Toronto salta al vacío para inaugurar sus Juegos Panamericanos

Artistas del Circo del Sol en la inauguración de los juegos Panamericanos Toronto 2015. Toronto, Ontario, julio 10,  2015.  AFP PHOTO/ GEOFF ROBINS

Artistas del Circo del Sol en la inauguración de los juegos Panamericanos Toronto 2015. Toronto, Ontario, julio 10, 2015. AFP PHOTO/ GEOFF ROBINS


Atardece en Toronto y la CN Tower, la que fue hasta 2010 la torre más alta del mundo, preside el relieve de la ciudad. A 356 metros de altura, sin embargo, hay movimiento.

De repente, el campeón olímpico canadiense Donovan Bailey salta en paracaídas para aterrizar con la llama olímpica. Van a comenzar los XVII Juegos Panamericanos.

La antorcha antes pasó por las manos de sus compañeros del mítico equipo del relevo 4×100 que se llevó el oro para Canadá en los Juegos Olímpicos de Atlanta-1996. Tanto el nuevo paso de testigo como el salto desde la torre fueron grabados previamente en un emotivo montaje con la narración de aquella carrera olímpica que no olvidan los canadienses.

Cuando Bailey, el hombre más rápido del mundo aquel año, se descolgó del techo hasta el escenario del Rogers Centre se reunió de nuevo con los cuatro compañeros con los que hizo historia para su país hace 19 años.

El primer salto oficial que se realiza desde la famosa CN Tower, que alcanza los 553 metros de alto, fue una de las sorpresas que emocionó a los 45.000 espectadores que llenaron las tribunas de este estadio cubierto en el corazón de Toronto.

En enero se agotaron las entradas para el último espectáculo salido de la chistera del Circo del Sol, uno de los grandes embajadores artísticos de Canadá que recorre el planeta desde 1984.

Con un viaje surrealista por el mundo de los sueños, el lado heroico del deporte y la multiculturalidad de esta ciudad que habla 140 idiomas diferentes comenzó este viernes el tercer mayor evento polideportivo del planeta, sólo por detrás de los Juegos Olímpicos y los Asiáticos.

No faltó la ágil explosión de colores en el escenario, los motivos tribales y el ambiente carnavalesco marca de la casa.

Después de recorrer 250 ciudades de los cinco continentes, el circo más famoso del mundo volvió a su país con un espectáculo que la directora ejecutiva del Circo, Yassmine Khall, había definido como “un proyecto igual a 20 años de vida”.

América baila:

Unos 625 artistas participaron de esta ensoñación fantástica que incluyó por primera vez dentro del show el desfile de los 6.000 atletas procedentes de 41 países que competirán en Toronto hasta el 26 de julio.

El paso de los atletas fue un recorrido musical desde la sureña Argentina hasta el Norte de la anfitriona Canadá por este continente que puede atravesarse bailando.

Con miembros de 50 nacionalidades en la compañía, el Circo del Sol y Toronto no podían encontrarse sin hacer referencia a la multiculturalidad que les distingue. Diferentes etnias, civilizaciones y culturas salieron a la pista circense en el corazón de una ciudad donde la mitad de sus habitantes nacieron fuera de Canadá.

En las tribunas, el público, que pagó entre 85 y 300 dólares estadounidenses, disfrutó del viaje alocado por el camino que lleva a cumplir los sueños, recorriendo las adversidades y la perseverancia que forjan el carácter de los deportistas, propuesto por la compañía nacida en Quebec hace 31 años.

Tras sus televisores, se estima que 380 millones de espectadores disfrutaron del espectáculo.

La última carrera de Nash:

Es un día de fiesta en el Rogers Centre, el estadio que acoge a los populares Toronto Blue Jays de las Ligas Mayores de béisbol, que para recibir a los primeros Panamericanos que alberga Toronto, y los terceros en Canadá, cambió los bateos por los coloridos movimientos de los artistas y las carreras por un viaje fantástico con paradas en diferentes momentos de la historia canadiense.

El Circo del Sol, que ya actuó ante la audiencia millonaria del Super Bowl (final de fútbol americano), lleva desde 2013 preparando este show que precisó de un casting especial para seleccionar a 115 niños y 50 bailarines de hip hop, además de la confección de 530 disfraces.

Tras 41 días de viaje entre Teotihuacán, en México, hasta el centro de Toronto, la llama panamericana llegó finalmente a las manos de Steve Nash, el jugador canadiense que militó 19 años en la NBA antes de retirarse en marzo.

El mítico armador salió corriendo del estadio y a través de un espectáculo de fuegos artificiales dejó oficialmente prendido el pebetero de los XVII Juegos Panamericanos.

Ahora tomarán el relevo las competiciones de los 36 deportes y 47 disciplinas que forman parte de los Juegos Panamericanos, una valiosa plataforma rumbo a los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro del año que viene.

Habrá que esperar hasta el domingo 26 para saber si la anfitriona Canadá logrará arrebatarle el segundo puesto a Cuba y a Brasil en el podio continental, donde reina históricamente la poderosa Estados Unidos.

Eso será a partir de este sábado. Esta noche Toronto está de fiesta. (AFP)


 

 

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