El primer ministro griego, Alexis Tsipras, se sacó una carta bajo la manga al anunciar que someterá a referéndum el acuerdo sobre la deuda, sorprendiendo a su país y aumentando la presión sobre los acreedores, que buscan un entendimiento antes de la apertura de los mercados el lunes.
El anuncio, hecho en plena noche, hizo precipitarse a los más inquietos sobre los cajeros automáticos, mientras fuentes del Banco Central de Grecia aseguraron que la institución hacía “todo lo posible para asegurar que los distribuidores tengan suficientes billetes”.
Tsipras anunció a la 01H00 de la mañana en televisión este plebiscito para el 5 de julio, con el que los griegos deberán aceptar o rechazar la propuestas de los acreedores (UE, BCE, FMI), formuladas el viernes y ya rechazadas por Atenas.
La hora intempestiva en que anunció el referéndum podría no ser del todo improvisada, dado que los mercados ya estaban cerrados para el fin de semana. Ponía así en marcha una angustiosa cuenta atrás hasta la reapertura el lunes por la mañana.
Porque si nada avanza entre Atenas y sus acreedores en el Eurogrupo del sábado en Bruselas, los mercados financieros podrían volver a abrir en un desorden indescriptible, con la perspectiva de una suspensión de pagos de Grecia al FMI, incluso una salida del euro.
Antes del anuncio, era casi seguro que Atenas no tendría tiempo material para pagar los 1.500 millones de euros que debe reembolsar al FMI el martes, ya que un eventual acuerdo debería ser respaldado por los parlamentos griego y alemán.
Este estrecho plazo no tendría “ninguna consecuencia nefasta”, según un especialista de la deuda en Atenas, si se encontrara un acuerdo entretanto. En caso contrario, es difícil prever lo que puede ocurrir.
‘El futuro de mis hijos’:
Ante un cajero de Tesalónica, Maria Kalpakidou, de 42 años, admitía que iba a tratar de sacar “todo el dinero posible” para poder mantener en funcionamiento su tienda la semana que viene. “Si no tenemos un acuerdo antes del 4 (de julio), el sistema bancario se hundirá”, lamentaba.
Otros ciudadanos griegos mostraban su enfado: “Tsipras debe comportarse como un hombre, asumir sus responsabilidades. No puede jugar con el futuro de mis hijos. Que convoque elecciones, antes que un referéndum”, afirmaba, Vassileos, fisiólogo de 39 años.
La agencia de prensa semioficial ANA informaba de un aumento de la actividad en las gasolineras, que seguían suficientemente aprovisionadas al menos el sábado a mediodía.
El banco Alpha parecía haberse anticipado. En su sitio web figuraba el mensaje “trabajos de mantenimiento informático” que impedían las transacciones electrónicas entre el sábado a las 11H30 y el lunes a las 08H00 (hora local). No era así en el caso de sus tres grandes competidores.
Aunque Tsipras, contrariamente a algunos miembros de su partido y de su ejecutiva, no pidió el voto por el “no”, sí dejó clara su postura: “Os pido que decidáis si debemos aceptar un ultimátum exorbitante (…) Estoy seguro de que vuestra decisión hará honor a la Historia de nuestro país y enviará un mensaje de dignidad al mundo entero”.
Mientras los partidos de oposición han mostrado su total rechazo al plebiscito, la calle está dividida: según un sondeo, el 50,2% de los griegos estaban a favor de un acuerdo a cualquier precio, mientras que el 37,4% se mostraban favorables a la ruptura y un 12,4% seguían indecisos.
En 2011, otro primer ministro, el socialista Yorgos Papandreu, debió dimitir tras querer organizar una consulta similar sobre otro plan de austeridad.
El voto formal del parlamento a favor o en contra del referéndum se ha aplazado a medianoche, con el objetivo de dar tiempo a negociar a las partes en el Eurogrupo en la capital belga. (AFP)
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