité francés interprofesional de vinos AOP (CNIV) aceptó el reto lanzado el sábado por el presidente Emmanuel Macron sobre este poderoso herbicida, clasificado como probablemente cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Cuando miro los viñedos franceses, pienso que podemos ser el primero del mundo sin glifosato”, declaró el mandatario francés durante la inauguración del Salón de la Agricultura, una cita anual que reúne a los profesionales del sector agrícola.
“Podemos avanzar muy rápido para salir del glifosato, aún más si el Estado nos ayuda”, le respondió Jean-Marie Barillère, presidente del CNIV en una conferencia de prensa.
El glifosato, elogiado por los agricultores por su eficacia y bajo costo, está bajo la lupa en Europa, particularmente en Francia, que el lunes prometió que llevará a cabo un estudio “independiente”.
En Estados Unidos, el herbicida “Roundup” del grupo Monsanto/Bayer, que contiene glifosato, se enfrenta nuevamente a la justicia desde el lunes. Un californiano acusa a este herbicida de haber contribuido a desarrollar su cáncer.
Vamos a salir del glifosato, no hay ninguna duda, es lo que nos pide la sociedad, pero no sabemos cuándo: Bernard Farges, presidente de la Confederación Nacional de Productores de Vino (CNAOC).
Tendencia
Jérôme Despey, que preside el consejo especializado en vinos del organismo público FranceAgriMer, estima que habrá “zonas olvidadas” en entre 20% a 30% de las 800.000 hectáreas de viñedos que cuenta Francia.
“Hay zonas muy inclinadas en las que resulta imposible ocuparse de los suelos con máquinas y en las que no hay más opción que utilizar herbicidas químicos para impedir la erosión de los suelos”, explica. Cita como ejemplo la región de Larzac, en el sur de Francia. “Si no se utiliza glifosato en esa región sería el fin de la viticultura”.
Para Bernard Farges lo que cuenta es la tendencia. “El comercio de productos fitosanitarios está en caída”, afirma. “Y la compra de productos de biocontrol (productos que utilizan mecanismos naturales) para los viñedos ha crecido en un 70% en tres años”.
En un proyecto entregado a la presidencia, el sector vitícola se comprometió a reducir el uso del glifosato en un 50%. Farges estima que la transición será más rápida, 70% menos, según sus cálculos. Durante 40 años se han utilizado muchos productos químicos en los viñedos francesas, con la excepción de aquellos que producen vinos orgánicos, admiten los enólogos franceses.
El recuerdo de la terrible crisis de la filoxera que diezmó el viñedo francés a finales del siglo XIX es sin duda un factor para explicar esto.
“Hemos progresado”, afirma Farges, pero admite que lo han hecho “con una pistola en la sien” frente a la presión de las organizaciones medioambientales.
Grupos ecologistas como Greenpeace han pedido una completa prohibición del glifosato en Europa, pero Monsanto insiste en que el herbicida cumple con los estándares de la UE.
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