Por: Carlos Velásquez Muñoz.
“Eres un trumpto”, le dice un compañero al otro. Esa es la palabra hoy de moda para hacer referencia a alguien imprudente, torpe en su forma de pensar, petulante en su actuar, ignorante y chauvinista.
Quien iba a creerlo, el mismo de: “you are fired”, con el ceño fruncido y la ceja levantada, es hoy la opción más considerada al interior de uno de los dos partidos más importantes del país que representa, como ellos autoproclaman, el ejemplo máximo del mundo libre.
Tengo un hermano que vivió 20 años en Estados Unidos, sus dos hijos son norteamericanos de nacimiento y siempre pregoné la idea de que no es dable confundir el pueblo norteamericano con sus dirigentes. Constatar la vida filantrópica enraizada en sus ciudadanos, las constantes movilizaciones de todo tipo de colectivos por causas diversas o las acampadas interminables frente a la Casa Blanca para reivindicar derechos y libertades, me hacían pensar que la gente de ese país es mucho más que sus menudos gobernantes.
Sin embargo constatar que existe un grueso sector de la población que apoya causas insoportables, como las del candidato Trump, francamente me ponen a pensar.
Por supuesto, sabemos que todo lo que Trump dice y hace constituye un libreto que sus asesores han diseñado para maximizar su figura polémica, rebelde y engreída, no obstante, algunos son capaces de discernir y entender el tinglado montado, pero muchos otros no, lo cual exacerba ideas patrioteras y xenófobas.
Me queda el consuelo y convencimiento de que Trump no va a ganar algo, creo que va a perder desde las primarias, pero en todo caso, si diera la sorpresa y siguiera su senda victoriosa, es poco probable que logre hacerle mella a la candidatura demócrata, representada por Hillary Clinton. Al margen de ello, como señalé, preocupa el eco que sus “tesis” han tenido en la sociedad norteamericana.
Algo está pasando. Los recientes casos de xenofobia, exceso y abuso policial contra afroamericanos y las propuestas normativas contra inmigrantes en varios estados se suman ahora al apoyo hacia candidatos del talante de Trump. Ojalá Estados Unidos se mire hacia adentro, se analice y siga el ejemplo que pregona a los cuatro vientos cuando va al exterior; en su histórica visita de restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, el Secretario de Estado John Kerry afirmó:
No hay nada que temer, serán muchos los beneficios de los que gozaremos cuando permitamos a nuestros ciudadanos conocerse mejor, visitarse con más frecuencia, realizar negocios de forma habitual, intercambiar ideas y aprender los unos de los otros.
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