Por: Marcela McCausland Londoño – Macla.
Hola: El post de hoy comienza un poquito diferente, pero no podía dejar de saludarlos.
-Cu ¿Qué tal es este libro?
– No se hermanita, no es mío.
-¿De quién es?
-No sé, no lo había visto.
-Lleva como tres semanas en tu escritorio.
-Ni idea.
-¿Lo puedo coger?
-Sí.
Luego de dos días de haber trasladado el libro del escritorio de Cu, mi hermana menor, al mío, lo empecé a leer. Cuando conocí a Veronika a través de las páginas, creí que estaba inspirada en mí (Qué egocéntrica yo ¿Cierto?). Me sentí identificada con sus emociones e inseguridades. Con el agobio de haber vivido en una zona de confort nada confortable durante 20 años.
Veronika era una joven que intentó suicidarse. Tenía padres amorosos, un trabajo estable y era atractiva, sin embargo estaba desganada. Su vida era segura y aburrida. Había hecho lo necesario para satisfacer a sus papás. Fue buena estudiante, dejó las clases de piano –porque no iba a ser música según su madre–, estudió la carrera que le aconsejaron, se esforzó por tener una vida “promedio” sin nunca sobresalir en nada, ni llamar mucho la atención.
Tras haberlo pensado muy bien, Veronika se tomó un tarro de pastillas, cayó al suelo y despertó en la cama de un hospital psiquiátrico. El médico que la atiende, le dice que si bien lograron salvarla, en el proceso, su corazón dejó de funcionar de la forma en la que lo hacía. A Veronika no le queda más de una semana para vivir.
En este tiempo no tiene nada que perder, se va a morir en poco días y está rodeada de “locos”. Durante su estancia en el hospital, Veronika deja de restringir sus pensamientos, se deja llevar por sus sentimientos, se enamora por primera vez y vuelve a tocar el piano.
“–Por eso estaba llorando –dijo Veronika–. Cuando tomé las pastillas yo quería matar a alguien que detestaba. No sabía que existían, dentro de mí, otras Veronikas a las que yo sabría amar.”
Recuerdo que alguna vez estaba en el carro, en la esquina de la 51b con 80 haciendo el “pare” con mi mamá. No recuerdo de qué conversábamos antes, pero me dijo que pensara en la vida como una obra de teatro. Una en la cual tenemos la oportunidad de interpretar todos los papeles. Me explicaba que no había razón para conformarnos siendo el mismo personaje todo el tiempo. En ese momento no me quedó del todo claro, pero la idea permaneció en mi cabeza durante años.
El mensaje que les quiero dar hoy es que todos, al igual que el personaje del libro, tenemos varias “Veronikas” que posiblemente no conocemos. No hay ninguna circunstancia que deba impedirnos encontrarnos con estos personajes maravillosos que están dentro de nosotros, listos para salir. La vida es como una noche en el teatro
!Espero la disfruten al máximo!
Libro: Veronika decide morir, Paulo Coelho.
Créditos imagen página principal (Home):
Fotografía: Eliana Torregroza
Dirección de arte: Caroline Dahmen
Locación: Teatro Amira de la Rosa
Look:
Chaqueta: Adrissa Tallas Grandes
Vestido: Klaris
Bolso: Hue&Sat
Zapatos: Velez
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