Por: Verónica Paz Arauco.
En Bolivia y en el mundo, el 2016 marcó el inicio de una nueva etapa en la agenda del desarrollo y de su monitoreo a través del seguimiento a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Una de las novedades de esta agenda radica en el ODS 10, enfocado en la reducción de las desigualdades en y entre los países en las distintas dimensiones del desarrollo. En los países de la región, gran parte de las desigualdades económicas y sociales que provocan exclusiones se explican por las persistentes brechas de género.
En este nuevo horizonte para la planificación de las políticas públicas, las acciones orientadas al logro del ODS 10 deben lograr sinergias con las acciones orientadas a alcanzar la igualad de género (ODS 5).
Las mujeres son las más afectadas por la pobreza
En Latinoamérica y el Caribe, las mujeres no se han beneficiado de la reducción de la pobreza al mismo ritmo que los hombres.
Las desigualdades han afectado históricamente y de manera desproporcionada a las mujeres. De acuerdo al Panorama Social de América Latina 2015 publicado por CEPAL este año, la caída de los indicadores de pobreza registrados en la región entre 2010 y 2014 estuvo acompañada por un incremento del índice de feminidad de la pobreza. Esto quiere decir, que la reducción de pobreza y la indigencia entre las mujeres fue más lenta en comparación al ritmo de reducción de los mismos indicadores en el caso de los hombres. Como resultado, en 2014, existían en LAC 118 mujeres pobres por cada 100 hombres en la misma situación.
La brecha salarial continúa en aumento
Cada vez más mujeres acceden al mundo laboral, pero siguen ganando menos que los hombres.
Las desigualdades de género en LAC ocurren en un escenario de continua intensificación del aporte de las mujeres al desarrollo. De acuerdo con PNUD, entre 1993 y 2013, la reducción de las tasas de dependencia, derivadas de la mayor participación laboral de la mujer en la región contribuyó de manera significativa a mejorar los niveles de bienestar generando así mayores oportunidades de salida de la pobreza a varios hogares. Según este informe, para un conjunto de países de LAC, la participación laboral de las mujeres es mayor en comparación a países con similares tamaño de ingreso en el mundo.
Bolivia es uno de los países con mayor tasa de participación laboral de las mujeres. Al mismo tiempo, las brechas de género son persistentes: estimaciones para el año 2011 daban cuenta de que en áreas urbanas las mujeres ganaban 15% menos que los hombres. Asimismo, para el año 2012, se estimaba que el salario promedio por hora entre los hombres era entre 20% y 40% superior al de las mujeres.
Un estudio recientemente publicado por el Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza, analiza la contribución de la Inversión Pública en la Igualdad de Género en nueve gobernaciones y 339 municipios del país. Las conclusiones y recomendaciones apuntan a la necesidad de actuar a lo largo del ciclo de las políticas públicas a través de la incidencia en la priorización de la igualdad de género en las políticas y programas, y la consolidación del desarrollo de herramientas de formulación y monitoreo del gasto público a favor de la igualdad de género.
En Oxfam, creemos que la política fiscal puede ser un instrumento poderoso en la lucha contra las desigualdades en general, y contra las desigualdades de género en particular. Invitamos a los gobiernos y a la ciudadanía a impulsar más y mejor inversión para combatir las desigualdades.
Nota publicada en Oxfam, reproducida en PCNPost con autorización
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SOURCE: Oxfam
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