Por: Carlos Mansilla.
Responsable de Acción Humanitaria y coordinador de seguridad para América Latina y Caribe
Allí, en medio del dolor y la desesperanza de haberlo perdido todo, cientos de voluntarias y voluntarios, rescatistas, especialistas en agua, saneamiento e higiene en situaciones de emergencia, profesionales de la salud, y equipos de grupos humanitarios de distintas organizaciones internacionales y nacionalidades, llegan motivados por un mismo propósito: salvar vidas. Es allí donde la labor de estos héroes y heroínasanónimos nos recuerdan la importancia de pensar en el prójimo, ayudarle y, por qué no, sacrificarnos por él.
Ser trabajadora o trabajador humanitario no es una profesión, responsabilidad o religión. Es un principio, un deseo de trabajar por los demás, de servir y luchar por la dignidad humana. Ser trabajador humanitario es la mayor expresión de solidaridad y ayuda hacia otras personas, la mayoría de las veces –por no decir todas las veces– absolutas desconocidas que, por un breve momento, se convierten en sus más fieles amigas, confidentes y cómplices.
Hoy he querido a través de estas pocas palabras felicitar y transmitir mi más sincero respeto y admiración a quienes lo dan todo por nada, o mejor aún, por una sonrisa, un gracias, una lágrima de felicidad. Oxfam
Nota publicada originalmente en OXFAM, reproducida en PCNPost con autorización.
SOURCE: Oxfam
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