El número de personas mayores en Estados Unidos que toma al menos tres medicamentos que afectan a su cerebro se ha incrementado más de doble en una década, según un estudio publicado este lunes, que advierte del elevado riesgo de esta práctica.
Este fuerte incremento se produjo especialmente entre la gente mayor de las zonas rurales, donde la tasa de visitas al médico se triplicó durante el mismo periodo.
Los medicamentos prescritos son una combinación de opiáceos, antidepresivos, tranquilizantes y antipsicóticos, precisó un estudio publicado por la revista mensual estadounidense JAMA Internal Medicine.
Esta polifarmacia, que actúa sobre el sistema nervioso central, es “preocupante” por el riesgo particular que tal cantidad de medicamentos supone para las personas mayores.
Además de las caídas y las heridas que ocasiona esta práctica, los autores mencionan también los riesgos cuando estas personas están al volante, las pérdidas de memoria y otros problemas cognitivos.
Combinar los analgésicos opiáceos con algunos tranquilizantes es particularmente preocupante, como hizo saber recientemente la agencia estadounidense de los productos alimenticios y los medicamentos (FAA).
Este equipo de investigadores de la Universidad de Michigan analizó datos de una muestra representativa de consultorios médicos entre 2004 y 2013, procedentes de Centros de Control y de Prevención de Enfermedades (CDC).
Mientras en 2004 solo el 0,6% de los pacientes de más de 65 años recibía prescripciones de medicamentos que actúan en el sistema nervioso central, esta cifra aumentó a 1,4% en 2013.
Si esta proporción se aplica al conjunto de la población de gente mayor en Estados Unidos, significaría 3,68 millones de visitas al año en las que se prescriben al menos tres de esos medicamentos.
El incremento de esta polifarmacia podría indicar que las personas mayores buscan cada vez más asistencia médica y que aceptan tomar medicamentos para tratar problemas de salud mental. Pero, visto el riesgo de esas combinaciones, es preocupante: doctor Donovan Maust, psiquiatra geriátrico de la Universidad de Michigan y autor principal de este estudio.
Aun más inquietante es que cerca de la mitad de las personas de más de 65 años que toman esos cócteles de medicamentos no parece que hayan sido diagnosticadas anteriormente de problemas de salud mental, insomnio o dolor crónico, causas para las que son generalmente prescritos.
“Esperamos que las recomendaciones más recientes para prescribir estos medicamentos de la American Geriatric Society de 2015, inviten a médicos y a pacientes a evaluar los riesgos potenciales y los beneficios de estas combinaciones”, añade el doctor Maust. AFP
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