En un camerino del Pequeño Teatro, una sala emblemática en el centro de Medellín, actores colombianos se preparan, con gemidos y un guión digno de una película porno, para su próxima presentación: títeres para adultos donde todas las fantasías valen.
El espectáculo, “Títeres porno: una experiencia artística con escenas de sexo explícito”, busca recrear con marionetas situaciones eróticas “subidas de tono”, según explicó a la AFP una de sus creadoras, María Zulima Ochoa.
La obra plantea desde relaciones homosexuales, sexo con animales, stripteases e intimidad entre dos primos, hasta un compendio de consejos sexuales de una empleada doméstica a su patrona.
“Es una parodia absoluta”, dijo Ochoa, que además de directora de la compañía es una de las actrices que manipula marionetas en el show.
Los muñecos de espuma, de unos 50 cm de alto, buscan ser lo más realistas posibles, pero con la exageración propia de la parodia. “Por ejemplo, los penes son gigantes. Y como aquí hay mucha silicona y muchas nalgas postizas, entonces se buscó mostrar eso también”, contó Ochoa.
Erecciones, orgasmos y gritos de placer: la obra no escatima detalles para regodearse, durante una hora, en el sexo y sus muchas variantes. “Era casi tan real que uno alcanza a excitarse un poco”, confesó a la AFP Estella Agudelo, una veinteañera que esta semana presenció el espectáculo junto a otras 50 personas.
Esa noche, entre exclamaciones, risitas y sonrisas, el público siguió las andanzas amatorias de las marionetas sin resquemores. Pero no siempre ha sido así.
“Hay gente que se muere de la risa, pero hay gente que se sale de la función”, dijo Ochoa. “Incluso, cuando estrenamos la obra en 2008, hubo llamadas con quejas de que fuéramos a hacer algo tan escandaloso”, añadió.
Unas 15.000 personas vieron la obra hasta ahora en Medellín, Bogotá y Cali, principales ciudades de Colombia, pero también en festivales internacionales, desde Nueva Zelanda hasta Eslovenia y Cuba. Para septiembre, la compañía prevé presentarse en Miami.
Pero aunque el objetivo es entretener, “implícitamente hay un mensaje de tolerencia hacia la diversidad sexual” y, sin ánimo de ser moralistas, de educación, agregó Ochoa, poniendo como ejemplo el uso del condón por parte de las marionetas, que obviamente se desnudan ante el público.
La propuesta se gestó en 2008 con la fundación de “Adentro Producciones”, una compañía artística conformada por un grupo de actores y actrices profesionales que buscaban abordar la sexualidad desde un concepto de entretenimiento cultural tolerante e inclusivo.
La obra, una creación colectiva de Ochoa y sus colegas Girleny Patricia Carvajal, Maribell Arango, Jhon Viana y Carlos Pérez, nació inspirada en los títeres eróticos del grupo argentino “69 a la cabeza”, que desde el teatro alternativo propone “una orgía inimaginada”. (AFP)
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