Tres tecnologías de energía renovable que no conocías

Por: Tom Sarrazin.

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En 1954, Bell Laboratories presentó las primeras células solares con eficiencia suficiente para poder usarse en la práctica. Los científicos del laboratorio estadounidense partieron de la idea de aprovechar el sol como fuente de energía y desarrollaron semiconductores de silicio que podían alimentar una pequeña radio.

Hoy en día, las placas solares son un fenómeno cada vez más común. Se encuentran montadas encima de edificios, como parte de sistemas de iluminación o abasteciendo teléfonos celulares en forma de cargadores. Una de las razones por qué se han vuelto tan populares es que, en sus 60 años de vida, han pasado del 6% al 45% de eficiencia. Es un aumento que está cambiando la matriz energética de muchos países en América Latina y el Caribe. ¿Pero cuál será la próxima tecnología que revolucionará el sector?


Esferas que concentran la energía del sol


Tal y como demuestra la evolución de las placas solares, muchas veces no se trata de encontrar una fuente de energía nueva, sino de aprovechar mejor algo que ya existe. Fue lo que hizo André Broessel. Un día el arquitecto alemán vió a su hija jugando con canicas y se dio cuenta de que las pequeñas esferas concentraban la luz como una lupa. Los rayos de sol entraban por un lado y quedaban proyectados en un punto focal al salir por el otro lado.

Broessel, a quien le habían pedido encontrar nuevas ideas para edificios más eficientes, terminó llevando a otro nivel el efecto que había observado en las canicas. Fabricó unas esferas de cristal enormes, colocó pequeñas placas solares detrás, donde la luz se concentraba, y diseñó un sistema de rastreo para que las placas siguieran el recorrido del sol durante el día.

Con una eficiencia energética 70% mayor que la de los paneles fotovoltaicos tradicionales, las esferas del arquitecto ofrecen grandes posibilidades ya que podrían integrarse en las fachadas de edificios para abastecerlos de forma descentralizada. Los primeros prototipos del proyecto se han instalado en Barcelona y, en noches despejadas, hasta son capaces de captar la luz de la luna.

Turbinas que flotan en las alturas

Hay mucha competencia entre los productores de generadores eólicos para construir torres cada vez más altas. Saben que cuanto más miden, más energía generan. Una compañía del estado norteamericano de Massachusetts, sin embargo, ha decidido seguir otro camino. En vez de construir torres, produce aerogeneradores que flotan en el aire como globos.

La tecnología, bautizada BAT (por las siglas en inglés de Buoyant Airborne Turbine), se basa en una especie de dirigible hueco que lleva una turbina en su interior. La estructura se infla de helio y se lanza al aire hasta alcanzar una altura máxima de 600 metros. En comparación, el molino más alto del mundo solo mide 220 metros.

Por la diferencia de altura, las turbinas BAT pueden aprovechar una densidad de potencia hasta ocho veces mayor que la de las torres tradicionales y generan hasta dos veces la energía de aerogeneradores comparables armados en torres.

Otro beneficio fundamental de las novedosas turbinas es que reducen los costos logísticos y de instalación al usar componentes fácilmente armables y desarmables que caben dentro de contenedores convencionales. Así incluso se pueden llevar a lugares remotos y de difícil acceso para la maquinaria pesada.

Esporas sensibles a la evaporación de agua

En 2015, investigadores de la Universidad de Columbia de Estados Unidos presentaron un nuevo concepto de generación eléctrica a base de la evaporación de agua. En concreto, aprovecharon una característica peculiar de unas esporas microscópicas que se expanden cuando entran en contacto con agua y se contraen en ambientes secos.

Aplicadas a tiras de plástico, las esporas se comportan como músculos que pueden llegar a levantar pequeños pesos. Utilizando ese efecto, los científicos colocaron las tiras alrededor de una rueda y consiguieron impulsar un pequeño carrito modulando la humedad de las esporas en distintas partes de la rueda.

Es una tecnología que todavía está en su infancia y es posible que nunca salga del laboratorio. Sin embargo, muestra algo importante: aún hay fuerzas naturales que no se han explorado para la generación eléctrica. Tal vez la próxima revolución energética venga de un fenómeno tan corriente como la evaporación de agua.


Tom Sarrazin es consultor de comunicación en el BID, donde sus responsabilidades abarcan desde las redes sociales y la narración hasta los mensajes audiovisuales, la estrategia de marca y las publicaciones.


Nota publicada en el blog “Negocios sostenibles” de la Corporación Interamericana de Inversiones-CII (Miembro del Grupo BID), reproducido en PCNPost con autorización.


Fotos: Architizer / Altaeros Energies – National Science Foundation / Vozpopuli


 

SOURCE: Corporación Interamericana de Inversiones-CII

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