Por: Tiago Carneiro Peixoto.
El uso de la tecnología para promover la participación ciudadana ha sido descrito como “la próxima novedad”, y se suele asociar con adjetivos como “disruptivo”, “transformacional” y “revolucionario”. Sin embargo, en contraste con la avalancha de blogs y mensajes a través de Twitter que elogian el papel de la tecnología en el fomento de Gobiernos más inteligentes y más participativos, uno encuentra escasos datos sobre los efectos de la tecnología en las prácticas de participación ciudadana.
Esperamos que el nuevo libro Civic Tech: Assesing Technology for the Public Good contribuya a resolver esta brecha de conocimientos. El texto incluye un En el estudio se analizan datos sobre el uso de 23 plataformas digitales diseñadas para aumentar la participación de los ciudadanos y mejorar la prestación de servicios. Los autores, que se centraron en 23 estudios empíricos de iniciativas en los países del Sur Global, destacan tanto el grado de adopción de los ciudadanos como el grado de respuesta de los proveedores de servicios públicos a las expresiones de la ciudadanía.
En la primera evaluación se analiza U-Report, una plataforma móvil en Uganda que permite encuestar semanalmente a un gran número de jóvenes ugandeses sobre varios temas, que abarcan desde el cambio climático al acceso a los servicios públicos. En la segunda evaluación se estudia con mayor detenimiento Maji Voice, una iniciativa a través de la cual los ciudadanos de Kenya comunican por múltiples vías sus reclamos a los proveedores de servicios de abastecimiento de agua.
En la tercera evaluación se examina la presupuestación participativa que se aplica en el estado brasileño de Rio Grande do Sul, y que constituye el principal sistema de presupuestación participativa en el mundo. Este mecanismo permite a los ciudadanos participar, ya sea en línea o fuera de línea, en la definición de las prioridades anuales del gasto estatal.
En cada capítulo, los autores están abriendo nuevos caminos, ya que existen pocos puntos de referencia disponibles para realizar comparaciones y saber qué tipos de métodos de participación pública producen determinados resultados. Si bien los casos analizados en el libro son únicos, los autores evalúan dos aspectos principales de la tecnología cívica. El primero se refiere a si
La segunda pregunta se refiere a la capacidad de respuesta del Gobierno.Pese a que la tecnología ha hecho más fácil la creación de vías para la participación ciudadana, poder responder es más difícil que nunca. Esto podría generar una falta de respuesta a la participación que no puede ser solucionada solo con la simple creación de más tecnologías cívicas. Se proporcionan en el libro algunas maneras posibles de abordar estas limitaciones.
Las metodologías que usan los autores para contestar esas preguntas son tan importantes como las preguntas en sí, y dichas metodologías pueden ser de especial interés para los investigadores y especialistas que evalúan los esfuerzos en materia de tecnología cívica.
En cada una de las evaluaciones de campo se adopta un enfoque multidisciplinario que guía las soluciones de compromiso de toda estrategia, llevando a cabo una metodología de análisis híbrida. Los diferentes capítulos del libro presentan diversas —que abarcan desde entrevistas cualitativas tradicionales a encuestas por Internet aleatorias y a través de dispositivos móviles— en que los datos pueden ser recopilados o analizados.
Si bien el libro no responde todas las preguntas relacionadas con el uso de la tecnología en los procesos de participación ciudadana, esperamos que la publicación sea un punto de partida útil tanto para los investigadores como para los especialistas en el campo de la tecnología cívica.
Lo invitamos a leer el libro y a compartir sus ideas en los comentarios más abajo. Ud. puede también sumarse a nosotros en línea o en persona el 7 de septiembre para debatir más sobre el tema de la tecnología cívica en el Sur Global.
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Nota publicada en Voces, Perspectivas del desarrollo del Banco Mundial, reproducida en PCNPost con autorización
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