Un abrazo

Por: Claude Bissot Verhulst.

De las numerosas manifestaciones de aprecio, de amistad y de fraternidad que existen en nuestras latitudes “el Abrazo” es sin lugar a duda lo mas emocionante.

Soy extranjero, europeo, por lo tanto cuando hace lustres llegue en tierra colombiana no conocía esta valiosa manifestación de transmisión de calor humano. Viví mi primera experiencia tan solo unos escasos días después de mi llegada cuando me encontré con personas que había conocido la semana anterior, con las cuales por lo cierto me había relacionado en casa de un compatriota instalado desde años en la región. Debo confesar que cuando uno tras el otro me abrazaron con la espontaneidad que caracteriza su tierra, me quede tieso, sorprendido, tal vez un poco desconfiado sobre sus preferencias genéricas. Sin embargo a medida que hacia nuevas amistades aprendí rápidamente a apreciar el abrazo a su justo valor y a practicarlo con gusto.

En mi vida profesional, como profesor de Expresión en el programa de Arquitectura, a los estudiantes recién ingresados les doy una tarea que consiste en construir una maqueta que representa un lugar que ellos estiman ideal para dar un sincero abrazo a una persona amiga. Es un ejercicio que me permite apreciar la capacidad que tiene cada estudiante para entender y transmitir sus sentimientos, sus emociones exteriorizando sus capacidades de fantasía, de atrevimiento y sobre todo de creatividad.

Como Artista Plástico enfoco conceptualmente el abrazo transportándolo en las aplicaciones de las áreas del conocimiento como lo son el Arte y la Arquitectura. En la exposición “La Poesía de los Materiales” que presento actualmente en nuestra Universidad, exhibo obras que son el producto conceptual del abrazo que se dan el Arte con la Arquitectura, es una oda a la sensibilidad transmitida por la textura de los materiales de construcción.

De la misma manera que las proporciones de una pared estremece la sensibilidad de un Arquitecto, la rugosidad de la piedra, el oxido del metal o el brillo de la cerámica rota transmiten sus vibraciones a mi alma. Grito de revancha del hierro olvidado, del desecho inutilizado, réquiem a la memoria del hormigón, de las piedras, de la arena o de la madera estigmatizada por el desgaste del tiempo, por la intemperie y la agresión del resplandor. Elementos olvidados, descartados, ignorados que resucitan y ganan un nuevo espacio en nuestra vida.

Un Abrazote a todos.


© Blogs Uninorte, 2015


 

 

 

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